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Las Ex: “el manejo cultural es donde más fuerte se ve el patriarcado”

Las Ex: “el manejo cultural es donde más fuerte se ve el patriarcado”

Por Bárbara Carvacho y Alex Miranda 

Camila Guevara, Lina Elías, Silvina Fresina, Laura Velázquez. Guitarra, bajo, batería, voz-guitarra. Italiano y cerveza, italiano y cerveza, italiano y cerveza, italiano y Coca-cola. Cami tiene 27, Lina igual; Laura y Silvina tienen 29. Estamos en uno de los últimos días del invierno, noche pre lluvia intensificada por la prohibición del Pedro Pablo para subirle a la estufa del bar, y el vicio que nos dejó delegados a la esquina de las mesas unidas para recibirnos a todos.

De entre todos los lugares que se podían elegir para hacer una entrevista extensa, terminamos en uno de los peores en cuestión de logística: La Terraza. El lugar que comúnmente se ve lleno de frenteamplistas y músicos callejeros, esta vez se vio tomado por Las Ex, el cuarteto de chicas mendocinas que hacen una mezcla de surf rock con punk más bailable, pero que francamente, son mucho más que esas etiquetas inocuas.

El contexto con el que Las Ex se encontraron fue de mozos que no te pescan para pedir algo, artistas callejeros de todo tipo, estufas -que dicho sea de paso no calientan mucho-, y unos italianos, que como bien dice Laura, la guitarrista, vocalista y keyguitarrista (¿existe esa palabra?) de la banda: “tienen mucha mayonesa”.

Las palabras de Laura no eran un crítica a nuestros amados italianos, más bien un halago sobre el chancherío de las costumbres culinarias en este lado de la cordillera. Nuestras palabras previas sobre La Terraza tampoco son una crítica, si no que hablan sobre un contexto normal para una conversación con gente a la que uno le tiene buena onda, cosa que Las Ex les calzó como anillo al dedo.

Esta no es la primera vez de la agrupación en Santiago, mucho menos comiendo un italiano. Saben a lo que vienen, conocen a las Horregias, sacan rápido el cálculo de la conversión monetaria y conjugan sus verbos mucho más chilenamente que el resto de sus compatriotas. Entre todas las bufandas y gorritos que inundan La Terraza una tarde de semana, están ellas, las responsables de una de las agrupaciones más frescas y exitosas de la movida mendocina; aunque no leas su nombre en los carteles.

Músicos callejeros que tratan de imitar a Jim Morrison y vendedores de “quequitos cannabicos” se terminan colando en las respuestas de las cabras. La perfecta analogía de cómo el patriarcado sigue funcionando mientras ellas responden en la suya, tratando de hablar mientras atrás está quedando la cagada. Punk bailablesbofeminista para todas las pibas, con ese acento que históricamente le ha pertenecido al varón.

Hace unos considerables meses que el indie mendocino remeció la ciudad, también lo hizo con los festivales más grandes de Argentina, y tenerlos por esta parte de la cordillera no es sorpresa. En un mundo lleno de Perras on the Beach y Usted Señalemelo, hay un under listo y dispuesto para la disidencia. “Así sigue siendo la heteronorma del mainstream dentro de la música. Que estén rankeando primero es una cuestión a la que todos los medios responden desde el patriarcado“, empieza Cami. Le pone fichas a la onda de los chicos pero le parece que dar tanta atención a sólo un grupo de bandas es “descuidar la escena, no es inocente. ¿Por qué la prensa le da tanta cabida a esas bandas? Todos los días notas y notas y notas de estos pibes”.

