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Juan Cervera, director de la redacción de Rockdelux: “A pesar de nuestra insistencia por abrir al lector, hay un pequeño fracaso”

Juan Cervera, director de la redacción de Rockdelux: “A pesar de nuestra insistencia por abrir al lector, hay un pequeño fracaso”

“Valparaíso es una ciudad rompe piernas, eh”, dice Juan Cervera, el director de la redacción de la revista barcelonesa Rockdelux desde 1993 y asesor del Primavera Sound desde hace más de quince años. Estuvo el martes en la costa chilena, al mismo tiempo que los funcionarios municipales que trabajan en los ascensores de los cerros estaban en paro, de acuerdo a lo que explicó. Le tocó duro. También se quemó el cuello.

Por estos días está en Chile. Asistió a Feria Pulsar y participó del panel de hombres “¿Cuál es el futuro de la prensa musical?”, junto a los destacados periodistas David Ponce, Enrique Blanc y Sebastián Cerda. Por estos días está en Valdivia, en las actividades de Fluvial. Conversamos con él sobre cómo sobrevive una revista en papel en estos tiempos sin ser un dinosaurio, el contexto en Cataluña, la presencia de la música en la tele, la baja cantidad de redactoras y periodistas en el medio, festivales, el rock and roll de Yung Beef y más, mucho -mucho- más.

Foto: @arias_carla en Instagram

“Pues yo, cuando acabó la charla, lo que pasa es que no me viste, porque estaba hablando con David y Enrique, pero tú hablabas con alguien apoyada en la pared y te hacía señas, porque quería hablar contigo. En estas charlas a veces salen preguntas o comentarios que dan para otra charla, pero no puedes desarrollar, entonces dije ‘si tengo un momento, hablo con ella’. Y después me escribiste”, explica Cervera.

—¿Sobre qué querías conversar ese día?

Sobre el comentario que habías hecho sobre las nuevas formas de periodismo, que se puede contextualizar la música de otra manera. Sobre esto, nosotros también hemos reflexionado mucho y a mí me parece muy bien la contextualización pero si se lleva a un extremo, se acaba perdiendo el tronco original, que lo que importa realmente es la música. Entonces, cuando hiciste la pregunta, quería charlar sobre eso, pero ya no había tiempo.

—Qué bien y sí, es un tema. Como lo veo yo, desde acá, desde Chile, con la falta de prensa musical que hubo por décadas, siento que hay un hoyo en ese sentido. Uno lee la prensa de otros países que tiene una historia mucho más larga y una ve cómo la música también ha servido para explicar los contextos, y por eso me interesa ese tema, porque acá se hace poco.

Nosotros intentamos, no sé si lo conseguimos, pero intentamos no solo explicar lo que es la música sino lo que significa en su reflejo en la sociedad o incluso, con las muchas respuestas de los artistas en entrevistas, te dan esa explicación. Más allá de explicar ‘esta canción tiene tres acordes’… o sea, a nivel técnico, yo no tengo ni idea, por ejemplo. Yo nunca he juzgado la música a nivel técnico, porque soy incapaz, estaría engañando a la gente. Hablo de lo que a mí me sugiere o me hace sentir, eso es lo que trato de explicar. Pero en España hay una corriente, volviendo a lo del contexto, que se ha ido al otro extremo, entonces la música es una excusa para hacer sociología. Creo que hay que encontrar un equilibrio que es difícil.

—Un poco relacionado con esto, Rockdelux ha tenido posicionamientos políticos directos, (N. de E. recomendamos esta columna de David Saavedra) como por ejemplo el No a la Guerra o el llamado a votar en contra del gobierno del Partido Popular. Pensando en que es una revista barcelonesa ¿qué pasa en la redacción ahora a raíz de la situación en Cataluña? ¿Cómo se traslada esa tensión al medio?

En este sentido, no nos hemos posicionado claramente, porque somos conscientes de que hay diversas opiniones también en la gente con la que trabajamos, es una redacción muy pequeña. Está Santi (Carrillo), yo, Gemma que es diseñadora y maquetadora, está Miquel, que coordina, recibe textos y hace la primera lectura. Eso en redacción. En la parte administrativa está Francesc que se ocupa de la publicidad y producción de la revista y Ana, que es la secretaria. Se encarga de las suscripciones, de si hay pedidos, organizarlos. La infraestructura es muy pequeña. Todo lo demás son colaboraciones externas. Siempre ha sido así, con el tiempo nos hemos dado cuenta que el funcionamiento con menos personas sería imposible, hacer una revista mensual con el grado de exigencia que nos imponemos a nivel literario y de contrastar fechas, títulos, todo. Con menos gente sería inviable.

Y sobre el tema nacionalista, decidimos no hacer un manifiesto como a veces hemos hecho, porque en la misma redacción hay gente independentista como Gemma o Francesc y gente que no lo es, como Santi y yo y por supuesto, en los colaboradores, hay posiciones de todo tipo, entonces, nos hubiese parecido faltarles el respeto a unos u otros. Es un tema muy delicado, si vives ahí el día a día, es muy complejo. No se trata ya solo del derecho a decidir o a poder votar en un referéndum acordado, que en eso estamos todos de acuerdo, incluso los que no somos independentistas, pero después ya se empieza a complicar, porque todo lo que hay detrás de esta corriente es la derecha pura y dura, la de toda la vida. Entonces, parece que la gente se olvida que, al margen del sentir emocional, del yo soy catalán y tengo otra cultura, que me parece muy respetable, el programa social que hay detrás de todo esto, es un programa social de derechas. Es un tema muy espinoso.

