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La música de la calle es más fuerte que tus balas

La música de la calle es más fuerte que tus balas

A esto nos referimos cuando decimos que la música, sus agentes y su periodismo, deben tener una línea. Hace días no somos capaces de escuchar una canción, y los ruidos de nuestra cabeza se dividen entre los helicópteros volando nuestras casas y los balazos del Estado asesino. Nos acostamos pensando en el paco traidor y nos levantamos sabiendo que, hoy, ninguna canción va a sonar tan fuerte como la que crea toda una ciudad enojada apelando a un Estado que nos está matando.

Desde hace días que no queremos -ni podemos- contarte sobre el estreno del día, ni del concierto a suspender. Porque hemos trabajado arduamente en un medio capaz de entender que el periodismo musical va mucho más allá de un festival o el hit del verano. Nuestro rol es dejar constancia y registro de lo que vivimos como sociedad, desde el prisma de la música. Cómo sentimos el arte, por qué nos enamoramos de ciertos discos, por qué luchamos por que la decencia musical no sea sólo la pulcritud de la ejecución de instrumentos; también de sus personas y sus actuares.

Nos encontramos frente al espectáculo más triste que muchos hemos tenido que vivir; circo periodístico, nulo interés por la integridad humana, fuerza desmedida, violencia sexual, balazos en vivo, ministras que lo niegan, milicos que se ríen, fachos jugando a la guerra, mandato del caos. ¿Qué nos dice Rodrigo Ubilla, subsecretario de Interior, cuando pese a la insistencia de los periodistas presentes en una rueda de prensa esta mañana de martes 22, no responde nada sobre las identidades de los asesinados? ¿Quién los mató?

¿Por qué en la noche del lunes un militar mató a José Miguel Uribe Antipani en Curicó? Curicó, una ciudad sin Estado de Excepción siquiera. ¿Por qué el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) ya ha presentado dos querellas por violencia sexual a mujeres dentro de comisarías? “Una de ellas relata haber sido puesta boca al suelo sobre la basura y con el arma de servicio, haber sido amenazada con dispararle si se movía, para luego tocar su cuerpo con el fusil y amenazarla con penetrarla con el arma”. Esa es la información. Y es lo que nos tiene que importar saber ahora.

Las incompetencias y los abusos pasarán a la historia; y en tiempos de infoxicación, es nuestra labor ser responsables con lo que decimos, compartimos y hacemos. La música es una de las tantas formas que tiene el pueblo para dejar constancia de lo que vive. El cancionero local nos grita cómo se nos mató, torturó y embobó para que la historia parezca un ciclo sin fin. La música chilena está llena de sangre, de miedos, pero también de fuerza, de las mismas ollas, de los mismos cantos.

Es hora de la acción. Menos “repudiamos” y más combatimos. A la calle los mirones, que nos matan sin pudor, a la luz del día. Apaguemos la tele, dejemos de ver cómo cuantifican vidas como si se trataran de supermercados extranjeros. Vuelve a la radio, sal a tu esquina, corta tu avenida principal, sin miedo pero con cuidado.

Esto es lo que queremos registrar hoy. La tonada del Chile pobre que se aburrió de esperar el milagro, el aumento de sueldo, el intercambio ético entre servicios y remuneración económica, la dignidad en la vejez, el derecho de vivir y morir en paz. Cuando esto se acabe, que no se les olvide hasta dónde llegamos. Que no se les olvide esta canción, una de las más injustas que Chile tuvo que escuchar.

Mañana diferentes organizaciones civiles y sindicatos a nivel nacional convocan al inicio de una Huelga General. Como equipo de POTQ Magazine la apoyamos y nos sumamos. “Solo depuesto el Estado de Emergencia, habrá condiciones que permitan iniciar de manera real, un diálogo social y político, con organizaciones representativas de los trabajadores y movimientos sociales, que le dé respuesta a las demandas que son las que han generado este estado de indignación social”, explican en la convocatoria. Sebastián Piñera, deja de mancharte las manos de sangre, saca a los militares de la calle Y RENUNCIA.

No les vamos a dar en el gusto. Hoy pasamos por alto la colección de canciones ajenas y vamos a salir con nuestros propios instrumentos a la calle: las manos, los pies y la voz, para entonar este coro como si la vida se nos fuese en ello, porque sabemos que hay vida que se ha ido en ello: EL PUEBLO UNIDO, JAMÁS SERÁ VENCIDO.