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More Behind The Star: Lia Nadja

More Behind The Star: Lia Nadja

Por Daniel Klauser

¿Qué es lo que hay detrás de la estrella? En el caso de nuestros amigos de Heineken, se esconde una historia de 143 años, con secretos como por ejemplo su lúpulo especial, elaborado en tanques horizontales durante 28 días, demostrando con el proceso que es mejor demorarse para alcanzar la calidad. A partir de la misma pregunta, semana a semana, queremos saber qué hay detrás de los proyectos y artistas más interesantes de nuestro país. El día de hoy, nos intentamos meter en la historia de Lia Hernández, más conocida como Lia Nadja.

Lia Nadja es una artista local dedicada a la música electrónica experimental y de corte lo-fi, ha generado una seguidilla de EP’s distribuidos de forma independiente a través de su Bandcamp, capturando, además, ediciones en cassette por sellos nacionales e internacionales. Lia Nadja experimenta con géneros como el noise y el ambient, utilizando herramientas de soporte análogo como sintetizadores o grabadoras de cinta, técnica que le ha servido para construir un particular sonido basado en el folk que se abre hacia un espacio mucho más complejo y experimental.

En mayo de este año lanzó Zangra, tape que actualmente ha sido editado por el sello estadounidense Cemetery Sisters. El álbum está compuesto por trece tracks, donde la herramienta principal es una grabadora de cassettes. Cada canción fue grabada en una sola toma entre sintetizadores, guitarras y efectos ambientales que hacen de este trabajo una propuesta netamente experimental y lo-fi gracias a recursos de composición ligados al estilo de vida de Lia; siempre acompañada de una grabadora portátil y utilizando sus momentos libres para llevar a cabo grabaciones en su casa o donde la inspiración llame. Zangra se encuentra en descarga gratuita a través del Bandcamp de Lia Nadja y también puedes conseguirlo en cassette vía Cemetery Sisters.

Hoy en día radicada en Santiago junto a su hijo y a espera de un segundo, Lia canaliza estos nuevos desafíos en composiciones que podrían catalogarse para bebés, ligando este proyecto a un venidero trabajo literario redactando fábulas para niños. Sus días más inquietos inspiran canciones bailables, las cuales lleva a cabo con todo su arsenal análogo. Mientras espera la llegada de su hijo, Lia se encuentra preparando una presentación para el festival Primavera Fauna y planeando desde ya visitas a países como Perú y México.

Sin duda Lia Hernandez es una mujer que no descansa creativamente, tomando todas sus vivencias como eje inspirador para su música y proyectos artísticos. Motivo de esta prolífica e inquietante carrera musical quisimos conversar con Lia para ahondar un poco más sobre su perspectiva acerca de la industria musical chilena y la labor de la mujer en esta escena que cada vez se abre más desde Santiago hacia el mundo.

¿En qué momento comenzó tu relación con la música electrónica?

Fue el 2009, viviendo en el campo camino a Puerto Saavedra, cerca de Temuco. La casa donde vivía era enorme y yo la ocupaba en un mínimo, casi sin muebles… cualquier ruido hacía eco y rebotaba.

Recuerdo estar grabando canciones de guitarra en mi computador con la grabadora de sonidos, comenzar a hacer ruidos con la voz, vibraciones y palabritas cortas que se repetían… cuando les mostré esas canciones a mis amigos me dijeron que yo quería hacer un delay y un reverb.

Sucedió que aunque no pudiera hacer esos efectos naturalmente… comenzó en mí una forma distinta de componer, la de hacer ruidos y pensarlos con efectos, ademas de comprender el sonido como textura-manipulables… como figuras que luego puedo situar en un plano (la pantalla del programa).

Dejé de preocuparme del formato intro-verso-coro… empecé a encontrar un refugio en comprender un ruido agudo cristalino, una vibración y en cómo los diferentes detalles me generaban emociones distintas.
Esa primera abstracción me sacó de un formato de “música” y me traspaso a “lo otro”.

¿Puedes contarnos un poco más acerca del origen de Lia Nadja?

