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Alex Anwandter: no hay límites

Alex Anwandter: no hay límites

Es imposible no relacionar el nombre de Alex Anwandter con su ex banda, Teleradio Donoso. Aclamados por la crítica y el público, los músicos pusieron fin a su relación laboral el año pasado, dejando varios corazones rotos en el proceso. Hoy, su antiguo vocalista está listo para dar el salto a un viaje en solitario muy distinto a lo que hacía en su proyecto anterior. Independiente de cómo sea recibido, él está contento con su nueva propuesta. Y se le nota.

Se rumorea que a este músico no le gustan las entrevistas. “No es que no me gusten, es que me parece de mala educación hablar tanto de mí y no preguntar algo de vuelta”, dice, riendo ante esta acotación. A diferencia de otros artistas, él no se explaya si siente que no quiere hacerlo. Ante algún tema sobre el que no desse elaborar, no le importa responder un ‘No’ a secas. En el papel esto puede sonar un tanto desagradable, pero no resulta de esa forma; es amable, y la conversación -a pesar de todo- resulta fluida.

Su proyecto solista nace bajo el nombre de Odisea. “Por un lado, mi nombre no es muy sencillo y siento que la música que hago no soy yo. Hay una diferencia grande entre decir ‘me encanta o me carga Odisea’, a decir ‘Alex Anwandter es pésimo’. Es una distancia sana que pongo con mi trabajo. Por otra parte, empecé a hacer canciones que terminaron en este disco, y las puse en una carpeta que se llamaba así. No lo pensé, siempre se llamó Odisea”.

Hace un año, más o menos, nacieron los tracks que forman este LP. Esta vez, nos encontramos con una producción enfocada directamente en hacer bailar a quiénes lo escuchen. Si hubiese que enmarcarla dentro de un sólo estilo musical, nos veríamos complicados: hay algunos temas muy electrónicos, subrayados por un pop de antaño, influencias soul e incluso algo de funk. “Nunca me ha gustado ser dogmático ni auto limitarme en pro de tener un estilo definido, siempre he estado en contra de eso. No es como planear usar sólo una trutruca y cornos franceses para ser demasiado original. Prefiero ocupar todo lo que se dé”, dice Alex sobre la línea que sigue Odisea.  “Hace un par de años, me fui inclinando hacia la música más bailable, fue algo bien natural. Escuché mucho house, un poco de techno también. Lo que sí pasó, fue que dejé de consumir otros estilos. Me parece que no indago en el rock hace bastante tiempo. Quizás estoy tomando decisiones poco comerciales, en el sentido de que estoy haciendo la música que me nace sin pensar en si voy a vender más o menos copias”, añade sobre sus influencias actuales.

El sencillo que promociona este trabajo es ‘Cabros’, que estuvo dando vueltas por la web unas semanas antes de que su álbum saliera oficialmente. Comparada con las otras canciones que completan el tracklist, es mucho más pop y, aunque igualmente lleva tintes electrónicos, lo hace de una forma más sutil que sus demás temas. “‘Cabros’ es más transversal, un poco más amigable. Creo que es una transición más fácil desde lo anterior hasta lo actual”. Originalmente, Alex había elegido otro corte, “‘Una nueva vida’, porque quería que la gente viera cuán distinto es lo que estoy haciendo ahora, respecto a lo de antes. Al final, otras personas me hicieron ver que ése no era el mejor criterio. En verdad, me quedé tranquilo con haber sacado ‘Cabros’, porque sé que no hay opción de que el segundo o tercer single sea parecido a Teleradio Donoso: no quedan canciones de ese tipo. Ésa era la única. Se solucionó un problema”.

A veces puede haber contradicciones. Por un lado, el criterio que utilizó Anwandter para escoger su single promocional -en un principio- fue que quería que la gente se diera cuenta de lo distinto que es su proyecto solista a lo que hacía en su banda previa. Sin embargo, según sus propias palabras, no le preocupa lo que se diga en ese aspecto. “En Odisea se nota que es mi mano, pero cuando la gente escuche el disco se va a dar cuenta de que es imposible que lo toque una banda de rock. Para lograrlo tendría que haber 32 percusionistas: así suena el álbum. Pero la verdad es que no me preocupa  que hablen de si se parece o no a Teleradio. No me corresponden los juicios”.