—Me llamaba mucho la atención, desde acá, desde la distancia, lo que pasaba desde el 1 de octubre, que los Mossos (policía catalana) pasaron a ser un poco salvadores del pueblo enfrentándose a la policía nacional, entre comillas, cuando al final también son fuerzas de orden que sí reprimen catalanes en otras instancias.

Sí, pasaban de ser villanos a héroes absolutos. Es que es muy complejo y el problema es que se está enquistado y no se ha llegado a un enfrentamiento directo o muy visible, pero está larvado. Ya te encuentras con gente que conoces de toda la vida, familiares, colaboradores de la revista… que es un tema en el que hay una acuerdo tácito de no tocarlo y esto a mí me parece muy triste.

—Vi un programa que hizo Jordi Évole, de las señoras andaluzas que iban a Cataluña y señoras catalanas que viajaban al sur y me pareció una buena forma de exponer la sensibilidad del tema, que se personificó en algo que nos cruza a todos, que es la experiencia de nuestras madres o abuelas. Es muy complejo.

Sí, desde la experiencia que nos cruza en el día a día. Además se ha llegado a un punto peligroso, en el que no hay zonas grises. En que si no eres independentista, eres un fascista. Y bueno a mí que me digan fascista me parece muy fuerte, cuando yo he corrido delante de la policía en su momento porque se pudiera enseñar el catalán en las escuelas cuando estaba prohibido, cuando me han pegado de hostias pidiendo el Estatuto de Autonomía después de la muerte de Franco. A veces, a mí me pone muy triste. No llego al extremo de plantearme ‘me voy a ir de aquí’, porque no me da la gana, porque es mi tierra también. Es así de claro, es mi tierra pero no soy independentista porque me parece que no funcionaríamos mejor. ¿Tú piensas que sí? Pues me parece muy respetable, pero a mí no me pongas en el saco de los fascistas.

—Acá pasa algo extraño, la distancia, el modo en el que llega la información y los contextos cambian increíblemente las percepciones. Nosotros somos producto de la colonización, entonces los conceptos de invasión, de usurpación de tierras, de tomar un territorio que siempre será violencia, son diferentes. Acá la gente tiende a pensar que las fuerzas independentistas en Cataluña sólo son de izquierda y que se pretende salvar a un pueblo de una invasión de parte del Estado español. Es muy raro.

O sea, Jordi Pujol no es mejor que Rajoy ni que Aznar en su momento. Y él estuvo más de veinte años en el poder y podría haber pedido la independencia entonces, pero no lo hacía, porque no le interesaba, por dinero simplemente. Y no nos hemos posicionado por respeto, por la complejidad. En algún momento sí pensamos en hacer dos manifiestos distintos, uno a favor y otro en contra, pero lo desechamos porque el comentario hubiera sido en función del que se publique antes o después, ser de una manera u otra. Y en general, creo que hubiesen dicho, pues, para hacer esto, mejor que no hagan nada, porque no se mojan. Por eso optamos por no hacerlo.

—Y bueno, el otro día, el título de la charla de Pulsar era una pregunta. ¿Cuál es el futuro de la prensa musical? Y nadie supo responder, eso es interesante.

El futuro yo lo veo negro tal y como conocemos la prensa musical tradicional. Tal como se conoce una revista como Rockdelux o Ruta 66. Lo veo complicado, primero porque los hábitos de consumo han cambiado, las nuevas generaciones se informan en Twitter o Instagram y no se compran una revista. Que es equivalente a la manera en la que también consumen la música. Antes un disco era una obra. Te comprabas un disco y lo escuchabas de principio a fin y esto también ha pasado a la historia. La gente se mueve por un video en Youtube, por un tema en Spotify, entonces, veo complicado que la prensa musical podamos seguir existiendo como hasta ahora.

El problema, que sí que lo apunté en la charla, es que a mí me gusta hacer la revista en papel, me pueden llamar dinosaurio, antiguo, lo que sea ¿no? Yo siempre he leído mucho y si tengo que elegir prefiero leer un libro de una manera tradicional. Lo que te quería decir, es que si el romanticismo de la prensa impresa tiene que desaparecer, bueno, lo acepto, los tiempos cambian, y me paso a lo digital. El problema es que, al menos en España, hacer una revista digital que mínimamente permita mantener la estructura que tenemos nosotros es inviable en este momento. Yo creo que eso nos ha pillado en el valle del cambio, igual dentro de diez años todo el mundo digital se ha aclarado y es posible, pero ahora es imposible.

La revista siempre ha funcionado con un equilibrio entre las ventas y la publicidad. Si te pasas a digital, las ventas desaparecen. Y con la publicidad es absolutamente inviable. Tendríamos que hacer en plan un blog, el Santi y yo desde nuestra casa, trabajando las 24 hora del día.

—Como lo hace la web Jenesaispop, que hace un gran trabajo. Sus textos están muy bien.

Claro, como lo hace Sebastián. Pero supongo que vive justito.

—¿Rockdelux sigue teniendo la subvención de ejemplares que van a bibliotecas públicas?

Sí, creo que eso se mantiene pero se ha recortado mucho. Aquí, volviendo al tema nacionalista, influye también esto, porque por ejemplo, la Generalitat hace campañas en las que si cumples 18 años, te regalan la suscripción a una revista que tú elijas, durante un año. Pueden ser musicales, otras tipo National Geographic pero en catalán y nosotros no podemos entrar, porque la revista está en castellano.

