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Javier Barría – El Diminutivo del Frío (Autoedición)

Javier Barría – El Diminutivo del Frío (Autoedición)


Ocurre un fenómeno curioso con los discos de Javier Barría. Una suerte de ciclo que se ha repetido ya en más de una ocasión, y que el propio compositor es el primero en identificar: sus trabajos cobran fuerza meses después de haber sido lanzados. Pasó con su delicioso “Ciudadano B” (2007) y con el notable “Introducción a la Geometría” (2008) -su debut en la tierra de las casas disqueras-. Una vez puede ser anécdota. Dos, coincidencia. Pero aquí estamos, es enero del 2011 y no es alocado apostar fichas a que volverá a ocurrir. No faltará quienes crean que es el método de distribución de este trabajo -el regreso de Barría a su ya habitual modus operandi de la autoedición y la descarga gratuita– el que le juega en contra. Pero no fue así hace un par de años, y no tiene por qué serlo ahora. Menos aún en este caso, en que la suma de historias e influencias no hace sino suponer que este largaduración siempre estuvo destinado a ser.

Hay canciones que salieron del pavimento de las calles (‘Peces en el Asfalto’) y líneas melódicas que llegaron de la nada, en medio de almuerzos familiares (así nació ‘Historia de Terror’). Composiciones que llevaban lustros guardadas (‘Ruinas’, tocada una sola vez en vivo, hace ya dos años y medio) y palabras juntadas al azar que –tras largo tiempo – se rearmaron para crear algo nuevo (‘Estábamos Unidos de América’). Lados b y temas que no calzaban en ninguna parte se conjugaron y encontraron su lugar aquí, en medio de bases con marcada inspiración ochentera, sabor a Daniel Melero y guiños a Ryuichi Sakamoto. Es una recolección de etapas, muestrario de momentos y facetas de una prolífica carrera que se dan cita en este punto de encuentro sonoro en que nada está fuera de lugar. Un manifiesto de parca honestidad, y contradictorio por ende, mezclando pesimismo y esperanza como consecuencia natural de un 2010 cuyas réplicas nunca terminarán de sentirse.

Está todo ahí: las líneas tarareables (‘La Broma’), las frases inolvidables (‘Estómaga’, ‘Paisito’). ¿Por qué no explota ahora, entonces? ¿Por qué la espera? Tal vez es una cuestión climática. Tal vez tiene que ver con el verano sofocante que nos rodea. Porque, desde el título y los colores de la portada en adelante, éste es un álbum hecho para otro momento, para otro clima. Un conjunto de canciones que pide a gritos aquello que su nombre sugiere. Tracks como ‘Parte del Circo’ o la confesional ‘Tiza’ están destinados a cobrar renovados bríos con la llegada de las bajas temperaturas. La música, a fin de cuentas, es un asunto sensorial. Y puede que tarde un poco, pero ya verán que -en un par de estaciones más, como mucho- se le hará justicia al muy buen disco que es “El Diminutivo del Frío”. Así como con sus predecesores, es algo destinado a ser.

Descarga “El Diminutivo del Frío” de Javier Barría en este enlace.