El cuarto disco de Triángulo de Amor Bizarro llega en el momento justo. Con una España sin gobierno tras haber pasado más de un mes de las elecciones (y sin ninguna apariencia de tenerlo en breve), el grupo gallego vuelve con un álbum abrasivo en el que el noise (“Gallo Negro se Levanta”), el shoegaze (“Nuestro Siglo Fnord”), el pop más rabioso (“Barca Quemada”) y hasta un guiño a la banda que les da nombre en ‘Baila Sumeria’, se mezclan con naturalidad.
Como sello del grupo, este disco es dominado por el ritmo (sus canciones son más bailables que una sesión de música electrónica), imágenes alucinadas, referencias místicas, sobrenaturales y mucho contenido político, a la manera de unos Sonic Youth en el que el contexto es más importante que ser explícito. Este disco supone otra cumbre más en uno de los grupos en español más relevantes del siglo XXI.
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