—No te lo preguntaba tanto por saber cuánto es o el dato duro, sino por el sentido que tiene. Acá en Chile no existen las revistas musicales en papel, hace rato. Y el hecho de que exista algo como una subvención a las revistas para ser distribuidas en bibliotecas públicas, también habla de una cultura del libro o la revista, de la importancia del acceso a ellas.

Sí y también existía otra cosa que desapareció por completo, era la subvención a revistas culturales que te daba el Ministerio de Cultura y que estaba al margen de esto de las bibliotecas. Te daban dinero, podían ser diez mil o quince mil euros, depende. Y eso funcionó durante unos años. Te presentabas y si entrabas dentro de lo que ellos consideraban cultura, te lo asignaban y a nosotros, durante el tiempo que existió esto, cuatro o cinco años, nos lo daban.

—En Argentina desapareció Los Inrockuptibles, en Estados Unidos ya no quedan revistas en papel…

¡Es que es muy fuerte eso! Si te lo paras a pensar, es muy fuerte. Estados Unidos es el lugar desde donde salen los artistas más grandes que pueden dominar el pop global, bueno ahora con lo latino empieza a haber un equilibrio pero, básicamente, eran de ahí. Cuando Pitchfork hizo la edición en papel duró dos años. Era como comprarte un libro.

—Esta crisis de las revistas y de los medios en general, pero sobre todo los musicales, creo que tiene muchas explicaciones, pero hay una en particular que me llama la atención. Estos grandes artistas nivel Beyoncé no dan entrevistas, pero hacen otras cosas. Hace poco Beyoncé se entrevistó a sí misma. Ya no existe un valor por la prensa, básicamente.

Claro, pero el problema… esto es muy curioso, porque los grandes artistas no se prestan a esto, pero también hay grupos súper underground que tampoco lo hacen. Muchas veces nosotros vemos cosas interesantes y pedimos la entrevista y nada. Por ejemplo, con Oneohtrix Point Never. Nunca hemos conseguido entrevistar al Daniel Lopatin, porque se niega y bueno, qué te piensas tú que eres ¿Solange? Yo creo que piensan que no van a vender más discos, que es una realidad y además que si ellos viven de actuaciones, para eso no necesitan una revista.

—Entiendo esa lógica, pero por otro lado, esto provoca que nuestro tiempo no tenga un registro. Es muy diferente ver el tweet de un artista que leer un reportaje.

Sí y tú que sigues la revista, ves que siempre intentamos que hayan entrevistas. A veces hemos optado por artículos puros y duros porque el artista nos interesaba muchísimo, pero era inviable una entrevista, por ejemplo, con Kendrick Lamar. Hicimos el artículo porque pensábamos que había que hacerlo. Con Kanye West, lo mismo. Pero nosotros siempre intentamos hablar con el artista porque, por poco que hablen, te sitúan en su trabajo de otra forma. Es por eso que en el número anterior hicimos portada a Thom Yorke. A ver, a mí Thom Yorke… el último disco este de Suspiria me gusta, me parece interesante lo que ha hecho, pero igual en otro tiempo no nos hubiéramos planteado hacerlo, porque ya habíamos hecho una de Radiohead en su momento. Pero daba la entrevista y hace un montón de años que él no hablaba con la prensa, entonces, aprovechamos.

—Sobre las portadas. Han muerto muchos artistas importantes, por una cosa natural, generacional. Y en el 2017 hubo muchas portadas que revisitaban a estos artistas y otras épocas. Esto va a seguir pasando…já…

Ahora tienen que caer Dylan, Jerry Lee Lewis, ¡yo que sé!, Little Richard está vivo… es hay gente que aún está viva y piensas que ya no estaban. O sea, a Joni Mitchell le haremos la portada. Y Joni Mitchell está muy mal y dentro de las mujeres en la historia de la música ella es algo imprescindible.

—Cuando toman esas decisiones de portadas ¿no les da un poco de pudor que se vuelvan un poco Mojo? Que si juntas las portadas de un año veas un cementerio.

Sí, lo pensamos, claro. Incluso hacemos bromas macabras. Para nosotros el timming en el cierre de la revista es fundamental, por ejemplo, lo de Bowie lo tuvimos que hacer súper rápido. Entonces decimos ‘si se tienen que morir, que se mueran entre los últimos día del mes y la primera semana del siguiente’ ja, ja, ja, ja. Pero sí, somos conscientes de que te puedes convertir en una revista un poco dinosaurio, lo que pasa es que con estos especiales intentamos que sean el dossier definitivo sobre ese artista, que te sirva para consultar en cualquier momento. Pero sí, además, en este sentido, yo estoy muy en contra y Santi muy a favor. Si se ha muerto, bueno se ha muerto y ya está, hacemos una noticia en la web y ya está, porque esto es una cadena que no va a acabar nunca ya, porque por ley de vida van a empezar a morir muchísimos.

—Fueron muy seguidas las portadas de Prince, la de Bowie, la de Leonard Cohen…

Sí, el primero fue Lou Reed, y desde ahí… luego Chuck Berry. Eso lo discutimos bastante, si nos limitábamos a hacer un artículo, pero claro, nosotros podemos estar escuchando la electrónica más rara del último momento, pero no perdemos la perspectiva histórica, y desde ese punto de vista, Chuck Berry es la piedra filosofal del rock and roll, así que decidimos hacerle la portada. En este número, que hay un lío ahora con la portada de Balvin…

—¡Ya iba a ir para allá!