“Hay una escena feminista”, dice Silvina. “Femenina, feminista, disidencia, compositoras, bandas heterogéneas con líderes chicas, todo eso existe en Mendoza. El manejo cultural es donde más fuerte se ve el patriarcado. Los pibes de la escena de ahora, sí, son pibes, son facheros, tocan bien, pero siguen siendo todos chicos. Nosotras por hacer algo diferente estamos en el mismo nivel, y en otras cosas tenemos mejor nivel, pero somos mujeres”, cuenta Lina, que está por recibirse en Licenciatura en Música Clásica en la Universidad de Mendoza. “Y eso que nosotras somos más grandes, porque las más chicas sí que no tienen visibilidad. Al final es cuestión de manejo de la información, eso es lo que nos hace querer solamente a los hombres, admirar sólo a hombres, porque ellos son muy, muy, muy, buenos en lo que hacen, y nosotras, nosotras no existimos“.

“Ahora, en Mendoza, hay un movimiento de pibas de la escena indie, que por ahí no son las bandas con las que más tocamos -porque estamos dentro de los espacios más radicales- pero siguen siendo pibas y estamos en la misma”, adelanta la primera guitarra. Muchas cosas están pasando en nuestra ciudad vecina, mucho más que un par de bandas de chicos que llegaron a renovar el rock trasandino. “Ahora están organizándose para conseguir el cupo laboral femenino en todos los festivales de música, sobretodo los estatales que son los que mejor pagan y los que más seguido se hacen”. Uno de los tantos detalles que están tratando de solucionar en un mundo que las quiere más bien calladas.

“Este año nos invitaron a tocar a un festi muy grande que se llama Festival de la Cerveza de Mendoza, se hace todos los años hace mil años, muy antiguo y ¿pueden creer que fuimos la primera banda que tocó? ¡La primera banda de chicas! ¡En 2018! Y no es que no existan bandas de mujeres, siempre han existido, pero no dan la apertura necesaria. Me parece que es porque nosotras decimos más cosas de las que quieren escuchar“; Laura en condición de vocalista debe tener más que claro qué es lo que no quieren que diga.

Ellas, por su parte, están levantando el ReSisters, ciclo de tocatas que le da cabida a todas las chicas que se ven opacadas por los galanes del indie. ReSisters de resistir, de ser re hermanas. “No hemos tenido ni una sola nota de prensa que hable de eso, y hemos traído bandas de Córdoba, de Buenos Aires. Ha estado re groso y eso queda invisibilizado. Cuando nos vamos de viaje tampoco importa, nos vamos de gira y nada”. Ahora vienen de una; se bajaron del avión desde el Perú, donde tocaron en el PopFest, además de otras fechas junto a redes feministas. Así aterrizaron en este completo italiano que chorrea mayo.

Aman viajar, conocer lugares y llevar su música y el mensaje de ella. Les sirve para conocer a otras, para habitar espacios feministas y no feministas de otros sitios; para luego volver a Mendoza y levantar cosas hermosas junto a sus hermanas más cercanas. Pequeñas experiencias que van aplicando en su cotidiano para poder mantenerse a salvo en la música, y en la vida.

“Han habido ocasiones en las que nos tenemos que poner firmes con chicos ebrios que se mandan cualquiera, y no tan ebrios que se mandan cualquiera igual, pero nunca quedar en ese lugar tibio y neutro, que es lo que más te da el mainstream“, cuentan uniendo opiniones. Para el ReSisters tienen “seguridad para las pibas y para les disidentes”, también tienen códigos para conservar eso. “He leído en algunos baños de chicas que pegan un cartel que dice ‘en caso de acoso, acércate a la barra y pide tal cosa’, y es como uno de los códigos que podemos utilizar”, relata la baterista, que si bien no conoce a alguien que haya ocupado la técnica, no duda en exponerla como una opción en medio de esta conversación.

—Pero seguimos en un mundo de chicos. La cosa es ocupar, no exiliarse de la vida.

Laura: Sí, ocupar. Nosotras, a veces, tocamos en lugares donde hay mucho hombre, no sabemos la procedencia de ellos, algunos lo demuestran en cosas como cómo bailan el pogo, y nosotras lo decimos por micrófono: ‘se van los chongos, todos atrás. Adelante las chicas’. Hay que ocupar los espacios, porque sino al final es marginarse un poco.

