“Luz y Sombra” es una canción inspirada en un viaje a la montaña. Habla de soltar y avanzar, de cómo un lugar especial puede convertirse en un acto de psicomagia para crecer. Es un relato sobre los contrastes que habitan en la vida, en las personas y en las relaciones: amor y dolor, claridad y oscuridad, vértigo y calma.
La canción está escrita con un lenguaje onírico, sin lógica lineal, como si fuese un sueño donde todas las piezas se conectan. Surge desde el corazón del Maipo, allí donde nacen las aguas del valle central: un territorio prístino y sagrado, pero también herido por la mano del hombre y su voracidad. Es un recordatorio de lo que debemos proteger, mientras nos dejamos transformar por su fuerza.
“Luz y Sombra” contiene dos mitades que dialogan en un mismo viaje: la primera es el ascenso, un día luminoso que evoca un recuerdo bello; la segunda, la caída hacia el abismo, con vértigo y adrenalina, pero también con la confianza de que algo nos sostiene. La unidad entre ambas partes es la clave: “contrastes que al integrarse abren un camino hacia la cima, hacia la comprensión y la trascendencia”.

Grabada en días invernales en BYM Records junto a Ignacio Rodríguez, la canción nació en una guitarra vintage de 12 cuerdas y fue tomando cuerpo al sumarle capas sonoras que la llevaron hacia un formato más rock, con un groove que avanza constante y expansivo.
En palabras del artista:
“Para mi fue un sueño poder grabar melodías tan íntimas que nacieron desde mi obsesión por el sonido de una guitarra de 12 cuerdas. Lo que al principio es una emoción y sensación intensa luego se transforma en una canción. Es realmente emocionante poder ver en concreto y escuchar algo que al principio reverberaba en algún lugar de tu ser”.
Este track es además especial porque marca la primera vez que Maxi Aylwin se aventuró a grabar todos los instrumentos (excepto la batería). Más que un ejercicio de estudio, fue un acto de dejar registro de un proceso íntimo: el inicio de un camino personal donde la música se convierte en herramienta de transformación y autoconocimiento.
Maxi señala: “El proceso de transformarlas en canción rock y luego hacer un video arte en un lugar muy significativo para mi fue una gran oportunidad para poder saber que puedo canalizar mis procesos en música y canciones. Es algo que siento recién en esta etapa y me atrevo a hacerlo más confiado”.
Al final, todo se integra cuando comprendemos y aceptamos que los elementos de nuestros territorios sagrados nos transforman y nos guían hacia un lugar más profundo. Teniendo como resultado una sonoridad donde conviven nostalgia, luminosidad y contención, con una reverberación que abraza y expande el espacio interior.