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Memoria POTQ: Congregación

Memoria POTQ: Congregación

Agitado puede ser un buen adjetivo para 1972. Fue el año en que Miriam Makeba se llevó las pifias del Festival de Viña del Mar, el año en que Aldo Francia estrenó Ya no basta con rezar, el año en que los camioneros paralizaron, el año en que el presidente Allende incorporó al general Prats a su gabinete y el año en que Quilapayún respondió a las marchas y cacerolazos de la oposición con el single ‘Las Ollitas’.

Fue un año agitado y fértil para las canciones contingentes, pero también fue el año en que Machitún, una filial de la nacionalizada IRT, publicó Congregación viene, un disco que podría figurar en un diccionario de antónimos para palabras como agitado y contingente. Ese LP es el único documento que da cuenta de la existencia de un grupo llamado Congregación, liderado por Antonio Smith y conformado por Alejandro Cordero, Carlos Vittini, Alberto Prada y Rodrigo Villaseca, al cual podían sumarse invitados ocasionales como Gabriel Parra, el baterista de Los Jaivas. Fue una experiencia fugaz, porque cuando se preparaba otro disco que se llamaría Hijo de las estrellas, el golpe de Estado desintegró la formación y Antonio Smith partió a Argentina, donde continúa establecido.

Todo se había iniciado en 1970 en una comunidad de artesanos de la calle Domingo Calderón Molina, en la comuna de La Reina, según consigna David Ponce en Prueba de sonido (2008). El cerebro era Antonio Smith, quien había dejado su casa de Valparaíso a los 16 años, se había formado como músico docto y había sido atrapado por el folclor y el rock. “Pero mis búsquedas en esa corriente no las pude volcar en Congregación, pues no hubo tiempo, ni medios ni gente, de modo que en un par de mañanas y noches se hizo ese disco, quedando canciones folk con base eléctrica”, relató a Mus hace años, en la primera entrevista que dio a un medio chileno, luego de su virtual desaparición. “En esos días la gente se estaba yendo y me había quedado solo, sin baterista. El bajista fue remplazado en horas y sólo quedaba hacer algo con cosas acústicas, todo muy rápido. Hubo muchas contras. Desde la IRT había gente que a la que no le parecía que esa música fuera conveniente, por eso nos daban retazos sobrantes de horas en el estudio y se hacía de milagro (…) nada sonaba ni funcionaba para un sonido normal, una grabación apropiada. El resultado me parecía como tocar en una radio AM en un programa con una toma de un solo micrófono”, relataba en ese entonces.

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Congregación viene…, por tanto, es un registro fallido, apenas un vestigio de una banda que implicaba mucho más que ensayar, tocar y grabar. “No era solo música. Antonio nos sugirió seguir un camino de pureza, dejar el trago y la marihuana y abocarnos a un trabajo musical y de pensamiento, sin compromiso político ni ideológico. En todas las canciones hay una reflexión, un cuestionarse la vida”, dijo el flautista y percusionista Carlos Vittini en el mismo Prueba de sonido. Ahí están las canciones para confirmarlo: ‘Estrecha a tu hermano’ es un título elocuente para una canción pastoril, evocadora, en la que Antonio Smith entona versos como “ve a compartir / comparte tu vida”. ‘Síntesis de la existencia’ es reflexiva al punto de hablar de “la búsqueda de lo impersonal”, mientras que ‘El dulce espíritu de la soledad, ama la muerte hermano’ es derechamente mística: “Vengo de hace mucho antes que naciera el tiempo y aún estoy sin verme nacer”, es apenas una de sus líneas.

Quizás la más representativa de las canciones de Congregación sea ‘Atrapados por un pensamiento’, que declara que “ya no está Jesús, Marx ni Lenin”, pero en realidad apunta a un sentido más profundo: “Luego  tú me dices: soy la libertad / solo son palabras, ven conmigo a volar / luego yo te digo: ya es un pensar”, concluye la voz aguda, casi andrógina de Antonio Smith.

Las calles hervían en 1972, pero Congregación estaba cantando desde otro lugar, alejado, ajeno a la dicotomía que se abría por todas partes. Estaban lejos de alinearse con cualquiera de las doctrinas que se disputaban el país y por eso es representativa la carátula de su único disco: no solo es una vista lejana de Chile, sino una mirada distante del planeta completo, semioscurecido y suspendido en el vacío. Más pedestre, pero igual de significativa, es la anécdota según la cual Antonio Smith participó también del Festival de Viña de ese año con la canción ‘Y regresarás a tu cuarto’. Su mayor éxito fue no pasar desapercibido: “La crítica lo trató de tenorino con matices de homosexual”, recuerda Vittini en Prueba de sonido, dando cuenta de la incomprensión que podía generar una banda como Congregación. Acaso por eso estas canciones siguen siendo cautivadoras: porque nunca terminan de comprenderse realmente.