¡Dios mío! Cuando ayer volvía de Valparaíso vi que la habían activado y dije ‘ay, la que se va a liar’.

—Vi que el periodista Víctor Lenore había dicho que Rockdelux había llegado catorce años tarde, ja, ja, ja, ja.

Ya, es muy Lenore. ‘El Renegado’ que le llamo yo, porque su cultura musical se la hizo en Rockdelux y en un momento determinado parece que leyó a Marx y se le cambió el chip, que me parece muy bien, pero yo no reniego de nada.

—A mí me llama la atención, siendo latina y desde la distancia, con la condescendencia y paternalismo que habla de la música que se hace por acá.

Javiera, si no tiene ni idea, yo lo conozco de toda la vida. A Lenore o a Nando Cruz le han colgado este sambenito del mal que ha hecho Rockdelux con el indie, que lo digan dos personas que han colaborado muchos años en la revista y no solo eso, cuando tienen los sumarios, los contenidos disponibles en la web y nosotros hablábamos de My Bloody Valentine y al lado había un artículo de Rubén Blades y al lado otro de Missy Elliot. Que estoy de acuerdo en que prima el pop rock anglosajón independiente, pero desde el inicio de Rockdelux se ha hablado de todo. Volviendo a lo que te decía sobre en el último número, con los muertos, hay tres. Está Lucho Gatica, Roy Hargrove y el otro ahora no recuerdo. Bueno, hay tres, son artículos de una página.

Hace unos años había una sección que se llamaba Fuera de Juego, eran necrológicas pequeñas. En una misma página podían haber tres o cuatro. Pero bueno, cuando murió Gatica, ahora, pensamos que al lector medio de Rockdelux le va a sonar a chino, pero es que me da igual, yo soy consciente de la importancia de Lucho Gatica ha tenido en la canción melódica en Latinoamérica e incluso en España en su momento. Hay que hacerle un recordatorio.

—Y bueno, la respuesta ahora a la portada de J Balvin demuestra que el lector de la revista aún tiene muchos prejuicios con la música popular.

Nunca me he querido poner paternalista y siento que el lector es más listo de lo que nos podemos pensar ¿no? Que no hay que tratarlo con condescendencia. Me preguntaba hoy otro periodista por eso de que nos acusan de elitistas, de snobs, y yo digo, bueno, que nos acusen, pero yo no voy a rebajar la calidad de un texto pensando que el lector es tonto, porque no, porque no lo creo. Pero la verdad es que la realidad es muy diferente y con esto de Balvin, ya nos lo esperábamos, pero una reacción tan rápida y tan virulenta, y lo que queda, porque hay gente que igual se entera cuando la revista lleva una semana en el kiosko. Ahora acaba de salir, lleva un día.

Pero esto sí es una espina que tenemos clavada, porque siempre hemos hablado de música negra, de hip hop, de música africana, de flamenco y, a pesar de los años que lo llevamos haciendo, el lector medio de Rockdelux no lo asume. O sea, lo de Balvin porque ahora hay redes sociales y se puede amplificar más, pero yo recuerdo la primera portada de Public Enemy y era el mismo tipo de reacción, cuando te escribían cartas y tal. La portada de Missy Elliot, exactamente lo mismo. Pero incluso, la primera portada de Prince, en los ochenta, era lo mismo. A veces me da la sensación de que, a pesar de nuestra insistencia por abrir al lector, hay un pequeño fracaso. El fundamentalismo del pop rock, a pesar de nuestra labor un poco de intentar que la gente escuche otras músicas, como que no lo consiguiéramos. Nosotros seguimos insistiendo y no vamos a cambiar la línea por eso, pero sí que cuando hacemos este tipo de portadas o hacemos, por ejemplo, las típicas listas de lo mejor del año, que ahora cuando vuelva nos tendremos que poner… Santi ya está en ello… en esas listas cuando está Kendrick Lamar o Kanye West la gente no lo acepta, le cuesta muchísimo.

Pero creo que esto también le pasa a los festivales, el hecho de que el Primavera Sound se abra a diferentes tipos de música, vale, que en un festival monstruo como este la gente tiene muchas opciones y puede pasar más desapercibido que te pongan a Kronos Quartet, pero es un poco paralelo, la mayoría de la gente no se quiere salir del canon del pop rock alternativo, independiente y me parece muy triste.

En el Primavera Sound lo veo, porque ves al público delante de esos artistas que no tienen que ver nada con el pop anglosajón o el pop rock independiente español y si están pasando por ahí, se quedan y les gusta.

—Qué bueno que mencionaste al Primavera Sound, tú has sido asesor musical por años, te quería hablar sobre eso…

Es un festival que tiene muchas críticas también, sobre todo de Lenore, Nando Cruz y ese sector.

—Bueno, leí este año esa crítica por capítulos que publicó Nando Cruz.

Esos textos… yo tengo la contra réplica del Primavera Sound, que no la hicieron pública nunca, hablando con muchísima gente que salía nombrada en el artículo pero que Nando Cruz no había entrevistado, simplemente era ‘me han dicho’, ‘me dijeron’. Era todo mentira.

—¿Por qué no lo quisieron hacer público? ¿Para no agrandarlo más?

Bueno, pusieron una denuncia al Colegio de Periodistas y la respuesta fue una parte de razón para ti y una parte de razón para el otro.