El quinto track de Primera Temporada, ‘Desilusión’, lo dice claro: “no puedo volver a confiar en un hijo sano del patriarcado / eso no va a pasarme nunca más”. Pero ¿cómo se puede aplicar eso en el día a día?

Cami: Es una constante deconstrucción. Entender que todos los varones, en algún punto, son machistas. Es muy doloroso entender que muchos -la mayoría- han violado, han roto el consentimiento de una chica en algún tipo de relación. Tus amigos, tus hermanos, tu padre, tu abuelo. Hemos caído en la trampa del machito patriarcal y duele, pero siempre con las pibas.

Lau: Aparte se pisan solos los machitos estos. A mí dame un minuto con un machito y me doy cuenta si es un imbécil o no. Cinco palabras y ya lo sé, y no me voy a gastar ni un segundo más.

Lina: Como que se anulan automáticamente. Me ha pasado estar con un montón de chicos, que a mí me parecen re copados, y estamos hablando de la música, los pedales, y de repente aparece en la conversación un culo, y se ponen tipo ‘no, este culo, el culo, el culo’. ¡Objetivizan a la mujer en dos segundos y desde la nada! No tenía nada que ver una cosa con la otra, qué básicos. Qué cosa asquerosa.

Sil: O de repente te dicen ‘me traje a mi mujer’. Se nota en la forma de hablar.

Cami: En la música también pasa, en el mismo indie, Luca Bocci está escrachado porque violó, y no sólo una vez, y también hay cercos mediáticos al respecto. Una tiene que ir eligiendo qué espacios habita y cuáles no.

Lina: Igual queremos que la dinámica no sea que nosotras dejemos de habitar el espacio, si no que el colectivo segregue a esa persona, lo escracha de tal manera, lo margina de tal manera, que no hace falta que se diga algo, se va solo, se va a esconder.

—¿Se segrega al violentador como fin último?

Lau: Hay machos que no se rehabilitan y no se van a rehabilitar nunca, esa gente ya está perdida. Yo quiero que se vayan todos a una isla y se las arreglen entre ellos. Que no molesten. Arruinan la ciudad, arruinan los países. Está bien la gente que se está deconstruyendo, entendemos que todes hemos vivido micromachismos que han sido traspasados de generación en generación, por eso es genial el estado de deconstrucción: porque es eterno, toda la vida nos vamos a seguir deconstruyendo, el mundo va a seguir cambiando.

Sil: Hemos aprendido todo mal desde que nacimos.

Lau: Hay tolerancia con la gente que se está deconstruyendo, pero la gente que ha quebrantado, o atentado contra otras personas, que ha sido mala persona, yo no le perdono, tiene que estar lejos de mí, muy lejos.

Cami: También ojo, está complicado hablar de ‘segregación’, como si el macho pasara a ser una víctima.

Lau: Pobrecito que no lo dejan seguir con su vida.

Cami: ¿Hasta qué punto vivimos en un sistema heteropatriarcal en que la mayoría de los espacios que habitamos siguen siendo machistas? ¡Y de repente ellos son las víctimas!

Lina: Estamos creando una resistencia porque la justicia tampoco hace algo con los casos graves en los que se denuncia a ciertos hombres atacantes, violadores, agresivos. La justicia siempre queda varada, siempre queda en nada y nadie más sabe nada más. Y lo que hemos encontrado muy eficaz es el escrache público, esto de discriminarlos, porque realmente se lo merecen. Mucha gente se plantea las cosas que normalmente haría o piensa dos veces antes de hacerlas, todo por este miedo público. Es la respuesta a todos los sistemas que no funcionan.

