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Beck – Sala La Riviera [09.07.2008]

Beck – Sala La Riviera [09.07.2008]

[fotografía: Claudio Álvarez para El País]

Cuando descubres que el 90% de las críticas sobre el concierto de Beck acometen contra el deficiente sonido de la sala te das cuenta que la amargura del crítico musical puede venir por dos razones: el snobismo ilustrado (o no), la saturación de artistas y escenarios ante sus ojos o la ingenuidad de no saber diferenciar entre Beck y un atlatere de la nueva ola. Por estas razones podrás escuchar que "Beck no volverá a hacer nada igual tras el Odelay" (el chico dorado va por su octavo disco de estudio y todavía continúan soltando esas boutades), "desde que ha unido su destino al productor Modest Mouse"  (en lugar de San Danger Mouse), en resumen: un horror. Esta crónica no pretende ser el post vengador ante tanta crítica miserable, sino la apreciación de un fan (histérico o no) ante el concierto que Beck ofreció el pasado miércoles 09 de Julio de 2008 en la madrileña sala La Riviera.

PRÓLOGO: NO SE LO MERECÍAN.
Un cuarto de hora después de la hora programada y ante un escaso (y maleducado) público, el grupo Tulsa ejerció de telonero para la velada. Una indescriptible Miren, entre tímida o enfadada, nos fue deleitando con varios de los temas de su debut "Sólo me has rozado" (Subterfuge, 2007): especialmente bellísima con una interpretación final de "Sólo me has rozado" y demoledora con "Seguramente me lo merezco". Una cándida media hora que nos sirvió para confirmar que estábamos ante el comienzo de una gran noche y para demostrar la calidad de Tulsa en directo. No todos lo lograron, más preocupados con las sustancias de turno o con las cañas de 6€. Volveremos a encontrarnos, espero que en mejores condiciones.

PRIMER ACTO: BIENVENIDOS A 1994.
A las diez de la noche el público comenzó a impacientarse, hasta el momento en que quince minutos después las luces se apagaron. Como es habitual, los integrantes de la banda saltaron al escenario instantes antes del solista. Poco se hizo esperar la entrada del pequeño geniecillo, y menos aún la primera acometida de la noche: "Devil’s Haircut". El tema que abre el glorioso "Odelay" (Geffen, 1996) fue el encargado de abrir el concierto de una manera más ruidista si cabe. Una de las tónicas que rompieron con los rumores de un show más acústico y marcado por la nueva línea del "Modern Guilt" (XL Recordings, 2008). ¿Una pequeña concesión al pasado? La respuesta es no, un no rotundo. Una negación que se vió amparada con los primeros riffs de "Loser". La canción maldita, el himno de toda una generación suena como nunca en pleno 2008. ¿La razón? Más descastados y desencantados que nunca, continuamos pidiendo aquello de "I’m a loser baby, so why don’t you kill me?". OK OK Si todavía no había reaccionado el público ante semejantes hits, mr Hansen se atrevió a continuar con uno de los singles de "The Information" (Interscope Records, 2006): "Nausea", un tema que no acabó de convencerme en demasía en su presentación, pero que es un verdadero trallazo en directo. La revisitación a medio camino entre el groovy y el rock para "The New Pollution" hizo que la fiesta de los noventa continuase. La inclusión de "Girl" y "Sexx Laws" en esta primera tanda de singles triunfales sirvió para canonizar oficialmente dichas composiciones: una cyanide girl que sonó mejor que nunca de una manera más sucia y menos electrónica que nunca y una desinhibida "I want to defy the logic of all sex laws", que se convirtió en una de las frases de la velada. Últimos coletazos de una colección de nueve clásicos que sirvieron para caldear el ambiente. ¿Fue una concesión gratuita a la masa dedicar la primera media hora larga de concierto a los singles del pasado? ¿Los temas del nuevo disco no están tan pulidos como para hacer que el público despierte? Un segundo, esperen un sólo segundo y esperen a la segunda parte del show.

