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Public Image Ltd: cantar bien, actuar mal

Public Image Ltd: cantar bien, actuar mal

¿Qué es lo primero que se podría decir del debut de PiL en nuestro país? ¿la trascendencia e importancia de haber visto a un pedazo de la historia de la música cantar en este territorio? o ¿del mal que carcome a una parte de nuestra sociedad y que de pasada caricaturiza aún más a una alicaída comunidad punk?. Lo que es innegable, es que ya nos hemos mal acostumbramos a este tipo de situaciones, en donde un individuo empañe alguna actividad y termine echando al saco a medio mundo. Lo vivimos en las constantes marchas estudiantiles, en la cancha todos los fines de semanas, en avalanchas estúpidas por ahorrarse un par de lucas, en el día a día que nos violenta cada vez más peor que el anterior. Justos por pecadores.

El botellazo que recibió Lydon no fue el resultado de una velada que pintaba para una celebración en familia, sino más bien de la infinita estupidez a la que llegan ciertas personas. La jornada comenzó más tarde de lo planeado. Pasado las 19:30 horas, y con más de una hora y media de retraso en la apertura de puertas, el Centro de Eventos Blondie le daba la bienvenida a una larga fila de impacientes fanáticos que esperaban ver más a Johnny Rotten que a John Lydon. Desde los punkies más transversales (vieja escuela, rancios e incluso adolescentes) hasta los new wavers más estilizados se dieron cabida por los pasillos del club.

PIL EN BLONDIE - FOTO CRISTIAN SOTO LOPEZ-4451

A medida que llegaba más gente, la previa se pasaba al ritmo de una acertada colección de hits, que iban desde Joy Division, The Cure, Roxy Music, The Stooges, todo muy en la onda de lo que sucedería una hora más tarde. A pesar que el lugar no estuvo ni cerca de su capacidad máxima, la ovación se agigantaba cada vez más tras la aparición de Lu Edmonds, Bruce Smith, Scott Firsh junto al ex Sex Pistols. El ritmo marchante de ‘Albatross’ daba el inicio con un Lydon lleno de tics faciales, levantando y agitando los brazos, siempre manteniéndose en su metro cuadrado junto a su característico tono vocal.

Moviéndose siempre al límite entre la irreverencia y de insolencia, Lydon jugó con las mentes de todos durante los primeros minutos del show. De la inentendible y extensa ‘Albatross’, los ingleses aprovecharon para presentar ‘Double Trouble’ y ‘Know Now’, parte de What The World Needs Now (2015), su último trabajo de estudio. El primer golpe de la noche vino con el clásico ‘This Is Not a Love Song’.

Los pasos de baile estaban a la orden del día con ‘Death Disco’ y ‘I’m Not Satisfied’, junto a un público que vitoreaba los recurrentes “olé olé Johnny”. El punto alto de la noche fue para ‘Religion II’, canción que se extendió por casi 20 minutos, en donde Lydon aprovechó de presentar a la banda, bromeando al decir que eran Jesús y el Arcángel Gabriel, todo en una atmósfera muy lúgubre y de un ritmo marcial. Para mucho fue lo más cercano a estar en un subterráneo londinense, viendo a PiL en sus mejores tiempos.

La liturgia se cerraba con un amén para darle la posta a una sólida ‘Rise’, el mayor éxito del conjunto, cerrando así una actuación impecable. Mohicanos de todos los tamaños, pelos teñidos multicolor y los remaches en las chaquetas reverenciaban, con manos al aire, al máximo líder del punk, en una postal digna de “El Rey León”.

PIL EN BLONDIE - FOTO CRISTIAN SOTO LOPEZ-4986

Aquí es cuando la cosa se desvirtuó y sacamos lo peor de lo nuestro. Los primeros indicios fueron unos escupitajos solitarios a Lydon, a mitad del show, como si fuera Johnny Rotten en su época de mayor locura junto a una pelota de papel que casi le llega a Edmonds. Hechos sumamente aislados, pero que daban el indicio de algo más. Dicen que fue una petaca, un vaso de vidrio e incluso una botella de agua mineral, pero el objeto que lanzó un tarado desde la cancha y que impactó de lleno en Lydon, puso en suspenso la continuación del show por el corte en la frente del cantante.

La pateadura que se llevó ese “fanático” no la olvidará jamás, y mucho menos el “fucking coward” que le lanzó su máximo ídolo. Con una toalla como turbante para parar el sangrado, fue el mismo Lydon quien pidió continuar con el setlist pactado.

Se pueden sacar cientos de conclusiones respecto al show brindado por PiL, pero estos análisis, lamentablemente, no irían en consideración al concierto ofrecido. El comportamiento y raciocinio de algunos espectadores, que por llegar borrachos, tener el pelo más parado o tener la chaqueta con Sid Vicious en la espalda los hace ser más punk o mucho peor, creer que faltarle el respeto al que está sobre el escenario, e incluso al que está al lado tuyo, lo hace un mejor punketa, es porque estamos demasiado cagados como sociedad. No me quiero quedar con ese nefasto incidente, pero se hace difícil no hacer la vista gorda ante una situación que pudo haberse escapado de las manos.

Fotos * Centro de eventos Blondie