Estando en Santiago el 2012 – 2013 empecé a dominar el Cubase, ya desde 2009 -2010 llevaba memorizando su sistema (tenía hasta las instrucciones de “como abrir un proyecto” pegadas en el refrigerador). Partí pasando pedazos de cintas de cassettes al computador a través de mi micrófono Samson G-track que es interfaz. Mi software y el micrófono son determinantes ya que con él pude pasar todos los teclados Casio que me fueron prestados con el paso del tiempo.

Recuerdo haber escuchado a Brian Eno para dormir y pensar que yo quería llegar a hacer algo así de hermoso… pero en mi idioma. Estando en la universidad empecé a dibujar canciones, estructuras, (con puntos hacia los golpes de ritmo, con líneas y curvas hacía las melodías y si había un detalle o algo se cruzaba, escribía apuntes entre paréntesis). Al llegar a mi casa intentaba traspasar las “partituras” al computador.

Con todo ese trabajo publiqué mis álbumes Niev, Zu y el DMS minimal. Recuerdo tener como cien amigos en Facebook la primera vez que compartí un álbum y sentir que era una semilla…. que del Internet nadie lo movería.

La industria musical relacionada principalmente a la electrónica no tiene muchos rostros femeninos, sobre todo en Chile; ¿cómo ha sido este proceso desde tu experiencia?

Desde mi perspectiva la industria del arte suele ser un conjunto ya predeterminado, aunque suene absurdo y cuesta estar dentro de él si quieres estar en constante transformación.

En mi caso por ejemplo, desde que empecé a subir canciones de guitarra, me sugerían grabar algo “folk” (aprovechar el boom del “folk chileno”, luego otro sub-conjunto “Folk chileno femenino”) también me invitaban a participar de “compilados femeninos” o “tocatas de puras mujeres”. Por suerte, yo comenzaba a tener mi perspectiva ideológica con bases más fuertes y me alejaba de cualquier espacio que recalcara mi género como un detalle primordial, puesto que mi solidaridad apunta a los seres humanos y el ejemplo que yo quería dejar con mi trabajo no necesitaba destacar que yo era mujer. Yo buscaba no polarizarme, moverme mucho entre la ambigüedad del género y poder decir “cualquiera puede explorar el hacer música experimental/electrónica con toques femeninos, masculinos, acuáticos, terrestres, extraterrestres etc…”.

Con respecto a la industria, creo que la escena electrónica es un juego diferente, como que de alguna manera podemos ser magos y sorprender con cosas extrañas como si el receptor quisiera siempre sorpresa, y bueno, quizás tampoco exista un enorme numero de receptores, no es algo que me afecte tampoco. En mi caso, mi música llego mucho más lejos que mi rostro, yo seguía cocinando, limpiando el patio, bañando a mi hijo… mientras en Estados Unidos grababan mis cassettes.

No busqué ser parte de ninguna industria, pero si pudiera elegir una escena, me quedaría donde estoy, ya que siento que es a base de real solidaridad entre “magos-amigos”, personas que básicamente buscan realizarse con su trabajo, expresión artística y que juntos estamos buscando hacer agujeros negros en este país pequeño, que juega también a limitarnos.

Trabajar solo de la música en Chile es un tema que requiere trabajo arduo y dedicado ¿como haces para poder vivir en Santiago, ser mamá y ademas tener tiempo para componer tu música?

Creo que fueron hartos tópicos que se fueron presentando durante los últimos años, pero es latente que desde pequeña quise que mi vida fuera una aventura, tenía una obsesión con el tiempo y el olvido, quería pasarlo bien todos los días y estar con mis amigos de manera ridícula, muy hiperquinética.

Sin embargo, desde los 12 años comencé una adolescencia muy tormentosa ingiriendo muchas drogas y arrancándome de casa. Mi primer tatuaje es de esa edad, deje de ir al colegio, empecé a tocar guitarra y solo quería tener mohicano e ir a tocatas rudas, esconder armas en mi ropa para que mis amigos pudieran pelear, dormir en la calle, perderme meses y sentir que cada día era una novedad.

La llegada del Isai a mi vientre fue un cambio completo de visión de mundo… quedé por meses en vacío y recordé mi primer plan “tener una vida de aventuras”. Entonces, busqué personas que pudieran ayudarme, encontré amigos y bandas que de a poco fueron mi familia y me incitaron a dejar Concepción. Creo que entendí que aveces una ciudad puede ser como un escenario donde te entregan un papel, si yo me movía de esa ciudad entonces podía obtener cualquier otro papel donde yo pudiera ser mejor persona.

