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Ventanilla Abierta: no entendemos nada

Ventanilla Abierta: no entendemos nada

Si te dijeran que una banda chilena ha hecho dos giras por México, ha tocado otro par de veces en Perú, estuvieron en la última edición de Lollapalooza y han sido invitados a participar en el que muchos medios consideran el mejor festival del mundo, el Primavera Sound de Barcelona, su disco has sido considerado, de manera unánime, uno de los más destacados de 2015 en Chile y, para colmo, fueron unos de los elegidos en la última convocatoria de Sello Azul (en la que en otras ediciones fueron elegidos Teleradio Donoso, Alamedas, Camila Moreno, La Guacha o Portugal, entre otros), lo normal sería pensar que tienen su carrera encaminada, que lo han conseguido y que deben vivir de la música en una buena posición.

La imagen que tenemos de los músicos (y la que algunos músicos venden de su propia carrera), está tan distorsionada por el concepto de éxito, del tópico que venden los medios y hasta de la mítica creada por el cine y la televisión que, si uno no conoce el área, es devorado por su fantasía.

Hace algunos días, nos enteramos que a Planeta No, los protagonistas de todos (y muchos más) hechos exitosos narrados en el primer párrafo, les habían denegado la ayuda del programa Ventanilla Abierta con la que iban a costear sus pasajes para poder ir al festival Primavera Sound en España y, no sólo eso, sino que tenían nada menos que ocho fechas en ese país. O sea, había un plan de sembrar una semilla, unido a un trabajado plan de prensa para seguir creciendo en su carrera y que el viaje no fuera una vacaciones musicales, sino unos días de duro trabajo dando a conocer su música.

Viendo la evaluación (que han hecho pública) de los tres items que se consideran, obtenían un 100% en el referido a la Viabilidad Técnica y Financiera, que pesa más de la mitad de la valoración. También obtenían un 100% en la referida al Impacto, que es la que trata de ese plan de medios y difusión durante la gira al que antes nos referimos. Y un 95% en Currículo, en el que se valoraba la trayectoria ascendente -nunca estancada- desde sus inicios con la publicación de su EP Matucana, hasta el día de hoy. Una trayectoria que se puede calificar casi como meteórica y, lo mejor de todo, como uno de los grupos recientes con más futuro de la escena local y, como se está viendo, que más interés genera fuera de nuestras fronteras. Una valoración casi perfecta, difícil de superar. ¿El resultado?. Denegación de la ayuda.

No podemos meternos en los criterios de esa negativa porque no somos parte del jurado, aunque sorprende dadas las puntuaciones y, sobre todo, dados estos antecedentes. Otro ejemplo de lo poco concreto que es el proceso de evaluación es el rechazo al proyecto que Gepe presentó para poder viajar a tocar a la versión inglesa de Frontera. 

El tema que nos ocupa también sirve de excusa para dejar a la vista otros asuntos. La falta de criterios claros en las ayudas que, además, indica lo difuso de la política cultural de este y de los anteriores gobiernos. No tener una idea clara de cómo ha de ser más allá de la subsidiaridad puntual (en este y en otros muchos ámbitos, como en el reciente desastre de Chiloé).

Si bien la música (o el resto de artes), no tienen porqué pretender ser una actividad basada en la subvención porque eso crearía una distorsión, lo que sí es responsabilidad pública es el fomento de la misma. ¿Alguien tiene en cuenta lo complicado que es tocar fuera de Santiago siendo de Santiago, o venir a la capital siendo de otra región? Diego Sepúlveda, de sello Cazador, decía que parecería ser más fácil tocar en México que en La Serena. A veces parece que esta exageración con tintes cómicos fuese una pesada realidad.

La incapacidad de construir un circuito de salas en todo el país está impidendo la profesionalización de multitud de bandas que tienen que depender de ayudas para desarrollar su carrera. Si cualquier banda pudiera tocar en 10-15 ciudades además de la propia y la capital, sería mucho más sencillo que la profesión de músico no se convirtiera en algo tan doloroso (o inalcanzable). Ese tipo de políticas públicas, las del fomento de locales, de movilidad interior, de ayudas a festivales masivos que descentralicen como ocurre en la mayoría de los países con una industria musical sólida es a lo que se debería tender. Pero para eso hace falta una voluntad política que, por ahora, parece lejana.

Aquí no se está hablando de calidad, cosa discutible (aunque en este medio Planeta No es bien valorado, no hay más que recuperar la entusiasta reseña de su gran concierto en el pasado Lollapalooza). Estamos hablando de unos méritos mesurables y objetivos, además de su incasable trabajo.

Planeta No, además de una buena banda, representan todo a lo que debe aspirar un grupo. Desde la salida del disco han tocado docenas de veces, dando la mano a grupos mucho más pequeños de la nueva generación que cristalizó en 2015, la del Pop Subterráneo. La que se tomó los espacios que no interesaban, la que ha formado una comunidad con otras bandas que están abriendo un camino a las que llegan por detrás. Esa que el pasado martes celebraba el Premio Pulsar a Niños del Cerro como el nombre que resumía e incluía a muchos otros, como la revelación de 2015.

Planeta No está en otro lugar y podría no desgastarse en tocatas que no les aportan nada a nivel de construir una carrera a la manera tradicional. ¿Un ejemplo?. El pasado jueves tocaban, de manera gratuita, junto a Paracaidistas y los argentinos Nubes en mi Casa, en una fiesta para recaudar fondos para el próximo Popfest. O, las semanas anteriores, se involucraron en traer por primera vez a Chile al cantautor de culto Antolín. Por el puro hecho de colaborar en una comunidad musical, sin ningún beneficio que se pueda considerar obvio y ofreciendo su trabajo de manera desinteresado. Sí, amigos, ser músico es un trabajo. Muy duro, porque además de esfuerzo se requiere talento y ese no lo tiene todo el mundo.

Ahora, parece de justicia, son ellos los que en vez de ofrecer su ayuda, la piden. Este contratiempo de la denegación de la ayuda ha movilizado a amigos, seguidores y otras bandas para tratar de conseguir algo que, viendo los antecedentes, parece justo. Se van a hacer una serie de tocatas, tanto de ellos como de otros grupos, con el fin de recaudar lo necesario para costear los pasajes y se ha habilitado una cuenta para el que quiera y pueda aportar, lo haga. Otra forma de colaborar, como siempre, es la difusión. Cuanta más difusión de este hecho más posibilidades de llegar a personas que puedan aportar por la causa.

Toda la información de las acciones relacionadas con la recaudación del dinero se centralizarán a través del fanpage de la banda. 

Foto * Nicole Ibarra