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St. Vincent: el rock que necesitamos pero no merecemos

St. Vincent: el rock que necesitamos pero no merecemos

Annie ¿por qué sin banda?

Más allá de esa pregunta, no hay mucho más que criticar del show de St. Vincent. Es una de las tantas que se repetía el plato en el Lollapalooza Chile, pero a pesar de eso, su genial capacidad de evolucionar su propio sonido con cada lanzamiento que saca y también el concepto detrás de su arte, hace que cada vez que uno la ve sea algo completamente diferente.

Por lo mismo, el suyo era uno de los shows esperados de este año, para ver las novedades y diferencias con su concierto en Lollapalooza 2015. Ahora con Masseduction (2018) venía con una premisa nueva. Una que ocupa la “seducción” a la que hace alusión el título para engancharte y que después se da vuelta, entregando un mensaje completamente diferente. Algo que viene haciendo en sus videos y que la noche del domingo se vio reflejado en sus visuales, chocantes y estilizadas a la vez. Algo así como si Wes Anderson tuviera una fuerte pesadilla.

Lamentablemente, el minimalismo de su última visita a Chile cuatro años atrás -en la que contaba con un juego de luces increíble y tres músicos además de ella en el escenario- se cambió por un show con aún menos distracciones. Todo se reducía a Annie, sus guitarras, sus pedales y las visuales. ¿Por qué decidió venir a Chile sin banda? Solo ella lo sabe, pero se pierde un poco de la energía en vivo que St. Vincent está acostumbrada a mostrar.

St. Vincent es una máquina, una maestra que desde su primer disco en 2007 ha hecho más por el rock que la mayoría de las bandas del género a quienes las llenan de nombres y promesas de salvar ese sonido, que este Lollapalooza dejó muerto con el paso de los traperos. Es impresionante lo que Annie puede hacer con una guitarra, unos pedales, un slide, afinaciones poco comunes y mucha, mucha creatividad. Y aún no logra penetrar dentro del común del rockero promedio. Digámoslo, probablemente sea solo por ser mujer.

¿Lo malo? Los “salvadores del rock” de Arctic Monkeys le quitaron un montón de público a St. Vincent hacia el final de su presentación. Algo especialmente malo si pensamos que Annie era la llamada a cerrar el escenario Acer, pero tenía notoriamente menos público que la anterior artista que tocó ahí (otra seca, Rosalía), lo que hace que un espectáculo genial -que bien pudo tener mucho más color y onda con una banda- no fuera visto por toda la gente que se merecía Annie. ¿Lo bueno? Puta que estuvo bueno.

*Fotos: Fabián Ortega