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Sello Fisura: pingüinos con tiempo

Sello Fisura: pingüinos con tiempo

El 30 de mayo del 2006, las organizaciones de estudiantes y Carabineros se disputaban la cifra oficial de convocatoria al paro nacional de ese día. Los primeros decían un millón, los segundos 600 mil. Luego, el 9 de agosto del 2011, los estudiantes llamaron a una marcha que convocó a 150 mil personas.

Para la gran mayoría, la Revolución de los Pingüinos dejó algunos buenos resultados, como la derogación de la Ley Orgánica General de Educación (LOCE), algunos de sus representantes en el Congreso y para otros, nada. Al menos no de forma directa.

Es 2015 y la renovación de la música chilena es algo inminente. Se puede palpar. Y para Rodrigo Herbage, participante fundamental de la organización del sello y ciclo Fisura, el hecho de que el recambio sea ahora, no es azaroso, sino una directa consecuencia de aquella revolución. Adolescentes que en el 2006 estaban en Enseñanza Media y que cinco años más tarde, estudiaban en la universidad.

“Todo esto viene de pingüinos con tiempo. Ese fue el momento en que nos dimos cuenta que la hueá se fue a la mierda. El 2006 estuve en toma, nos llevaron en cana. Empezamos a experimentar una hueá muy agitada y también muy atractiva, como que la vida y esta armazón que se veía tan solida, no lo era. El 2011, seis meses en paro y toma y ¿qué hice yo? Arrendamos una sala de ensayo con los cabros y nos dedicamos a tocar. Teníamos mucho tiempo para ensayar. Fue muy brígido. Nos empezamos a cuestionar toda la puta existencia y después de eso ¿qué? ¿volver a la normalidad? Ni cagando, no se puede volver a la normalidad tras todo ese agitamiento, tras todo ese cuestionamiento ¿Toda esta huea está mal? Bueno, ya, ahora olvidémonos y sigamos con nuestras vidas. Ni cagando, esta hueá tiene que tener otra salida, para nosotros va mas o menos por esa línea. Con algunos de los músicos que conocimos en este tiempo, hemos hablado de eso, siempre llegamos a eso en alguna conversación. No se ha formulado como una tesis, pero es súper interesante ese camino”, declara.

El sello Fisura tiene un año de existencia, pero desde antes, sus creadores intentaron organizarse en proyectos, como por ejemplo, la radio Perro Chico que planteaba ser una plataforma que tomara riesgos al mostrar nueva música, cosa que este 2015 se estableció con el segundo ciclo que recibe el mismo nombre del sello.

Septiembre de 2014. Herbage y compañía montar una serie de fechas con presentaciones de Erika Needs, Felipe Cádiz, La Banda Misma, Urban Monk, Aytona y Columpios Al Suelo, junto a catorce otras bandas nuevas, durante dos meses. ¿El lugar? Espacio Elefante, una sala ubicada dentro de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile.

La fórmula vuelve a repetirse en abril de 2015, en el mismo lugar y con nuevos nombres participantes, como Thera Boom, Paracaidístas, Mi Andrómeda, Tortuganónima, Patio Solar y Velódromo.

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Lluvia Morada (Foto por Sello Fisura)

“El ciclo, la gracia que tiene, es que nació bajo condiciones súper especificas. La primera, el Espacio Elefante. Eso es lo que ha permitido que el ciclo exista, porque ellos tienen condiciones que nos permiten a nosotros mantener que varias bandas toquen a un precio bajo y, porque ellos tienen esa labor que asumen como una responsabilidad social por parte de los estudiantes de arte en Chile. Nos encontramos con varias dificultades antes de encontrar este lugar. La primera, la burocracia. A los centros culturales de las municipalidades tienes que postular con un proyecto muy acabado, tener un titulo universitario para que te presten un espacio. La segunda limitante, es cuando pensai en bares. Los bares ponen condiciones de pago de arriendo, porcentajes o también pedir cosas como asegurar un consumo mínimo de las personas adentro. Y eso nosotros no lo podemos hacer”.

Rodrigo asegura que bajo condiciones distintas, surgen ideas y maneras diferentes de expresión. “Cuando me preguntan como nacieron Los Tunantes (la banda de Herbage que se define en su página de Soundcloud como música bailable peligrosa), estos se produjeron por odio, por descontento. Por ir a ver shows fomes y en locales que eran pencas. De ahí, eso se tradujo en ¿quién va a hacer algo por nosotros? Nadie va a hacerlo, entonces la idea era generar nuestra propia forma de entretención. Ahora, me ha sorprendido mucho que esta forma de entretención es compartida por otros más”.

“Yo me pregunto por qué en Santiago no puede haber un local con música buena y chelas baratas. No lo hay, o por lo menos yo no lo he encontrado. Un lugar donde bailar y escuchar buena música, donde se corran riesgos, donde pueda escuchar algo nuevo. No hay. Me he encontrado con locales con súper malas condiciones para poder hacer algo, te cobran mucho por arrendar (lo que significa pagar por tocar) y no te ponen sonidista, no te ponen backline, entonces ahí tu piensas que no hay condiciones”.