—Y bueno, este año en el Primavera Sound, Amaia de Operación Triunfo hizo su primer concierto, como artista, fuera de los compromisos con OT. Son cosas que no se espera que sucedan, sobre todo por el prejuicio que existe con los cantantes que salen de concursos de talentos y ella estuvo ahí, sentada en el piano al atardecer y me dio la sensación de estar frente a una artista. Y es un puntazo del festival tomar esos riesgos.

El Gabi Ruiz, puede sonar como una expresión súper fea, pero es un producto Rockdelux, además él lo reconoce. Se compraba la revista de toda la vida, escuchaba el programa que hacía yo en Ràdio Ciutat de Badalona con Juanjo Zambrano. Tenía una sección semanal donde ponía siempre música de un nuevo artista que te llamaba la atención. Él escuchó por primera vez a PJ Harvey en el programa que yo hacía o a Will Oldham con Palace Brothers. Es que la línea del Primavera Sound es una línea Rockdelux, básicamente. Hay gente que incluso piensa que hay una especie de alianza. Y no. Ahora harán público el cartel -pronto- y si tú te repasas el último año de la revista verás que hay nombres que han salido disco del mes o que están en la revista, pero están ahí no porque haya una alianza maquiavélica, es porque se coincide en la línea editorial. Y sí claro, nos consultan, cuando hay alguna duda sobre algún artista, pero vamos, es que es el equivalente el festival a la revista en papel.

—Este año en el Auditori Rockdelux vi a María Arnal…

Mira que le dije a Gepe, bueno, a Carla (Arias)… porque cuando estaban preparando el último disco, querían una voz femenina y Carla nos preguntó por Silvia Pérez Cruz. Le dije claro, Silvia es buena y tal, pero está en un nivel que igual ni sabe quién es Gepe, porque además Silvia vive en su mundo. Entonces, le recomendé a María Arnal, al final no salió nada de ahí.

—Ella es impactante. El disco es impactante, pero en vivo ellos dos son brutales. Justo al día siguiente, creo, vi al Capullo de Jerez. ¡Impresionante!

Sí, ¡es impresionante, ja, ja, ja! Bueno, ahora que ha salido el tema, por esos días Nando Cruz hacía en El Periódico de Cataluña un artículo metiéndose con lo de que programar al Capullo de Jerez en el Primavera Sound era para provocar y que, si realmente te gustaba, al día siguiente tocaban en un barrio de Barcelona por seis euros, ja, ja, ja.

—Me parece que el festival, independientemente de los gustos, muestra un desprejuicio, hay una amplitud, hay sorpresa. Los festivales acá giran en torno al pop y el rock anglo y ahí se quedan.

El otro día vi el cartel de Lollapalooza que está muy bien, pero es esto que dices tú, se sale muy poco. De hecho, me explicaban que habían metido a un artista chileno que es muy…

—¡Américo!

Sí, él, que habían habido reacciones encontradas.

—Pero el año pasado programaron a Damas Gratis, que es un ícono de la cumbia villera argentina y no se criticó tanto como ahora a Américo. Quizás tenga que ver con la distancia, por una parte, porque se mira diferente a los artistas cuando son de otros lugares o con que se sabe más de la vida privada de él, se conocen más sus opiniones, quizás. Creo que la capa media de Lollapalooza es en la que más se arriesga, entre comillas. Por ejemplo, en el 2014 vino Lorde a hacer ahí la última fecha de su primera gira mundial, estabas viendo de verdad -de verdad- su inicio. Pero en general, acá no existe esa amplitud.

Sí, sí, el Primavera siempre lo intenta. Claro, en el porcentaje de bandas es minoritario, pero es admirable que siempre hayan cosas al margen del pop rock normal y corriente. Este año, por ejemplo, lo de Jane Birkin con la orquesta fue espectacular. Para ese tipo de cosas es para lo que normalmente nos consultan. ‘¿Cómo lo veis?’, nos preguntan y nosotros, ‘cómo que cómo lo vemos, ¡para adelante!’. Y luego hay cosas que son imposibles, que les decimos y nada, por ejemplo, llevamos años insistiendo que pongan a John Zorn en el Auditori, pero él no quiere, porque cuando hace giras… al festival de Jazz de San Sebastián fue y ahora vuelve al próximo… el necesita todo el día, pero eso es inviable en un festival.

—Del Primavera Sound también me llama la atención su comunicación y la forma en la que juegan al factor sorpresa. De repente bajan una cortina y está Arcade Fire tocando de forma inesperada o la forma en que liberan sus carteles.

Hubo un cambio en todo el departamento de prensa importante, el año pasado. Y este año, supongo que ya está más consolidado. Aprenden de sus propios errores. Aunque ya ha llegado a un punto, por el recinto, que igual ya no se puede mejorar, siempre intentan mejorar los servicios, la zona de comidas, los accesos. El año que hubo el caos para acceder porque era con la huella y no funcionaba, pues rápidamente se cambió. El futuro será esto, pero lo hemos probado y no.

—Volviendo a Rockdelux, en los noventa se notó el recambio de redactores por aquellos que venían del fanzine. ¿De qué manera existe la renovación ahora?