 

[fotografía: Leti Click]

SEGUNDO ACTO: CULPABLE POR MODERNO (Y POR ROCKSTAR)
Sin espera, ni dilación, mr Beck Hansen se prepara para el asalto de la presentación en directo de su novísimo "Modern Guilt". Primeros compases de "Gamma Ray". Toda duda se esclarece, el primer single del nuevo álbum pasará a formar parte del setlist habitual del artista post-"Modern Guilt". Imposible no clamar ante el poder musical del rayo gamma. El asalto continuó con la canción que da título al disco, "Modern Guilt". Un growner en toda regla y que podría convertirse en el tema por el que recordar al pequeño cienciólogo a lo largo de su carrera musical. Estamos ante algo grande, sí. "Modern Guilt, I’m stranded with nothing". El tercer paso: una "Soul of a Man" con ciertas reminiscencias a "Black Tambourine", negra negrísima interpretación y ruidosa a lo The White Stripes, toda una maravilla. El primer asalto se saldó con una victoria por K.O. de Beck ante un público que se dividía en dos facciones: el entregado y freak que coreaba sus nuevas canciones y todos aquellos (mayoría) que se asustaban (o descubrían) que Beck tenía nuevo disco que todavía no habían descargado (Es en este momento en el que aprovecho para la promo: ¡Corran a comprarlo! ¡"Modern Guilt", ya disponible en todas las tiendas de música decentes del mundo!). Para desemtumecerlos, Beck se arranca con el inconfundible "Think I’m In Love" para poco después volver a las nuevas composiciones con la adictiva "Youthless" y la dupla "Orphans", sin Chan, pero con la bellísima guitarrista haciéndole los coros (algún día les contaré mi affair con ella) y la concesión de beats a lo Mark Bell que es "Replica". Pequeña sorpresa de la noche: Beck se arranca con "Everybody’s Gotta Learn Sometimes". De acuerdo, no es la primera vez que toca en directo la cover de The Korgis que realizó para el film "Eternal Sunshine of The Spotless Mind", pero el oirle entonar el "Change your heart, look around you" inicial es toda una maravilla. Uno de los grandes momentos de la noche, que enlazó con una "Lost Cause" más rockera que nunca. Para terminar el concierto una simpar dupla: "Black Tambourine", uno de los temas que ha terminado por convertirse en uno de los favoritos del público, y la primera composición que atisbamos del "Modern Guilt": "Chemtrails". Un tema en el que Beck traiciona dulcemente la atmósfera psicodélica que posee en el disco, por un aspecto más guitarrero y ruidista haciendo de la canción un perfecto broche final para el concierto.

TERCER ACTO: BENDITO GÜERO
Pero esto no podía acabar y como es natural, llegó el primer (y único) bis de la noche (maldita Riviera), una terna de cuatro temas que se encargó de abrir "Profanity Prayers" (no me cansaré de decir qué bien suenan los nuevos temas en directo) y que tuvo el colofón final con un "Where It’s At" nostálgico y grandioso que finalizó con unos sonoros "¿Qué onda güero?" y que enlazó con el tema más coreado de la noche (el estribillo ayudó mucho a los iletrados): "E-Pro". Un na na na na que hizo que la sala vibrase y que hizo que el público quisiese más. Pero no pudo ser, y las agobiantes luces verdes de la sala se encendieron dejando al descubierto las caras de satisfacción del público asistente (el snob  se encontraba ya a varias estaciones de metro de distancia).

EPÍLOGO: THX, THX, THX
¿El concierto acabó en el interior de La Riviera? Pues no, como buenos anfitriones se encontraban dos de los miembros de la banda a la puerta de la sala para atender educadamente a todo el mundo y firmar los posters promocionales de "Modern Guilt" que se encontraban en la salida. Firmas, fotos, firmas y más firmas y hasta alguna entrevista improvisada sobre el concierto. Una amabilidad acorde a la belleza y la sonrisa que la señorita poseía (pero no continuaré por esos derroteros que me pierdo). Media hora después, a través de un canal de miembros de seguridad salió Beck. Tumulto entre todos aquellos que nos habíamos quedado esperando. Un par de "Hello" y una sonrisa a todos los asistentes. Pero el pequeño (no tanto) geniecillo entró en su autobus y desapareció. ¿Para siempre? No. Sino el que aquí escribe no tendría un cartel firmado por el mísmisimo Beck (y mientras tanto mi cd original del "Modern Guilt" en casa).
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