La gran mentira de esta época es que se piensa que con las redes sociales se puede hacer todo. Es una gran mentira porque la virtualidad sólo beneficia a una escena creciente en una primera etapa. Después es necesaria la territorialidad, ese mismo sentido de pertenencia que se obtiene al seguir las noticias de una banda o sello que te gusta, tiene que traspasarse al encuentro físico o si no todo es un gran engaño, le digo a Rodrigo. “Totalmente. Hay que sacar los hashtag de toda esta hueá”, responde.

Columpios Al Suelo (Foto por Sello Fisura)
Columpios Al Suelo (Foto por Sello Fisura)

“Creo que esto responde a una lógica de algo muy cercano a lo que describe David Byrne en Cómo Funciona la Música, en cuanto a la creación de escenas, cuando habla del CBGB. Tiene que ver con tener un espacio que sirva como base y lugar de encuentro para las bandas. Hay que dejar de pensar que una banda surge por si misma, eso tiene un alcance muy limitado. Formando escenas, una colectividad, se forman primero que nada amistades y luego, creaciones más interesantes. Circulan nuevas influencias. Entonces, creo que de esa forma se podría plantear, teniendo un lugar que permita que los músicos toquen bajo buenas condiciones. Condiciones mínimas. Te hablo de que haya una base de batería, un par de cajas y una consola de ocho canales”.

Pero aunque el concepto central de territorio sirve como una de las líneas de trabajo para Fisura, la agrupación pretende ir más allá. “Queremos aportar en cosas básicas. Primero, algo que no era tan obvio, un ejercicio de memoria. Queremos lanzar un compilado de under de los setenta hasta ahora”, declara. Para fanáticos de la música de generaciones anteriores, esta idea quizás pueda parecer como algo ya pensado, pero la importancia radica en que es una nueva guerrilla de músicos y promotores intentando realizar ese ejercicio de revisión histórica, que algunos pocos desarrollaron con anterioridad, de la mano de condiciones de difusión mucho más precarias, entendiendo la precariedad como la falta de la tecnología que existe actualmente y, por supuesto, el contexto político en el que se encontraba Chile hace treinta años atrás.

“Por otro lado, nos hemos armado con un mínimo de equipo para grabar. Nosotros ya estamos disponibles para poder grabar un EP y que suene decente. Cada uno con sus preferencias estéticas, por supuesto, pero ya es posible. Y también armar espacios. Nos interesa mucho ese concepto de encuentro. Todos estos hueones piensan que están solos en esto, intentando llevar su carrera, bajo las presiones de sus papas, del trabajo, de vivir y hay muchos en la misma. Está bien darse cuenta de que uno no está solo en esto”, asegura.

Una de las características más llamativas de los ciclos de Fisura radica en la diversidad de estilos de las bandas que han pasado por Espacio Elefante. “Esto sigue un criterio, pero no un género. Creo que se basa mucho en amigos intercambiando música. Del metal pasas a Pink Floyd, de Pink Floyd a Radiohead a Joy Division y así, te vas al post punk y al hip hop. Te vas nutriendo de distintos elementos. De esta forma, te vas dando cuenta de que lo que te mueve no es tanto el sonido sino una actitud. Nosotros por lo menos nos encanta eso”.

“Nos gusta la música no fálica. Es decir, la música de hueones normales que se juntan a hacer música. Todo lo contrario a los mitos del rock. Esto es muy material, muy concreto. Esto es muy contextual. Me gusta que aunque las bandas se agarren del shoegaze o del post punk, son capaces de darle una resignificación, de acuerdo al contexto en el que están insertas. En ese sentido, nuestro objetivo es muy político, porque también desmitifica el concepto de originalidad. Chao con intentar ser un grupo gringo más”.

Inarbolece (Foto: fan page Sello Fisura)
Inarbolece (Foto: fan page Sello Fisura)

Escuchar a Rodrigo hablar sobre el sello, las bandas y sus pares, denota otros cambios en las relaciones de los músicos. “Una cosa muy importante que creo que se está dando en esta generación tiene que ver con la equidad de género entre las bandas. Bandas con formaciones mixtas. Se está dando una relación mucho más pareja. Creo que hay una aproximación. Se ve en el trato entre los grupos. Lo veo en eso, la integrante mujer no esta relegada a tocar teclados o que cante. Están tomando otras posiciones, están creando con libertad, tocando otros instrumentos”.

La conversación resulta esperanzadora y totalmente coherente con el contexto bajo el que han crecido. Desmitificando el hecho de que a los jóvenes no les interesa mejorar su entorno. Y, al contrario de lo que piensan las generaciones anteriores, siendo activos y no individuos flojos, malacostumbrados a no buscar oportunidades, por tener todo más al alcance. No hay nada más falso que eso en estos momentos, sobre todo si se trata de escenas musicales independientes.

Foto de portada * Sebastián Saldivia para Fisura