A pesar de que la revista tenga menos incidencia que hace años, porque todo se diluye en el mundo digital, sí, se siguen renovando y vienen de blogs que, de alguna forma es la sustitución del fanzine. Y continuamente nos vienen propuestas de gente que quiere escribir, porque por mucho que escribas en tu blog o que escribas en el Mondo Sonoro, le sigue dando un plus de prestigio firmar en Rockdelux y vamos cogiendo colaboradores nuevos, en función de cómo escriben, básicamente. Que yo creo que uno de los problemas que tiene el mundo digital es que prima el fan sobre el escritor, en general, hay excepciones como en todo ¿no? Y las páginas estas, normalmente, no tienen un editor que te puedan corregir o que te puedan aclarar un poco lo que pretendes expresar. Pero sí, se van renovando, siguen algunos escritores clásicos, otros se van renovando, pero si hay algo muy importante, se intenta que lo haga alguien que ya tiene un peso.

Por ejemplo, el que hizo la entrevista a Balvin es uno de los nuevos, Víctor Trapero, que viene del Indiespot y desde el principio vimos que escribe muy bien y también es muy cumplidor. Porque cuando una revista es mensual y tiene un cierre, no puedes tratar con colgados. Si el artículo es para el 10 y te dicen ‘sí, te lo mando mañana’, es once, doce y no te lo mandan. Y Víctor escribe bien y cumple. Y es nuevo, creo que tiene 27 años y empezó con nosotros cuando tenía 25, me parece. También hay una chica que me gusta cómo enfoca las cosas, pero le cuesta un poco expresarlo Aïda Camprubí. Tiene muy buenas ideas y buenos conceptos, pero le cuesta un poco eso. Pero estamos encima porque no queremos prescindir de ella.

A veces, cuando estás en la dinámica de la revista, lo que buscas es facilitar y que te faciliten las cosas, porque es complicado. Y yo en la sección de discos, es un rompecabezas brutal, si salen entre 80 y 90 críticas mensuales y esas que salen, no te voy a mentir que me los he escuchado todos de principio a fin porque es humanamente imposible, pero los chequeo todos antes de decidir si merecen las mil cuatrocientos caracteres para salir.

—Mensualmente hay muchísimos lanzamientos de discos, ¿cuál es ese filtro que utilizan para saber cuál merece la pena reseñar?

El filtro lo hago yo en la sección de discos en concreto, o sea, hay dos partes. Hay discos que tienen que salir sí o sí, al margen de que sea un disco mejor o peor. Ese tipo de discos los anoto en una lista y todos los otros, el filtro pasa por mí. Y soy consciente de las montañas que se acumulan ahí, porque tendrías que ver mi espacio en la oficina, que igual hay una obra maestra y si no me insisten… por eso, cuando la gente que lleva comunicación o los propios grupos que son auto editados insisten e insisten, a mí no me molesta, porque a veces esa insistencia ayuda a que vaya a esa montaña, lo escuche y en el 90% de los casos igual no vale la pena, pero a veces sí. Y también le asigno discos a los colaboradores, pero tengo la suficiente confianza como si, por ejemplo, le digo a Víctor o Aida o a Jordi ‘¿quieres hacer esta crítica?’ y me dicen ‘sí, pero también me gustaría de esto o esto’, y eso no lo tengo en mi lista, entonces, lo escucho y les digo, ‘ok’.

—Sobre esto que decías sobre ser fan al escribir, al tomar esa posición, no se toma solo con los argumentos a la hora de reseñar un disco o un show, ni con preguntas específicas en entrevistas, sino que también tiene que ver con los temas sobre los que uno quiere escribir. Cuando hemos hecho eso, por ejemplo desde POTQ Magazine, como equipo, se critica bastante.Y pienso que esa resistencia tiene mucho que ver con la idea de que la prensa es una extensión de las agencias o de los artistas y que tiene que hacer relaciones públicas. Acá nos oponemos a eso. ¿Cómo es la experiencia de Rockdelux con ese tema? Te lo mencioné en la charla de Pulsar, en el ’94 Los Canadienses se separaron después de una crítica que apareció en la revista.

Prácticamente todos los periodistas que están en periódicos o en televisión han empezado en Rockdelux, Nando Cruz, Luis Hidalgo, gente que sigue colaborando o no, como Lenore que está en El Confidencial. Todos han pasado por RDL como si fuera una escuela y, en cuanto a eso que comentas, en este sentido, yo no puedo estar de acuerdo con las ochenta o noventa opiniones de los discos que publicamos, pero yo no doy ninguna directriz jamás. La directriz que puedo dar es el encargar el disco a una persona u otra. Ya los conozco de muchísimo tiempo, no solo por su trabajo sino por lo que escuchan, por los conciertos a los que asisten, en los comentarios de sus redes.

—Algo interesante de cómo se exponen los contenidos musicales en España, son el archivo de la televisión pública. Soy muy fan de Cachitos. Es muy raro desde acá ver en la tele a My Bloddy Valentine tocando y después a Raphael. Ahora ya ha cambiado de forma incipiente, pero durante muchos años, la música desapareció allá de la tele y eso se traduce en un futuro sin archivo. Me da ansiedad de pensarlo.

Sí, la música había desaparecido totalmente y se estaba creando un vacío que muchos comentábamos, a ver, si en treinta años queremos hacer un Cachitos, no existirá material. Y ahora desde hace un año, este año, se han vuelto a poner las pilas y el mismo equipo de Cachitos está haciendo La Hora Musa, en una hora de máxima audiencia, que es un poco recuperar la forma de los programas antiguos. Si van grupos de gira, aprovechar que toquen tres temas en directo y pues lo mismo, te sale Franz Ferdinand, Los Planetas o Bad Gyal. Y después en las televisiones privadas también han empezado a hacer algunos programas. Parece que hay una revitalización de darle cierta importancia a la música actual en televisión. A ver si esto se consolida o no, pero llevábamos unos años de un vacío absoluto.