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Si algo saben hacer estas chicas, es apropiarse de los lugares en los que tocan. Ellas mismas cuentan con risa en la cara de la vez que fueron a tocar a un espacio lleno de metaleros roñosos, como uno se imagina al estereotipo. Al comienzo las miraron en menos, gran novedad para una banda solo conformada por mujeres, pero terminaron prendiendo al público. La velada terminó con ellas bacilando con los metaleros, tomándose el computador para poner música y bailando Britney entre las poleras negras y las cuidadas melenas metaleras.

Algo parecido a lo que hicieron en sus dos fechas en Chile.

Las Ex llegaron a suelo chileno por segunda vez el miércoles 22 de agosto para tocar en dos fechas de alto octanaje: la primera en Bar Loreto con Poder Fantasma y Dolorio & Los Tunantes -con los que Lina se terminó subiendo a tocar-, y una segunda en Planeta Lesbos con Horregias.

Pero no muchos fueron los afortunados que las vieron la primera vez que estuvieron en Chile y tocaron en Casa Parque Villaseca. Allí, la leyenda cuenta que tuvieron una escala de seis o siete horas en el país, y que aprovecharon de sacar una tocata artesanal de la manera que pudieron, con amplificadores conseguidos durante la misma semana del evento. También se cuenta en las calles que las canciones de Primera Temporada no dejaron sobrevivientes en el lugar.

Ese primer disco recibió una buena crítica y comentarios, además de abrirles las puertas a poder girar internacionalmente. De hecho, Laura cuenta cómo en diciembre del año pasado, en México, las recibieron como heroínas, saltando y coreando todas las canciones, pidiendo fotos y autógrafos, con un entusiasmo desbordado. Para la gente que ya había escuchado estas historias, la nueva visita de Las Ex era algo imperdible.

Lo que nadie se esperaba era que ellas ya no son las mismas que en ese tiempo, cosa que demuestra el amplio crecimiento que ha tenido la banda, considerando que esa tocata -o toque como dicen ellas- fue en diciembre del año pasado. Ahora las chicas están más enfocadas, bien enfocadas en el crecimiento de la banda. Y por supuesto, lo que más claro tienen es el campo de batalla en el que se metieron. Si antes la consigna era pasarlo bien y no dejar que las detengan, ahora la consigna es diferente.

La composición dentro del grupo funciona de manera más bien socialista y no tanto de descansar en una persona que funciona como compositora de la música o las letras. Ante la pregunta directa sobre cómo funciona su proceso, Lina dice en forma de broma que, básicamente, todo se reduce a un pentagrama con sangre de conejitos, un aquelarre musical que complementan con un abecedario para crear las letras.

Sil, por otro lado, contesta de manera más seria, explicando que no todas las canciones nacen igual. “A veces una trae la base, con la melodía básica y vamos armando lo demás entre todas, vamos cortando y volvemos a armar. Algunas canciones han salido grupales desde el comienzo”.

Lo importante aquí es lo último que dice Sil sobre el tema: “todas las canciones pasan por la mirada de todas”. Algo que Laura complementa, diciendo que buscan que tanto la música como la letra las represente a las cuatro, a pesar de que son mujeres con actitudes y personalidades completamente diferentes.

“Fusionamos cosas, gustos, diferentes experimentos, las cuatro componemos, las cuatro traemos canciones”, dice Lina.

Camila comienza a hablar del nuevo disco, de cómo las composiciones nuevas vienen con más… No alcanza a terminar, a Laura le emociona el rumbo que está tomando la conversación, se escucha hasta como bota rápido el humo del cigarro que está fumando para terminar la frase de Camila: “¡Muchísimo más contenido que antes!”, dice con energía y su marcado acento mendocino.

Laura explica cómo las primeras composiciones fueron cosas que nacieron en plazas, entre birras y guitarras. De hecho, va más allá, asegura que cuando comenzaron la banda no sabían el vuelo que iba a tomar, por lo que los primeros pasos que dieron fueron dictados por la diversión.

