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El 7 de septiembre es nuestro aniversario

El 7 de septiembre es nuestro aniversario

Otra vez es 7 de septiembre, sí. Otra vez vamos a hablar de nuestro aniversario, porque no perdemos la esperanza, no perdemos la ilusión.

El 7 de septiembre de 1991, Nacho Cano conoció a la escritora Coloma Fernández, en pleno club nocturno de Madrid. De ese día, y por muchos años en adelante, fijaron tal fecha como su aniversario; incluso tras separarse, siguieron celebrando. Una de esas relaciones relevantes, que decantan la rabia y la pena para mutar a un vínculo relevante en la historia de tu vida. De esas que pueden transformarse en tu motor de acción. 

Obra exquisita, de instrumentación maravillosa, con pequeños detalles en el arreglo que la hacen sonar con data de hoy, pero un hoy con dos vueltas antes querer sonar como el del lado. Y aunque ya llevemos más de dos décadas acordándonos de ella cada septiembre, seguramente serán un par más. ‘7 de Septiembre’ fue, también, el primer lanzamiento mundial de Mecano: un antes y un después para su carrera, que ya estaba despegada pero en distintos niveles, en distintos países. Es este himno naive y críptico lo que hace que el mundo pusiera sus ojos en Ana y compañía.

Cinco años antes, en 1986, y bien lejos del restaurante donde Nacho y Coloma fueron a celebrar post ruptura, también hubo un aniversario. El mismo camino, desde El Melocotón a Santiago, que recorrió cantidad de fines de semana. La Cuesta Las Achupallas cual mesita que lo ha visto amarrar las manos por debajo.

El 7 de septiembre es nuestro aniversario.

Hay relaciones que cambian tu vida para siempre. Y con relaciones no sólo debemos pensar en romance y amor; también hay relaciones de opresión, interacciones asimétricas. Hay odio y desesperación. Esas relaciones también cambian nuestra vida. Veintiún frentistas, los hijos desviados del Partido Comunista. 21 personas, en su mayoría hombres, se aburrieron de la incertidumbre de no saber si besar cara o labios y le dieron vida a la Operación Siglo XX.

El plan preparado con años de anticipación, con entrenamiento en armas gracias a Cuba, y con un despliegue tan inteligente que logró llevarse a cabo sorteando toda la inteligencia oficial, fue casi perfecto. Un atentado contra Pinochet cambia el curso de Chile. Casi porque siguió con vida,  y perfecto porque demostró que no era indestronable; era vulnerable. A punta de comitivas también se puede morir, y a pesar de salvar del acto, y hasta ocupar la operación a su favor con la manoseada historia de nieto, fue la gran pelea en esta relación llamada Chile en dictadura.

“Razones hay muchas. Basta recordar el asesinato del presidente constitucional Salvador Allende, los campos de concentración, los detenidos desaparecidos, los últimos asesinatos -como el caso degollados-, y tantos crímenes que han quedado impunes, a pesar de estar identificados los culpables. Tampoco hay que olvidar la cesantía, la entrega del país a manso extranjeras y la constante aplicación de la doctrina de la seguridad nacional. Por todo esto, la dirección nacional del FPMR consideró justo el ajusticiamiento del tirano, haciendo suyo el clamor del pueblo chileno”, dijo a El País  Victor Díaz Caro, uno de los frentistas.

“Sabíamos que esa acción cambiaría el curso de los acontecimientos, fuese cual fuese el resultado. Se demostró al tirano la alta capacidad alcanzada por el pueblo en su autodefensa legítima. Se dejó en ridículo su aparato de seguridad. Pinochet comprobó que sus secuaces sólo sirven para masacrar gente indefensa. Cuando tienen que luchar de igual a igual contra el pueblo, fusil contra fusil, sólo atinan a esconderse, como ocurrió el día del atentado”.

Hay personas empeñadas en soplar, como Víctor. Ciudadanos malditos que entienden que hay llamas que ni con el mar. Porque hay relaciones que pueden cambiar nuestra vida, este 7 de septiembre es nuestro propio aniversario. El día en que, con toda critica que podamos hacer al FPMR, una pequeña parte de la población decidió dejar la falsa incertidumbre y hacerse cargo de tomar esa decisión: terminar la relación.

Y seguimos acá, luchando con todos los coletazos de Pinochet, tal como se lucha tras el desamor con los recuerdos. Cuando cada esquina es esa persona, cada canción es ese momento. Como Chile con Pinochet, donde cada rincón todavía grita su nombre, donde las calles lo celebran y las oficinas lo alaban en secreto. Hoy es 7 de septiembre, y seguimos con la ilusión de justicia, de hacer valer tanta vida arrebatada, de devolver tanta tortura.

Dicen que la historia se acabó, pero sabemos que todavía queda algo vivo en este amor, amor por el poder que muta a tiranía, que muta a odio y muerte. Parece mentira que después de tanto tiempo de rotos nuestros lazos, sigamos manteniendo la ilusión. En nuestro aniversario.