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Ranking inverso: el mejor disco de… Spiritualized

Ranking inverso: el mejor disco de… Spiritualized

Amazing Grace, 2003
Ningún viaje es eterno, Jason Pierce entendió -tras unos potentes ochentas y una brillante década de los noventas- que las naves, eventualmente, tienen que aterrizar para recargar combustible. Este álbum suena al descanso de mucho recorrer, una parada, un paseo por el valle que lo lleva de regreso a su historia más apegada al garage. Tiene habilidades para transitar por el soul, el gospel, el pop, la balada, y el rock, que acá se hace presente en una nueva dimensión en la que la ironía y la desesperanza salen a flote en las piezas más Pierce del álbum; sobre todo al cierre de él. Se escucha dolor, quizás la guerra personal contra las drogas nunca se vio tan poco luminosa y creativa como en este trabajo. El descanso obligado de una larga y demandante carrera (y vida).
Canción recomendada: ‘Lay It Down Slow’ es, tal vez, LA canción del disco, sin embargo, no hay algo más desgarrador que ‘Rated X’.

Pure Phase, 1995
Blue jams, influencias más jazzy y un paseo por altos y bajos energéticos. Es una montaña rusa que no para de cambiar, y esa es una de las grandes ventajas de la placa para quienes son sectarios de Pierce, sin embargo, para quienes se encuentren distanciados de los trances del artista, puede llegar a ser un poco complejo mantener el ritmo. Es un disco de varias escuchas, y definitivamente está lleno de joyas que suelen dejarse pasar de buenas a primeras, pero que con un poco de meditación -o drogas- se transforman en mantras curativos, como lo es ‘Let it Flow’.
Canción recomendada: ‘Medication’

https://www.youtube.com/watch?v=XTLApQxhWHo

Songs en A&E, 2008
Ninguna parada es eterna. Tras una neumonía compleja, Pierce regresó a la vieja fórmula: amor, drogas, dios, y para muchos, 18 canciones que lo devolvieron a la carrera. En menos de una hora, el músico se recupera de una manera hermosa y en bastantes sentidos, desde los lugares comunes y tediosos que suenan en American Grace hasta su propia salud. No se respira mucha pretensión pero sí destaca la decisión de aglutinar toda esta cuarta adolescencia musical con pequeñas piezas tituladas ‘Harmony’, cada una siento una pequeña ventana que nos traslada a nuevos estados a medida de que el largo avanza.
Canción recomendada: ‘Sweet Talk’

Let It Come Down,  2001 
Más rimbombante, más orquesta, menos romance. Let It Come Down, el favorito de un buen grueso de seguidores del músico, un experimento de rock and soul que desempolva la ruta del éxito del ’97. Mucho más britpop -por alcance más que por elección- y un tono menos atrapado, eso sí, cargado a la confusión e incluso la rabia. Es un disco amigable, y por sobre todo, cumple. Un pop grandioso. Elementos narrativos más modestos en una autopista que comparte el góspel de cama y la balada épica sin olvidarse de la pulcritud. Tal como Pure Phase, un poco lento para los impacientes y una joya para los apreciativos de Pierce.
Canción recomendada: ‘I Didn’t Mean to Hurt You’

Sweet Heart, Sweet Light, 2012
Vuelven las canciones largas. Con un segundo viaje ya acomodado en la cronología de despegues y descansos, Jason se vuelve a aventurar con Dr .John, de Spacemen 3, para el séptimo álbum de estudio del oriundo de Rugby. Sobrevivir no es menor y ese espíritu deja este disco que sin problemas se ubica en las primeras filas de los mejores trabajos del músico. Siempre en su tecla, con chicas de nombres como Jane y Mary, vuelve a mostrarse como el genio-atrapado que es. Todo lo que quería era un poco de amor para borrar el dolor, nos canta como resumen perfecto de las 11 canciones que huelen a ‘no tengo nada que perder’, y allá vamos de nuevo durante 8 minutos sin parar, con Poppy -su hija- incluida en este retorno pasado a sueños de rock and roll y llenos de potencia, otra vez.
Canción recomendada: ‘Hey Jane’

Lazer Guided Melodies, 1992
Bien cercano a Spacemen 3 en el espíritu. Doce canciones que son el híbrido perfecto entre la guitarra ruidosa de Pierce y el experimento de Sonic Boom. Es una buena puerta de entrada para conocer al músico inglés, que no sólo es el responsable de las composiciones -y único miembro estable de la banda-, también es el conductor de un viaje de décadas. Él, siempre él, en el relato, en la esencia; y esta hora casi exacta es la puerta de entrada a drogas muchísimo más duras. Sin titubear podría ser el disco más representativo de Spiritualized, más allá de la obviedad de ser el debut.
Canción recomendada: ‘Shine a Light’

And Nothing Hurt, 2018
De tanto viajar y luchar por sobrevivir, Jason se quedó -literal- flotando en el espacio y ahora es un astronauta descontextualizado. Han pasado dos décadas desde su disco más popular y ¡sorpresa! Pierce aún tiene mucho romance e inseguridades para regalar. Es una catarsis un poco más pensada, porque los años nunca son en vano. Bien lo sabe quien casi pierde la cabeza, su casa y amigos por darle vida a esta pieza. Sin tantos recursos como quisiera, con los problemas de siempre y las huellas de ellos, el artista levantó nueve nuevos cortes de ese jam hipnótico que tanto nos gusta de esta idea llamada Spiritualized. Probablemente una de sus pasadas más honestas, con una empatía en el relato que destaca más allá de la visceralidad del pasado. J. Spaceman hace respetar su nombre, un milagro perfecto, la mañana siguiente. Tomar drogas para hacer música para drogarse llevado al extremo imperante de la vida: llorar drogas para hacer música que te permita convivir con drogas. El viaje no se acaba hasta que te mueres. Canción recomendada: ‘A Perfect Miracle’

https://www.youtube.com/watch?v=HEqXaM4ADCY

Ladies and Gentlemen We Are Floating In Space, 1997
Una tableta, 70 minutos. No por nada este disco viene con un panfleto de prescripción médica. La música puede sanar, eso pasa con este álbum directamente relacionado con el quiebre amoroso y los vacíos humanos; la existencia y el existencialismo, aislante y duro. La afirmación que se repite sobre este trabajo es que ni siquiera son canciones para drogarse, ellas son la droga en sí. Morir en el cielo y resucitar en el suelo, con el preciso y precioso góspel de Pierce como el bálsamo que se necesita para, si quiera, vivir.

No por nada es una obra clásica instantánea, es un buen disco, uno de los mejores de su época y del proyecto, un mapeo de sensaciones tan exacto que, a ratos, nos dejamos de saber terrestres y nos dejamos llevar por el paseo espacial por el que el ex Spacemen 3 se desvive. Si necesitas contención, este disco es la respuesta, el jarabe, el atrape y abrazo.

PD: Ojo con la edición de lujo, llena de extras esenciales para expandir el universo con 14 tabletas, 180 minutos.
Canción recomendada: ‘Ladies and Gentlemen We Are Floating In Space’, épico aperitivo para preparar el viaje. A veces los clichés, son clichés por algo, que esta canción nombre el disco y sea la más querida, no es por nada.