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Memoria POTQ: Corazón de bandido / Canciones de Patria Nueva de Ángel Parra

Memoria POTQ: Corazón de bandido / Canciones de Patria Nueva de Ángel Parra

Corazón de Bandido / Canciones de Patria Nueva, es un disco de Ángel Parra editado por la Peña de los Parra el año 1971 (reeditado posteriormente por Alerce), en la época en que éramos un país particularmente activo a nivel cultural, lo que se veía reflejado en los tipos de revistas, discos, películas y libros editados entre los años sesenta y principios de los setenta. Considerar eso es importante, porque nos da una visión de lo que teníamos y a lo que aspirábamos, así como de lo que perdimos al llegar a la dictadura, ese fantasma presente en todas las conversaciones sobre nuestra identidad colectiva. Es una fortuna que muchos de los discos de contenido social y político editados con anterioridad al golpe hubiesen sobrevivido, ya sea en casas de pequeños valientes que los conservaron o escondiéndolos o enterrándolos, o por otras manifestaciones del azar.

Este es el onceavo disco solista de Parra, en ese momento con una ya nutrida carrera, y fue el primer disco de música chilena que me mostró mi padre, junto a una compilación de cuecas de Hector Pavéz y otra de Victor Jara, un cassette combinatorio pirata artesanal de portada hechiza, probablemente adquirido en una feria de La Calera, a la que muchas veces lo acompañé (mi primera correa de pantalón fue comprada ahí).

Son dos discos en uno, como había ya hecho con Canciones Funcionales de 1969. Cada lado tiene una portada distinta, en una un dibujo del autor en un fondo azul (Canciones…) y en otro, una foto en sepia del mismo, que te hace pensar inmediatamente en el título (Corazón de Bandido). En el primer lado, Canciones de Patria Nueva contiene tres creaciones de Parra, junto a una canción de Pablo Milanés y otra de Ruben Ortiz, arquitecto mexicano responsable de la gira de Victor Jara a México. Son canciones que, al menos a mí, me hacen caer en una loca nostalgia por el Chile que no alcanzamos a tener, que podemos imaginarnos en novelas utópicas que nunca escribiremos. En el otro lado, Corazón de Bandido entra de lleno en el canto popular, compuesto en partes iguales de narración histórica, cuentos de tragedias puertas adentro y épica de la precariedad pueblerina. Comienza con ‘Corazón de Bandido’, ‘La Pobre Loca’ y ‘El Hundimiento del Angamos’, tres canciones compuestas por Críspulo Gándara, uno de los folcloristas más prolíficos de primera mitad del siglo veinte (el año de publicación de este disco, don Críspulo recibe una pensión de gracia de parte del Estado en reconocimiento a su extensa carrera, que contaba con más de ochenta discos; fallece, lamentablemente, en julio de ese mismo año).

La primera canción, ‘Corazón de Bandido’, habla de un hijo que se va su pueblo para convertirse en asesino, y al volver a su hogar, tiene un encuentro trágico con su madre. ‘La Pobre Loca’ también es una historia de desarraigo. La tercera historia a ritmo de vals, ‘El Hundimiento del Angamos’, narra la tragedia del buque que se hundió con casi trescientas personas en julio del ’28, muriendo tanto civiles como militares. Las otras tres canciones también circulan en lo tradicional, canciones de amor no correspondido, perdido entre el deseo y el secreto.

https://www.youtube.com/watch?v=3DIs2KieGHc

Si lo vemos por cada parte, Canciones… es un disco decididamente político y social, un llamado a la marcha y a la pluma. Colaboran en ese lado los Blops, aportando guitarras eléctricas en dos de los temas (el año anterior ya habían participado en el disco de Victor Jara, El Derecho de Vivir en Paz). Corazón… es un viaje a la raíz, una exploración como las que realizara su madre, Violeta, a esa herencia cultural que, como don Críspulo, viaja al olvido entre aplausos obscenamente modestos. Por supuesto, escuchar el disco completo puede llevarte también a otras experiencias (es la gracia de la música). Estaré encantado de leer aquellas vivencias en los comentarios de abajo.

El disco podría ser fácilmente olvidado, como mencionamos anteriormente, si no hubiera en su historia posterior valentía de la que se recita. Muchas copias de este disco fueron destruidas, junto al gran cuerpo de creaciones de la Unidad Popular, pasando también a formar parte de este expurgo todo lo que contuviera en sus portadas la palabra compañero, campesino, libertad, y tantas otras que hacían mella en las mentes rasguñadas de las fuerzas del orden (como dato curioso, fueron destruidos de la misma manera muchos discos de Demis Roussos, a modo de daño colateral).

Valentía era seguir sacando discos, aunque fuese a la distancia, hablando de lo sucedido, denunciando los abusos que tantos negaron durante muchos años. Valentía era también conservar el disco. La copia que mi padre escondió tiene un problema en el primer tema de Corazón de bandido. He intentado solucionarlo, pero ya el acetato está gastado, y la aguja no percibe cinco segundos de la grabación. Una de las gracias de los discos es esa, que se marcan, y con ello nos dicen cosas: lo difícil que es poner el primer tema del disco, borracho. Que afectamos todo lo que queremos.

El año 2014, mientras ejercía labores en la Feria del Libro para la empresa en la cual trabajo, pude conocer de manera fugaz a Ángel Parra. El disco del que les he escrito siempre estuvo en mi casa. Muchos domingos sonaron esas canciones, en la radio Giannini que mi padre había recableado para que superara sus funciones de transistor AM y se convirtiera en un parlante para su tocadiscos, máquina híbrida entre madera y cerámica, con un brazo grande como una cobra y un plato de gastada imitación de terciopelo. Ángel estaba sentado en el puesto de Catalonia, solo, tomando agua de una botella sin etiqueta. Averigüé qué otro día iba a estar nuevamente firmando con uno de los colegas de stand y me propuse traer el disco de mi padre.

A los dos días estaba nuevamente sentado, con su agua. Me imagino tediosa la tarea de ver a la gente pasar, siendo ignorado (hasta le pidieron que le sacara una foto a unas jóvenes que estaban en el puesto de enfrente, o a lo mejor exagero para hacer este relato un poco más interesante). Me acerqué con mi disco y el libro que recién había comprado (el mismo en el cual está basada la biografía de Violeta Parra para el cine, que incluía un dvd con una actuación de Ángel haciendo temas de su madre (¿cómo se sentirá eso?, ¿qué fantasmas pasarán por su historia tan cercana al epílogo?). Me contó del disco, de que no iba a rayar la portada porque la había hecho un querido amigo del cual me arrepiento de no anotar el nombre, haciéndome la dedicatoria en el círculo del disco. Hablamos en ese breve momento de Llay-llay y de la música, que nunca deja de importar. Luego siguió su rutina y yo me fui con un niño que había conocido a su padre bajo el brazo.

Ángel, en su página oficial, tiene muchos de sus discos disponibles para descarga gratuita. Recomiendo, por supuesto, darse una vuelta por la historia musical de uno de los personajes relevantes de la Nueva Canción Chilena.

https://www.youtube.com/watch?v=zZNJBSRSqgo