Porcupine Tree
Era la segunda noche para Steven Wilson en nuestro país. Los comentarios de un show perfecto y emocionante habían llegado a oídos de muchos. No se equivocaban. Lo que se logró sentir y vivir ayer en el recinto de San Diego fue parecido a poder viajar entre las fibras de una tela muy fina, dejarse llevar y entender claramente cada uno de los nexos que unen la amalgama de sonidos, cada una de formas que la componen.