Es que hubo una época en que la música en la televisión era uno de los ingredientes básicos, de hecho, recuerdo que algunas de las primeras entrevistas que hacía yo, siempre las hacía en los estudios de televisión porque venían los grupos a actuar. Cada semana había grupos que venían a actuar. Lanzaban el disco y dentro de la campaña de promoción siempre entraba la actuación en televisión y esto había desaparecido.

—Volviendo a la revista, en toda la conversación que hemos tenido sobre los nombres que mencionas de redactores, han aparecido muy pocas mujeres. Y eso también es algo que se ha criticado e incluso yo como lectora, he visto a lo largo de las décadas, a pocas mujeres firmando. Frente a esto, que pasa en todas las publicaciones ¿no te parece que es un problema que establece un canon un tanto mentiroso? En el sentido de que con la publicación estás mostrando una realidad sesgada per sé, pero con la homogeneidad de las firmas que existen -mayoría de hombres- se apartan puntos de vista que pueden aportar.

¿Un canon patriarcal?

—Sí y al mismo tiempo mentiroso, porque te da una visión sesgada del contexto, de la realidad, de los discos que se están publicando y de una forma de hablar sobre ellos. Si la mayoría de los redactores son hombres con experiencias similares, con puntos de vista similares, al final lo que te queda en cada número es una visión muy reducida de la realidad.

Sí, totalmente de acuerdo, pero aquí hay un problema que yo no sé el motivo. Y esto la gente no lo sabe. Cuando nos hacen esta crítica o este comentario, o hablamos de esto, claro, la gente no sabe lo que pasa por dentro. A mí me encantaría que hubiese más mujeres escribiendo, pero no por cubrir una cuota, sino porque saben escribir, porque les interesa este ámbito de la música. Es que en España no salen. No sé si en otros sitios es igual. Y esto que te comentaba que me llegan seis, siete u ocho propuestas cada semana de ‘hola, soy tal, me gustaría colaborar’. De estas diez propuestas, por decir un número, las diez son de tíos. O sea, dónde están.

—Existen. Lo he conversado con otras periodistas de acá y de otros países, porque siempre hay pocas. Y creo que tiene ver con los modelos de representación. Hay pocas, se ven pocas, muchas menos se animan. Así como hay trabajo feminizados, hay otros masculinzados. Y algo que me dicen varias, es que comparten esa sensación de que hay ciertos lugares en los que no encajan y que creo que tiene que ver con eso, con los espacios masculinizados.

Eso me parece un error.

—Yo también he sentido eso en algunos espacios de trabajo, la verdad.

Pero a ver, Javiera, si tú te movieras allí con nosotros, por ejemplo, en conciertos, es que verías que lo de sentirse incómoda…

—No me refiero tanto a esos espacios, sino al laboral. Hace poco una me contaba de haber estado en una pauta, haber propuesto algo, haber sido ignorada y cuando el tema lo retomó otro periodista, hombre, el editor escuchó y le aprobaron el tema a él. Eso pasa, por ejemplo.

No es nuestro caso.

—Ya, pero es una de las cosas que pasan en los medios aún.

Esto es hablando, claro, de realidades laborales más globales. Es una realidad y muy triste, pero por otro lado, hay otra cuestión… es que yo tampoco lo sé. El otro día lo hablaba con Marisol García que también me entrevistó en el Pulsar. Las mujeres que históricamente han escrito en Rockdelux, desde Patricia Godes, Sagrario Luna, Laura Sales, Anna Ramos, Silvia Pons, todas estas mujeres, en un momento determinado, dejaba de interesarles. Se casaban, tenían hijos, encontraban otro ámbito laboral y dejaban de colaborar pero por iniciativa propia y eso nunca lo he entendido. Es como si en un momento determinado, excepto Patricia Godes, pero todas las demás, escribían entre los 20 y 30 años y a partir de ese momento dejaba de interesarles, nunca he sabido el por qué. Y ahora me olvido de alguna más, pero todas estas mujeres que han estado en la revista lo han dejado por iniciativa propia.

Anna Ramos, por ejemplo, empezó a interesarse por el arte contemporáneo y empezó a trabajar en el MACBA, Laura Sales hizo un máster en sociología y está trabajando en asuntos sociales. Ahora por ejemplo, Aïda parece de otro perfil, pero ahora veo que colabora menos, pues, porque a partir de que empezó en Rockdelux la han llamado para un programa de televisión local de Barcelona, de presentadora de un programa que salen grupos bastante alternativos. Ella hace una entrevista y el grupo toca. Pues, Aïda escribe menos, porque yo le propongo cosas y me dice que está muy liada. Y está todo bien, pero desde fuera se puede ver como que nosotros la estamos dejando de lado y no es cierto.

—Eso que me dices tú, que en algún momento una empieza a dedicarse a otras cosas, también lo he conversado con periodistas argentinas, mexicanas y de acá. Y creo que tiene que ver con un cansancio de pelearla constantemente contra algo que es estructural. El contexto no ayuda. Un periodista musical de acá, que la gente respeta, me dijo hace unos años que las mujeres nunca iban a ser igual de buenas que los hombres siendo periodistas musicales, porque eventualmente se les iba a ocurrir tener hijos. Y creo que él lo dijo en voz alta porque la ignorancia es atrevida, pero no me sorprendería que otras personas pensaran aún en el 2018 de forma similar.

