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Maratón RATM: The Battle of Los Angeles [Epic, 1999]

Maratón RATM: The Battle of Los Angeles [Epic, 1999]


Desde tiempos inmemoriales, la humanidad se ha visto enfrentada al miedo. Conforme el hombre ha evolucionado, sus nociones se han sofisticado, y la lógica (ya sea de grupo o de algún ente iluminado) ha generado ciertos patrones que se vuelven leyes tácitas. Uno de esos tiene que ver con aquello que molesta, incomoda o -incluso- aterroriza: ignorarlo. Hacer caso omiso a cualquier evidencia de su existencia, hasta que esté respirándote en la cara y no haya más opción que asumir que es real. Un modelo de conducta que aplica a prácticamente todo individuo, sea un recién nacido o un líder mundial.

¿Suena estúpido? Claro que sí. Pero así funciona la mente. Y, como bien es sabido, la historia es cíclica. Por ende, tales vicios nunca se van. Derivan en inconsciencia, generan discriminación, alimentan odio y desprecio. Los mismos males denunciados por Zack de la Rocha y compañía en 1992. Siete años después del debut en largaduración las problemáticas sociales siguen ahí, como si no hubiera pasado un solo día. ¿Hay acaso algo distinto, entonces? Sí: la ventana mediática ahora es más grande de lo que nunca lo volverá a ser para una banda de protesta.

Porque, por favor: el rock -con los sazones metal, rap e incluso funk que todos conocemos de sobra- es la herramienta, no la esencia. Rage Against the Machine es, en su núcleo, un grupo de protesta. Cada uno de sus discos, un canto de ira. Y sí, hoy viajan en avión privado y los que pueden compran sus entradas a crédito para verlos (porque las opciones no sobran, digámoslo), pero eso no le quita validez a sus palabras. En absoluto. La historia cuenta que efectivamente hubo una Batalla de Los Angeles, allá por el ’42. Pero ése fue un evento que duró casi dos días. Ésta es una guerra que comenzó mucho antes de aquel primer álbum, y aún no termina. Están los que temen e ignoran, y están los que se enfrentan a la impotencia del miedo. Ellos son los que nombran a los monstruos. En ocasiones, incluso, terminan convirtiéndose en uno por derecho propio.

Mañana, un monstruo se presenta en el Bicentenario de La Florida.