Si hay una temática recurrente en el LP es la alienación que sufrimos todos quienes vivimos en el Gran Santiago, aunque no es un disco conceptual ni mucho menos. “Hay frases o palabras que se fueron pasando de una canción a otra. Personalmente, encuentro que esta ciudad es súper dura.  Hace unos días no conocía a nadie que no estuviera enfermo y eso es porque trabajamos mucho para poder ganar plata, comemos mal, dormimos poco, el aire es asqueroso. En ’Cabros’ está el tema de la ciudad como un lugar medio infernal”.

¿INNOVANDO?

Alex compone, canta, toca diversos instrumentos, produce, mezcla. Uno podría pensar que -con todas estas aptitudes y talentos- no necesitaba una agrupación para adentrarse en la música, y que siempre debió haberse aventurado como solista, pero él no comparte esa opinión. “La música que hacía en esa época era más de banda y me parecía importante, por una cosa personal, estar acompañado”, declara.

En la última época de TD, el cantante se despojaba poco a poco de tocar instrumentos en vivo, dinámica que continuará con Odisea. “Cuando tenía que hacerlo era una lata, era como estar prisionero. No puedes moverte porque hay cables, no puedes bailar porque estás sentado en un piano. Súper fome. Hace tiempo me di cuenta de que es mucho más entretenido sólo cantar y usar las manos, comunicarse con el público. Siento que a la gente no le interesa ni distingue lo bien que uno pueda ser manejando cuerdas, teclas, o algo así. Les importa pasarlo bien, que el artista les cante a ellos y no a sus zapatos o a su guitarra. Últimamente, hacía mucho eso”.
 
Sin duda, Anwandter ha pensado mucho en la manera en que quiere presentar Odisea. Y aunque -por lo reciente del proyecto- aún no ha tocado en vivo, ya tiene planificado lo que se viene para sus shows. “Voy a estar con un grupo de personas sobre el escenario, pero no todos van a estar tocando instrumentos. Quizás bailando”, dice con una sonrisa.

Innovador puede ser la palabra que se vendrá a la mente de muchos, pero al ser consultado sobre si siente que este adjetivo corresponde a lo que está haciendo en la actualidad, Alex no lo define así necesariamente. “Yo encuentro que no se hacen cosas innovadoras en Chile”, es lo primero que dice. “Creo que todavía estoy un poco atrás con las cosas del mundo. No veo el punto de compararse con la realidad cercana. Por ejemplo, a mí me gusta el proyecto solista de Olof Dreijer y, en términos de producción, creo que es un hueón que está mucho más adelantado que yo. Si evalúo lo que hago, fríamente, me doy cuenta de que estoy más atrasado y los demás músicos chilenos también, pero es una cosa de país”.

Es un detallista que se preocupa hasta de lo más mínimo, y eso se nota en la prolijidad de sus trabajos. Con un especial énfasis en la producción, un tema que le apasiona. “Me encanta, y he cachado que algunos de mis ídolos tienen esa dicotomía de productor/músico. Para mí, Prince es lo máximo. Que sepa abrirse de piernas cuatro veces seguidas en el escenario y que invente técnicas de producción que nadie había utilizado antes, es un ideal”.

Bastó con que ‘Cabros’ fuese lanzado para que las críticas hacia Alex se multiplicaran, tanto para bien como para mal. Hay muchos que resienten el abrupto final de Teleradio Donoso, otros que nunca siguieron a la banda y unos tantos a los que (en ocasiones sin fundamentos ni razones de peso) no les gusta su trabajo. Pero, al mismo tiempo, están quienes lo siguen desde su faceta anterior, y otros tanto que han sido encantados con este nuevo trabajo. “No leo las críticas, no me interesa. Tengo mucho que hacer. En los conciertos me voy a relacionar con la gente, y bacán. Me parece obvio que a muchos les va a gustar y a muchos no, eso ya lo sé. Me parece súper aceptable y normal que alguna gente pueda odiar lo que hago. Uno no le puede caer bien a todo el mundo. Es una noción absurda”.