Santiago es dificil, pero cuando ya tienes la barra alta, sabes por lo que tienes que trabajar, no puedes aceptar menos. Yo sé que necesito estar en Santiago por ahora. La velocidad y la cantidad de personas de esta ciudad se ajusta a mis necesidades ya que me dedico a gestionar eventos, ademas de tatuar, de diseñar y hacer ropa, presentarme en vivo y avanzar en mi carrera de Psicología. Además, nada me sujeta a estar acá todo el año, siempre puedo volar un rato.

Cuidar mi día a día es mi trabajo, sentir que todo me aporta y nada me resta, no tener tiempo para personas que desgastan, ni para pozos espesos que retrasen mis capacidades. Creo que es una regla del juego, si yo quiero que se me presente una vida de compromisos reales… entonces tú primero que nadie debes valorar el tiempo y las acciones, entregarte también siendo muy consciente y real, con buenos valores y cuidando no desgastar a nadie, ser responsable contigo mismo y no hacer cosas a la rápida ni por pretensiones.

Cuidar quien soy me ayuda mucho a estar tranquila para componer, no podría tener una ansiedad con la música, ya que es la planta que me sana, cuando llego a los instrumentos no busco nada… soy la persona más humilde y solo espero que ese momento sea especial. Mi proceso creativo no aspira a concretar nada, pueden ser ocho horas de no hacer ninguna canción, sin miedo de fallar o lograr algo… yo miro a mi alrededor y las personas sienten miedo de todo… de no hacer una canción, de hacerla y que no le guste a nadie. Es muy complejo, por eso mejor no desear nada externo, hacer música como si fuera algo parte de la especie humana y si sientes que es bueno compartirlo, pero no  hacer del “hacer música” otra exigencia social más.

Siendo oriunda del sur de Chile y hoy radicada en Santiago ¿qué balance ves entre las escenas musicales de Conce y Santiago?

Hace tiempo que despegué de Concepción, pero los últimos años he vuelto a participar de eventos junto a chicos más electrónicos (Discos Cetaceos) y cosas que he gestionado yo también.

Las personas de Concepción son como los peluches de mi habitación… por dar un ejemplo el Chispa (The Mugris), la Valentina Villaroel, el Rodrí (Holuigue), el Pablito Romero (Nabucodonosor), el Toto (Friedlaender), el Polystation, mis amigos de bandas, la Gabi de Animales Exóticos Desamparados y los chicos de Determinacion de mil inviernos, todos me hacen feliz y me tratan con demasiado amor, ya que me conocen desde los 14 años.

Antiguamente, sucedía mucho en Concepción que faltaban locales, bandas y posibilidades de gestión, todo era muy difícil y en invierno casi no habían fiestas o tocatas. Pero estos últimos años se ha levantado el movimiento musical y han surgido muchas posibilidades… desde okupas hasta locales que te pagan un poco de plata. Eso permite recibir bandas de afuera y hacer un diálogo con otras ciudades, aunque no debe haber dejado de ser un trabajo difícil.

Algo que entendí cuando llegué a la capital, fue que las personas dedicadas a la música, gestión y arte en general dan vida a lugares que de otra manera no existirían y eso va tanto por los gestores, artistas y por los que asisten. Desde las fiestas hasta las exposiciones de arte, Santiago presenta una cantidad de contra-cultura enorme y que aborda desde temas de género, de intereses artísticos, de experimentación, temáticas sociales. Creo que el que exista tanta gente concentrada en un lugar genera una especie de red de apoyo que puede evitar que te hundas, que te da retribución, quizás no siempre económica, pero sí espiritual.

Si tuvieras que fusionar a mujeres del folclor chileno con mujeres dedicadas a la electrónica experimental ¿cuales serían tus principales elecciones?

A Violeta Parra con Dilia Derbyshire:

https://www.youtube.com/watch?v=K6pTdzt7BiI

También, a las mujeres de Mazapán (Cecilia Álamos, Victoria Carvallo, Lulú Corcuera, Carmen Lavanchy, Verónica Prieto, Michelle Salazar) con Maria Minerva y Zola Jesus.

Foto de portada: Darinka Osorio