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SXSW: Cómo es ser mujer en el periodismo de rap

SXSW: Cómo es ser mujer en el periodismo de rap

Una de las conferencias más atractivas de SXSW, tanto por la actualidad del tema como por el panel que lo exponía, fue Ladies First: How To Be A Woman In Rap Journalism. Sowmya Krishnamurthy (MTV, NY Magazine, Rolling Stone, NPR, Vibe, CNN, E!) fue la moderadora y la acompañaron Nadeska Alexis (MTV News), Kathy Iandoli (i-D, Billboard, MTV, NPR, The Village Voice, Vibe, Vice) y Georgette Cline (VIBE, Complex, GIANT, Rap-Up!, AOL Music, The Boom Box).

Durante esta sesión, cada una de las periodistas explicó cómo llegó a su posición laboral actual, sin dejar de lado todo lo que vieron en ese camino, tanto en la relación con sus pares, como también en la relación con los músicos y su visión sobre la cobertura de la prensa con las músicas.

El mundo del rap en Estados Unidos es infinitamente más grande que en Chile. Hay mucha música, mercado, crítica, debate, historias y publicaciones regulares. Y dentro de este mundo, en cuanto a sus vivencias, todas partían de la base de que el trabajo muchas veces se hace el doble de duro. En primer lugar, porque tus conocimientos son constantemente puestos a prueba, tanto por periodistas, como por músicos. También, contaban sobre ocasiones en que estaban completamente seguras de ser merecedoras de desarrollar esa gran historia que propusieron en la pauta pero, finalmente, el editor se la enganchaba a otro del equipo “porque era un tipo muy fan y con un gran corazón”.

También comentaron lo importante que es entrar en esta profesión teniendo la certeza de que es una de las menos glamurosas del mundo. “No estás en este trabajo para que los músicos te inviten a fumar hierba con ellos o para que te lleven a fiestas. Estás acá para contar historias y si no lo entiendes, no vas a prosperar”.

Uno de los días más lluviosos en la semana de SXSW, estaba sola en uno de los escenarios, esperando a que comenzara un concierto. Era la una de la madrugada. Se me acercó un gringo rosadito y se ofreció a comprarme un vaso de lo que yo quisiera. Le dije que no y le agradecí. Empezó a conversar y me preguntó qué es lo que hacía. Cuando le conté, me dijo “¡eso es muy difícil!” y yo le pregunté por qué, pensando en que quizás estaba siendo irónico. “Porque cuando yo estoy borracho, tú tienes que pensar y escribir”, me dijo. Nunca lo vi de esa manera, pero gracias, Johnny (digámosle Johnny). Eso, es algo similar a lo que las chicas contaban durante la conferencia. Es divertido sí, pero no es una fiesta. Es un trabajo.

También se refirieron al pudor que les daba ver cómo llegaban chicas jóvenes como internas a las redacciones, vestidas y con la actitud de estar asistiendo a las fiestas de los MTV Awards. Sin ideas, pero con muchas ganas de conocer gente. Pudor, porque sabían que “apenas salieran por la puerta, los editores -y en otras ocasiones los músicos- jamás las iban a tomar en serio”. El problema no es usar la ropa que se quiera, sino usarla para llamar la atención, respondiendo a lógicas machistas.

“¿Hay veces en que tienes que ser más dura y hasta cortante para que te respeten? Sí. Y también estudiar más”. La teoría del panel era que tu trabajo debía hablar por ti. Que era la única forma en que pudieras seguir contando las historias que querías contar. No eres una groupie. Eres periodista.

El sexismo se combate con conocimiento. Se combate con entendimiento y siendo capaz de levantarte en contra de él, pero demostrando que tienes las mismas buenas razones para estar ahí, si es que no mejores. En cualquier industria en la que estés, tienes que estar informado, especialmente en la música. Desde una perspectiva del periodismo, porque es desde la que mejor puedo hablar, probar que conoces el contenido, al artista, la industria igual o mejor que el tipo del lado, eso te ayuda a combatir el sexismo porque, al final del día, te conviertes en una fuerza innegable”, declaró en una conversación que tuvimos con Kathy Iandoli, luego de la conferencia. “Se trata de saber más que el del lado y de hacer que tu posición, que tu lugar, sea completamente innegable”.

