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Mis Discos: Juan Pablo Abalo

Mis Discos: Juan Pablo Abalo

Uno de los mejores discos que dejó 2014 en Chile fue Como un animal. Nueve baladas de amor y misterio. Juan Pablo Abalo, sin embargo, tiene un currículum bastante más largo que esas nueve baladas. Estudió batería y percusión clásica, pasó por el Conservatorio de la Universidad de Chile y luego se trasladó a París y Buenos Aires. Ha compuesto obras sinfónicas, de cámara y electroacústicas y una opereta audiovisual llamada El Participante. También grabó los discos Siete canciones (2011) y Canciones de misa (2012), hizo los arreglos para el Fuera de Campo de Dënver y presentó una reinterpretación del Preludio a la Siesta de un Fauno de Claude Debussy.

Mientras se apresta para debutar con Los Días Contados, la banda que acaba de formar junto a Carlos Reinoso (Mostro) y Luis Felipe Saavedra (The Ganjas, Mota), acá presenta sus discos más queridos: “Si se tratara de canciones sueltas, bastante más fácil sería esta misión. Sin embargo, y pese a la naturaleza dispar de un disco, lo hice bajo la premisa de la íntima y muy sensible cercanía que siento con ellos, una suerte de complicidad especial”, advierte.

MIGUEL BOSÉ – LABERINTO

Es un disco al que, por distintas razones, vuelvo una y otra vez con el mayor de los gustos. Me siento cómodo escuchándolo, me es cercano, las letras están muy equilibradas entre lo frívolo y lo existencial y tiene esa enorme virtud de sonar un poco sin época, o más allá de la suya al menos, los noventas. Es un disco que me habría gustado hacer.

MARVIN GAYE – WHAT’S GOING ON

De este disco se aprende mucho, la contención rítmica, por lo pronto. Uno diría que es un disco con toda la onda del mundo y, al mismo tiempo, muy sobrio. Ahí está contenida toda la identidad musical afroamericana, una de las que más ha aportado a la música del siglo XX.

ANGELO BADALAMENTI – MUSIC FROM TWIN PEAKS

Me fascina ese estado como de vigilia que tiene el disco completo. Me acuerdo cuando vi la serie en Canal 13  y, por mi naturaleza poco resistente a la noche, yo mismo entraba a ese estado de vigilia entre acá y allá, todo mientras sonaba Badalamenti, las plumillas de la batería o la voz de Julee Cruise cantando esas maravillosas baladas.

SCOTT WALKER – SCOTT 4

Las canciones y la voz de Walker están llenas de un sentimiento de valentía, virilidad, coraje. Para qué hablar del trabajo orquestal, muy jugado y sensible.

GLENN GOULD – VARIACIONES GOLDBERG

También habría elegido su disco con obras de Gibbons y Byrd, sin embargo, sus Variaciones Goldberg (las de 1981) dan con una introspección musical que no se encuentra así como así. Ya las primeras notas le dicen a uno: “Tome asiento, cierre la boca y escuche con atención”.

VIOLETA PARRA – COMPOSICIONES PARA GUITARRA

Como decía Nicanor, acá ya es un asunto mayor de la obra de Violeta. Yo también lo creo, suenan siglos de música ahí. Los guitarroneros, las partitas de Bach, música para niños, tonadas, juglares del Medioevo y para más remate, suena lo que iba a sonar después.

MILES DAVIS – KIND OF BLUE

Le tengo infinito cariño a este disco. Lo toqué mucho en mis tiempos de aprendizaje baterístico y si aprendes a tocar melódicamente la batería, aprendes a escuchar, aprendes todo en verdad. Además, el cómo fue grabado es la prueba de que la música viene del más allá.

ELVIS PRESLEY – BLUE HAWAII

Es un disco sintonizado por completo con las alegrías de la vida. Tiene un ánimo tan bueno, de tarde y mar, de borrachera operativa y alegre, de amor de verano. Las canciones son fantásticas y los coros más aún. Además ese color de marimba lo hace muy placentero. Y lo más importante: está “Can’t help falling in love”, para mí, una de las mejores canciones jamás compuestas.

VIRUS – SUPERFICIES DE PLACER

Va a sonar terrible decirlo, pero la seducción de este disco es tan atrayente que no hay nada que hacerle, solo seguir escuchándolo toda la vida. Es un disco de personalidad inigualable, lleno de sutilezas, un disco de alta costura.

CHET BAKER – LET’S GET LOST

Es a la música lo que los Ensayos de Michel de Montaigne a la literatura. Parece haber una sabiduría oculta. Terapéutico en el mejor de los sentidos, te puedes replantear a ti mismo desde ahí todas las veces que sea necesario.