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Prince, la videografía

Prince, la videografía

TAFKPA, Camille, Jamie Starr, Skipper, Purple Yoda, The Purple One, El artista. Prince Rogers dejó sorpresivamente nuestro mundo con sólo 57 años de edad y una carrera llena de riesgos, luchas, declaraciones y conflictos. El músico que le dio vida a ese híbrido entre el funk, el R&B, el pop y el new wave –que muchos se atrevieron a llamar como Minneapolis sound– ya no está entre nosotros, respirando como los mortales, pero por suerte el legado es infinito. Y entre la larga lista de premios, canciones, colaboraciones y trajes, también tenemos sus videos, que muchas veces rompieron el esquema de lo típico y fueron un paso más adelante, como el mismo estadounidense lo hizo en cada peldaño de su viaje musical.

Para entender al arreglista hay que creer en la honestidad que ofrece, esa que lo acompaña desde su nacimiento en una casa de músicos de jazz que durante su primera infancia fue abandonada por su padre, quien deja como principal legado un piano en el desván del cual Prince se apoderó sin miedo. De ahí en adelante todo fue cosa de tiempo, hasta 1978 cuando For You llega compuesto íntegramente por él, donde además destaca por ser el responsable del sonido de los más de diez instrumentos que se escuchan en la grabación.

De aquellos tiempos, que fueron sucedidos por el disco homónimo de 1979, existen los registros iniciales de la estética que el cantante proponía mediante su hit, ‘I Wanna Be Your Lover’. Primer videoclip, un cuello en v que llegaba hasta su ombligo, y distintas tomas que demostraban la virtuosidad del hombre con el instrumento que tuviese enfrente, aunque anduviera con botas de tacón.


Desde que explotó aquel hit, la carrera de Prince se llenó de fanáticos y de detractores, esos que no lograban entender muy bien qué pasaba por la mente de este artista que no era ni tan afroamericano ni tan blanco, ni tan hombre ni tan mujer. Y luego de sembrar más dudas con su disco Dirty Mind, llegó el turno de Controversy, donde la sexualidad pasó a segunda plana en el discurso del cantante, que se centró en los problemas sociales en canciones como ‘Talk To Russia’, pero sin duda, el caballo de batalla de esta placa es el track que lo titula.

¿Crees en dios? ¿crees en mí? ¿te drogas? ¿tu papá llora? ¿soy heterosexual? son algunas de las dudas que el público tenía sobre Prince, a las que respondió con este video en el que deja claro que para él lo ideal hubiese sido que no habláramos de negros ni blancos y que simplemente nos desnudamos en un mundo sin reglas. ¡Controversia ochentera!


Un poco más desprendido de los tópicos banales de la industria y los conservadores se mostró The Purple One cuando ‘1999’ invadió 1982. Brillante abrigo púrpura, dos coristas que se pasan de cariñosas -cuando el cantante ya había abanderado al lesbianismo como uno de sus pilares de concientización- y la clásica puesta en vivo deja el video que termina por consagrar entre el público blanco a Prince, quien invita con su frondosa cabellera a celebrar como si fuese el fin del milenio.


Dos años más tarde, ‘When Doves Cry’ se transforma en el primer clip dirigido por el mismo cantante. Nos alejamos del escenario y la banda para pasar a un verdadero relato de pasión y desamor donde la violencia familiar y la desesperación del norteamericano son el eje. Sombreros para todos, delicadeza en cada movimiento y trajes de dos piezas para toda su banda que concluye la novata experiencia visual del artista.

De esa primera experiencia mucho pudo aprender Prince, quien meses más tarde se encontraba en el top de la taquilla con su película Purple Rain, de la que se desprende uno de los temas más recordados. El video es un vivo que terminó por vincular los atuendos exagerados con el artista, que en cada presentación mostraba preocupación por su tenida y cómo co-existía su apariencia con el mensaje que intentaba transmitir. Es este mismo look que se tomó la portada del disco junto a The Revolution, y que al igual que el hombre que sale en el clip, nos deja asintiendo con aprobación mientras el músico termina su interpretación.

Cuando el mundo parecía un poco más cómodo con la irreverencia, Prince le da una vuelta a su carrera y presenta su transición mediante Around the World in a Day, placa que se llenó de psicodelia y sonidos árabes que descolocan a su compañía y seguidores. ‘Raspberry Beret’ es uno de los clips de este disco que no planeaba traer acompañamiento visual, pero que queda como registro de otra cara del artista que comenzaba a desprenderse de los rizos y se introducía en las apuestas que la tecnología permitía por aquellos días en 1985, tiempos en los que se dispuso a armar un complejo audiovisual en su natal Minneapolis.


¿Los petos son para mujeres? No para él, que baila mientras Wendy Melvoin se sienta con un traje de dos piezas a tocar la guitarra. Otro de los éxitos más recordados de El Enano de Minneapolis, quien sin miedo se delinea los ojos y se pasea sin polera en una sencilla escenografía, que mantiene la esencia del artista de profunda mirada, que se lleva uno que otro close up en esta pasada.


Cuando ‘Batdance’ llegó, el músico ya tenía en su bolsillo el perfecto Sing ‘O’ the Times y una fallida segunda película, historia muy distinta a Batman, cinta de la que fue responsable de hacer el soundtrack. Se vistió de villano, transformó al héroe en un dios del baile y grabó este clip que mantiene la onda de Burton en cada toma.

Parado frente a un espejo escribió esta canción que desató otro de los videos más populares del músico que grita noventas en cada tiro de cámara. De tacones y camisa, tocando la guitarra sobre el piano mientras seduce a la corista o bailarín que se le cruce. Una vez más, Prince se lleva el premio a la sensualidad ganando con ventaja.

Lados b, inéditos, compilaciones y colaboraciones repletaron los noventas para el oriundo del país del norte, que dejó constancia de su evolución en más de algún video que no está en internet -sabemos de la costante lucha que tuvo contra las plataformas digitales- pero que viven en el recuerdo, como es el caso de ‘Love Sign’, dirigido por el rapero Ice Cube y una serie de clips que el mismo cantante produjo y filmó bajo seudónimos como Azi Fuekare y O(+>).

La última década para el cantante tuvo altos y bajos y sus videos lo representaron: ‘Flury‘ pretendía volver al vivo de sus clips clásicos, mientras que ‘Te Amo Corazón‘ llegaba como una apuesta difícil de digerir, dirigida por la misma Salma Hayek. Siempre manteniendo el dramatismo de la conquista.

Como uno de sus últimos trabajos visuales llega ‘Breakfast Can Wait’, una balada R&B protagonizada por el baile pero de gente bastante más joven que el intérprete, quien prestó su identidad por unos minutos para que una mujer se apropiara de esa característica cabellera. Un registro que logra demostrar que las corrientes visuales que van marcando las tendencias no se le pasaban a Prince, mucho menos las musicales. Su sonido, y por efecto directo, sus videos en los que siempre se mostró involucrado, son el retrato de esta carrera que contempla más de cien obras visuales en versiones en vivo, para Europa, censurados, para Asia, con él como director, con él como actor, con él como productor y hasta maquillador.

Imposible ser justos con alguien que tiene para todos los gustos y que hoy se despide de su cuerpo pero saluda la grandeza de la eternidad musical.