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Maratón FNM: The Real Thing [Slash, 1989]

Maratón FNM: The Real Thing [Slash, 1989]

Faith No More contaba con dos álbumes y una respetable carrera en el circuito alternativo, pero el gran público desconocía a la banda, cuyo sonido parecía más apto para sudorosos conciertos que para las listas radiales. Pero, en 1990, la situación se revirtió, cuando MTV puso en su parrilla ‘Epic’ y el éxito comercial le sonrió por primera vez al quinteto. Ya en agosto del año anterior había sonado ‘From Out Of Nowhere’, pero fue el segundo single de The Real Thing el que puso al grupo en el mapa, con una canción que ayudaría a sentar las bases de lo que conocimos como rap-metal. Eran guitarras y fraseos incendiarios, pero con la mesura que se requiere en orden de satisfacer al mainstream. Un hit inmediato.

Con un nuevo cantante, Mike Patton (venido de ese universo paralelo llamado Mr. Bungle), los norteamericanos parecían dispuestos a comerse al mundo. Y lo hicieron. En su tercer disco, Faith No More aprendieron a edificar clásicos, una ciencia en la que adquirieron destreza con el paso de los años y que los situaría en el panteón del rock. Además de valerles frases hechas, The Real Thing los hizo acreedores de una credibilidad a toda prueba en su creciente culto de seguidores, fomentada por el salvajismo de un frontman carismático y entrañable, capaz de alentar hasta al más conspicuo de seguirle el amén. Mención aparte para las líneas de bajo de Billy Gould, otra piedra fundacional en la construcción de su ideario.

Ruidosos y melódicos, rockeros y raperos, tributarios e innovadores; Faith No More versionaban a Black Sabbath (‘War Pigs’), mientras fraguaban gemas totalmente accesibles (‘Falling To Pieces’) y recibían la venia de una audiencia cuya masividad iba en aumento. Antes de que el mundo se tiñera de grunge, The Real Thing ya daba atisbos de que lo alternativo se venía con fuerza, dejando atrás al anquilosamiento de los ochentas. Con música compuesta antes de la llegada de Patton y líricas escritas por el cantante en poco menos de un mes, los californianos moldearon una placa en la que hablaron –honestidad brutal mediante- de obsesiones, amor, pérdida y confusión. ¿Cómo no sentirse identificado con ellos? La ruta estaba clara hace tiempo, pero ahora sumaban un séquito a sus espaldas. El mito había germinado.