Pensando en la prensa, en el tratamiento de información que se le da a las artistas mujeres, Sowmya es muy clara. “En el hip hop las mujeres tienen que probarse constantemente a sí mismas, tienen que trabajar el doble de duro y he notado, a menudo, que para los editores o escritores, las historias sobre las músicas tienden a ser sobre cómo se ven o con quién están saliendo. Por ejemplo con Nicky Minaj o Iggy Azalea, muchas veces no hablarán sobre su música, sino sobre todo lo demás excepto la música: cómo se ven, hacen juicios sobre sus cuerpos, con quién están saliendo y con los hombres tú no ves eso. Creo que eso es parte de una cultura más grande, la de las celebridades. Es muy diferente cómo se retrata a Jennifer Aniston, a cómo se habla de Brad Pitt. Cuando se trata de los hombres, siempre está relacionado con lo talentosos que son, con las metas que han cumplido, pero con las mujeres se trata de ¿qué tienes puesto?”.

Para la periodista, la dirección de la prensa musical debe cambiar, en primer lugar, con nosotras. “Cambia con mujeres que cuentan historias. Creo que parte de nosotras dirigir la conversación hacia el siguiente nivel. Si entrevisto a Nicky Minaj, no quiero tener una conversación de diez minutos sobre su maquillaje o su pelo. Quiero saber más sobre la mujer detrás de todo eso. Así que creo que tiene que ver con que las mujeres logremos contar esas historias. Nosotras tenemos que cambiar la conversación y la narrativa”, explica.

Dentro de su experiencia, ambas periodistas pueden detectar fácilmente historias de sexismo para con las artistas. En el caso de Sowmya, menciona a Iggy Azalea. “Durante el último año, ella ha recibido mucho por parte de los medios. Mucho escrutinio público. Por lo que dice en Twitter, por lo que la gente piensa de sus intenciones, de si es tan verdadero su compromiso con el hip hop. Ella ha recibido mucho este último año y llegó a un punto en que dejó las redes sociales, cerró su cuenta de Twitter porque sentía mucha negatividad apuntando hacia ella. Creo que si ella fuera un hombre no estaríamos teniendo la misma conversación. Las expectativas y exigencias hacia las mujeres son muy diferentes. Y si Iggy Azalea fuera un hombre, creo que la crítica no sería tan fuerte como es en la realidad”.

Por otra parte, Kathy Iandoli, recuerda a Keri Hilson. “En una entrevista me contó que cuando estaba grabando un álbum, ella evitaba irse del estudio después de las dos de la mañana, porque las chicas que se quedan hasta tarde en el estudio, se ganan una reputación. ‘Trato de no estar tanto en el estudio, hasta tan tarde, trato de evitar situaciones como estar sola con un hombre durante mucho tiempo, porque si no, la gente comienza a hablar’, me decía”.

El mundo del periodismo de rap, al parecer, no dista tanto del de los otros géneros, finalmente. En Chile también tenemos expresiones de sexismo en los pocos medios especializados que existen y han existido. Los periodistas siguen alabando la imagen de las músicas en más párrafos que su calidad musical (si es que las incluyen en las pautas); los editores y directores siguen prefiriendo el prototipo de belleza tradicional para llenar portadas, en lugar de compositoras talentosas; los periodistas siguen intentando probar a sus pares mujeres con conocimiento de datos, como si esto fuera Quién Quiere Ser Millonario, sin darse cuenta que la Wikipedia ya existe y que, actualmente, prevalece el análisis.

También el público tiene culpas, por ejemplo, cuando piensan que una mujer está en una banda como un adorno, como una muñeca inflable, sin saber que en realidad, compone maravillas. Finalmente, las mujeres periodistas también tenemos la culpa: aguantamos calladas por miedo al aislamiento o a perder un trabajo y seguimos reproduciendo estereotipos y estructuras en medios añejos, llenos de ideas preconcebidas y machistas, en vez de salir y atrevernos a generar los propios, a elevar el nivel de las historias.