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Ases Falsos: la noche de las canciones

Ases Falsos: la noche de las canciones

El bis es uno de los más típicos lugares comunes de la música en vivo: los músicos salen de la escena, el público pide más, hay un espacio de supuesto suspenso, luego los artistas retornan en actitud “ya que lo piden, vamos a tocar algo más” y despachan, por lo general, algunas de sus canciones más conocidas. En la noche del pasado sábado, ante un Teatro Cariola colmado de punta a punta, los Ases Falsos podrían haberlo hecho si hubieran querido, pero ese fue uno de los lugares comunes al que le hicieron un rodeo. Cuando acabaron ‘Misterios del Perú’, luego de más de noventa minutos de concierto, dejaron sus instrumentos sin mayor aspaviento, saludaron sonrientes al público y a sus familiares en los palcos y no volvieron más.

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A esa altura, aunque el público quería más, la tarea ya estaba hecha. Los Ases Falsos brindaron un “concierto de transición”, como lo llamó Cristóbal Briceño, en el que tocaron 24 canciones: diez del más reciente Conducción, siete del anterior Juventud Americana y cinco -suponemos- del venidero El hombre Puede, más un guiño al pasado (‘2022’ de Fother Muckers) y un tributo a Zalo Reyes (‘Mi caminar’). Lo hicieron sin altibajos, como una aeronave que despega y solo sabe tomar altura. Apenas detuvieron la marcha para uno que otro agradecimiento y comentario breve, pero fundamentalmente se dedicaron a tocar reconcentrados en sus instrumentos, salvo por el cantante Cristóbal Briceño, que a ratos abandonó su guitarra para asumir el rol que más le acomoda: el de un frontman que pone a prueba su voz, busca el dramatismo hincado sobre el escenario, siente los ritmos más bailables como un boxeador que da vueltas sobre el cuadrilátero. La única pausa fue luego de ‘Pacífico’, cuando el protagonista de ese videoclip apareció con una bengala sobre el escenario y luego agradeció la ayuda que el público llevó para los pescadores de Chiloé.

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Fue apenas un respiro para una pequeña orquesta, cada vez más afinada. El bajista Simón Sánchez le saca brillo a sus cuerdas en el pulso disco de ‘Al borde del cañón’, el guitarrista Martín del Real descubre nuevas posibilidades en la intensidad de ‘No quiero que estés conmigo’ o en los arpegios de ‘La flor de jazmín’ y la inédita ‘Sal de ahí’. La nueva dupla de coristas, por ahora, está en rodaje: cuando encuentre un sonido adecuado y el desplante del cual aún carece, debería enriquecer aquellos segmentos donde la voz de Briceño no puede equiparar en vivo los doblajes que hace en el estudio. Aun así, todo aquello encuentra respuesta desde la platea, repleta por un público que agotó las entradas con días de anticipación. En la noche del sábado, canciones como ‘Salto alto’, ‘Fuerza especial’, ‘2022’ y ‘Simetría’ fueron seguidas como en un karaoke masivo o como en la tribuna fervorosa de un estadio, con saltos y camisetas al viento.

Para lograr eso, los Ases Falsos no tienen ni escenarios grandilocuentes, ni hits radiales, ni ropas muy llamativas, ni grandes estrategias de promoción, ni bises ni otras parafernalias. Tienen sus canciones, con eso les basta.

Fotos * Claudia Valenzuela