Es que es un argumento machista. Eso no depende de… es que eso es machista en este contexto y cualquiera.

—Bueno, eso se detecta, a veces. Ese pensamiento existe.

Yo te puedo afirmar rotundamente que yo estaría no encantado… tampoco tengo que estar encantado, el trato es de tú a tú. Pero que allí se posturalan mujeres y que el equilibrio se genere. Ahora tenemos a Silvia Cruz Lapeña, que hizo en julio lo de Rosalía, fuimos a escuchar el disco que estaba sin acabar y decidimos hacerlo, un poco antes del boom de la Rosalía esta…

¡Que no saluda ni a Almodóvar!

Ja, ja, ja, ja, pobrecita, no se enteró. Pero es que es genial el vídeo ese, ‘Rosalía guapa ¡que soy Pedro!’. Es que parece una escena de una de sus películas. Silvia está muy centrada en el tema flamenco, puro y más contemporáneo.

—He estado escuchando mucho ahora a una flamenca, María José Llergo.

Sí, es muy buena., muy buena. Es que claro el flamenco es un mundo…

—Sí, también leí las críticas sobre Niño de Elche en la Bienal de Flamenco de Sevilla y…

Sí, uff, madre mía. Es muy fuerte. Este talibanismo -que llamo yo- es lo que me pone de los nervios. Con la facilidad que tienes ahora para acceder a cualquier cosa, que la gente no se abra más.

—Y bueno, esa cosa cansina de que Rosalía es catalana y no puede hacer flamenco…

¡Y lo de apropiación cultural! Acusarla de eso a ella o a cualquiera. Si la música pop tiene algo, es que siempre se ha nutrido de otras cosas, es un reciclaje continuo. Y lo único que sirve es que en ese reciclaje tú aportes algo personal. Vamos, de qué pureza me hablas en el pop. Y bueno, no solo en el pop, en la literatura, en el cine. Es como que si me dicen que Tarantino es apropiación cultural porque hace referencias a Sergio Leone, ¡por favor! El hip hop es algo netamente norteamericano y es algo que se ha extendido por todo el mundo y qué, pues es como tiene que ser.

—Me llama la atención la manifestación de lo latino allá. Me imagino que uno entra a cualquier colegio en Barcelona, en Madrid o en Valencia, qué se yo, y esos niños tienen compañeros venezolanos, ecuatorianos y eso permea la cultura. Y probablemente, ahora hayan niños catalanes que mezclan su idioma con jerga latinoamericana. Eso, evidentemente, se notará en la música, en el arte. Y está todo bien ¿no?

Sí, sí. Es que con todo el mundo del trap, o sea a mí hay cosas que me interesan, aunque generacionalmente me pillan de refilón, tengo que reconocerlo. Pero me interesa. Por ejemplo, Tangana o la Bad Gyal, que siempre van con el discurso que utilizan las armas del sistema capitalista para su propio… pero es muy sutil, no sabes si lo estás utilizando para criticarlo o para formar parte de él.

—Bueno, C Tangana explota mucho eso del concepto del ídolo, su show en vivo lo construye alrededor de eso. Y ahora hace algunos días sacó esta colaboración con Niño de Elche, buenísima. Se nota que él tiene un acercamiento a diferentes cosas y se nota hasta en sus videos. En ‘Bien duro’ tenía esta estética del cine quinqui español de finales de los setenta. ¿Qué piensas de cómo está montando el proyecto? Tiene que ver mucho con lo que hablábamos antes, esta cosa del prejuicio, también.

Sí, estuve mirando vuestra web y lo vi ahí. Yo creo que no sabes si es una estrategia, un homenaje o algo que realmente le sale de dentro. A ver, por ejemplo, El Coleta que hace muchas referencias a José Antonio de la Loma, al cine quinqui, no lo sabes… yo intento aparcar el concepto de si es auténtico o no y centrarme en el resultado. Y a mí el Tangana tiene temas que me parecen extraordinarios y otros que me parecen más del montón. Rosalía, al margen de que la gente piense que es un producto del marketing, su disco me parece una obra maestra. Antes de venir, como dura media hora, algo que me parece una bendición en estos tiempos, lo escuchaba continuamente. Es un disco súper arriesgado.

—¡O sea, produce con el silencio! Es súper arriesgado pensando en que quiere ser una artista masiva.

Sí y yo prefiero aparcar sobre si es auténtico o no y me centro en la parte artística. Por ejemplo, Yung Beef puede ser más real, de alguna forma, que Tangana. A mí Yung Beef me parece extraordinario. Me da igual que el 90% sea playback, pero la energía que se desprende de esos conciertos, la relación con el público, es algo que a mí me parece súper válido.

FOTO FERRAN SENDRA

—Tuve la oportunidad de ver ese concierto que hacía con la jaula. Pensé muchas cosas, sobre todo lo peligroso que era, ja, ja, ja.

¡Sí! ¡Con la jaula! Yo lo de la jaula lo vi en el Apolo y en el BIME, en Bilbao, hizo el último show con la jaula porque él y su equipo decidieron que podía ser peligroso, se vio que quizás en algún momento hubo conciertos en los que la cosa estaba en el límite, tanto para el público como para él.

—Cuando lo vi en el Primavera Sound, estaba encima de la jaula, se escuchaba una bola de sonido, como la mierda, pero daba lo mismo.

Es que sí, eso. Y eso es rock and roll también, por utilizar un término antiguo.