“Por eso hay canciones como ‘Vómito’”, comenta Laura. “Que es graciosa simplemente. Ahora estamos muchísimo más comprometidas con el mensaje, porque nos dimos cuenta que mucha gente se siente identificada con nosotras, les gusta realmente el contenido de nuestras canciones, así que les queremos dar más. El disco nuevo viene con muchísimo más para decir”.

Pero no sólo en cuestión de letras Las Ex han avanzado, si no que también en cosa de ritmos. Si bien nunca fueron amigas de las etiquetas, el mismo círculo vicioso que perpetúa el periodismo musical hace que sea necesario que en los primeros párrafos tengamos que decir que son una banda que “mezcla de surf rock con punk más bailable”.

“Ahora estamos tratando de no hacer punk sólo porque somos una banda punk. Hacemos lo que se nos pinta, tenemos hasta una canción media tanguera”, cuenta Lina. Ahora hay cambios de ritmos más fuertes, más partes que se cohesionan, las canciones superan las barreras de los dos minutos y medio a los que nos tiene acostumbrado el punk.

Pero hay más cosas interesantes. El sonido nuevo viene de la mano de un instrumento nuevo, el keytar que ahora usa Laura, algo que les da mayor libertad musical y las saca de esa ecuación básica de dos guitarras, bajo y batería. Según ellas, la aparición de ese instrumento terminó de ayudarlas a avanzar a los nuevos sonidos.

Con esto, comenzaron a abrir su sonido a más estilos y nuevas dinámicas. Lo mostraron en los dos shows en Santiago, donde comenzaron con un pequeño set de canciones inéditas que usan como piedra angular al keytar. Viéndolas en vivo, es imposible dejar de recordar las respuestas de Las Ex sobre alcanzar otros estilos, y al mismo tiempo pensar cómo cresta pueden ser tan buenas. Porque si el disco va a sonar tan bien como lo hicieron en vivo, ya queremos tenerlo en nuestras manos para no dejar de escucharlo.”

“Está bueno, porque ahora los temas tienen más capas”, comienza a decir Lina. “Son un poquito más extensos, no siete minutos tipo Tool y toda esa gilada, pero son un poquito más largos, tiene ese rollo, además varias partes entrelazadas entre sí”.

También explican que no pueden ser serias todo el tiempo, que les gusta hacer pelotudeces y divertirse, por lo que también tienen temas pachangueros guardados para la ocasión. Como bien cuenta Silvina: “un as bajo la manga para cuando prende la fiesta”.  “O sea, nos gusta hablar de temas serios pero también nos gusta divertirnos”, dice Lina. “No podemos estar tan serias todo el tiempo, y eso es algo que nos pasó cuando estábamos de gira en Perú. La gente era muy seria y nos costaba no reírnos de su seriedad. Al final se terminaron riendo con nosotras”.

—Y respecto al disco nuevo ¿Qué se sabe? ¿Para cuándo estará?

“Yo creo que volviendo de esta gira nos encerramos a esto y esperamos que para fin de año esté publicado el disco. Este año seguro porque ya ha pasado mucho tiempo”, concluye Silvina.

Desde la redacción de POTQ, te dejamos con una lista de bandas que salieron en esta conversación con Las Ex. Mendocinas, de capital, peruanas, algunas clásicas y otras que necesitan visibilización tanto como las responsables del Primera Temporada. “Hay mucha, mucha, mucha fuerza de apropiarse el espacio, no sólo habitar el espacio feminista sino que apropiarse de otros y plantarse diciendo ‘ok, yo también toco, esto es lo que hago y ¡fumátela’!

Mafia Madre
Clau Terra
Las Martas
Mariana Päraway
Fernanda Aleman
Mariana Lara 
María Gabriela Epumer
Kumbia Queers
Sarah Hebe
La Negra Liyah
Las Grasas Trans
Bife
Liliana Herrera
Tranqui Punki
Basofias 
Susy Shock
Las CherryLips
Kusama
Perra Vida
Las Tetris

Bonustrack: 

FresaKill, el proyecto trap de Silvina.