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Cuando ella habla, escucho la revolución IV: “empezar a construir desde nosotras”

Cuando ella habla, escucho la revolución IV: “empezar a construir desde nosotras”

Revisa los capítulos previos acá:
Cuando ella habla, escucho la revolución I: el 646 y Pablo Gálvez
Cuando ella habla, escucho la revolución II: no son enfermos
Cuando ella habla, escucho la revolución III: Dulce y Agraz

Si nos reunimos ese día domingo para hablar de violencia, no demoraron en aparecer experiencias relacionadas al trabajo en diferentes eslabones de la música. Mal que mal, en esta cita estaban presentes mujeres activas en la creación, organización y difusión del área. Quizás, después de leerl este capítulo, pienses que esto solo ocurre en un círculo definido. No es así. Es un problema estructural, situaciones que encontrarás en cualquier escena musical, en cualquier ambiente de trabajo. Pero esa tarde, en esa casa, ellas fueron las que decidieron hablar.

Una de las primeras en referirse a esta tema fue Constanza Rifo, periodista y una de las creadoras de Picnic TV

“Desde fines del 2016 hasta el día lunes 6 de octubre trabajé en el área de comunicaciones del sello Piloto. Desde hace un tiempo ya no me sentía cómoda en el espacio, principalmente por el trabajo que tuve que hacer con Sebastián Silva (organizador del festival Levantando Polvo y la Cooperativa del Amor), el encargado del booking en ese momento. Fui la primera que dijo que se iba a ir si él seguía trabajando ahí, porque no lo soportaba. No me pescaban, pasaron varias cosas. Yo siempre lo encontré machista en muchos aspectos, pero nunca me había tocado algo directo que me hiciera sentir mal, obviando todas las veces que puso el pico en la mesa y me tuvo a mí haciendo el catering en vez de produciendo”.

“Hubo un momento puntual en los Premios Pulsar. Estábamos en el cóctel, todos tomando, y pasa un tipo con una bandeja con varios tragos. Yo vi un copete rosado y pregunté qué era eso. Y un hueón por atrás grita ‘¡un copete de mina!’, me doy vuelta, porque pensé que era un hueón que iba pasando para echarle la choreá y caché que era él. Lo putié caleta, le dije ‘¿qué es para ti un copete de mina?’ y me respondió ‘algo suavecito’. ‘¿Y tú me encontrai suavecita hueón? ¿En serio me encontrai suavecita?. Me tenís enferma con tus tallas de lo que significa para ti ser mujer. Me pones el pico encima en todas las reuniones y más encima me sales con esta estupidez ¿no te da vergüenza? Hay gente escuchándote’, le respondí. Y nadie dijo nada, todos callados. Estaban ahí el Elías Leyton, el Ariel Díaz (ambos de sello Piloto), el Mati y el Franco (ambos de El Cómodo Silencio de los que Hablan Poco). NdE: Luego de la publicación, Elías Leyton se acercó a Constanza para aclarar que él no estaba en el lugar en ese momento y también Matías, quien declaró que él no escuchó lo que estaba sucediendo). 

“Esas cosas pasaron en muchas reuniones. Después de que pasó eso, el Seba me habló por Facebook. ‘Quiero discutir contigo este tema’, me dijo. Y me empezó a hablar de la historia del feminismo. Y seguía y seguía y seguía, ‘es que encuentro bacán como eres tú, porque tienes visión y eres una persona que tiene principios’, decía.

“De cierta forma, él decía que me encontraba inteligente, entonces me preguntaba cosas antes de hacerlas. Y cuando él y el Franco empezaron a cocinar la idea de hacer un nuevo sello -mientras el Sebastián trabajaba en Piloto y asistía a las reuniones- me dijo ‘Coni, te voy a contar algo porque confío en ti, te encuentro una mina bacán, ¿qué pensai?, El Cómodo se va a ir sí o sí de Piloto, vamos a hacer un sello’. Le dije que encontraba que era de una patudez gigante, que se reunía con nosotros, estábamos trabajando juntos y al mismo tiempo él estaba cocinando algo por detrás. ‘Encuentro que eres una mierda, un barsa y anda a decirle a los cabros antes de que vaya yo a contarles de una’, respondí. Me dijo que yo no lo entendía. ‘Tú hace un año no eras nadie, si Piloto no te hubiese dado el piso para que tuvieras confianza con sus bandas, las bandas ni cagando se irían contigo. No cachai en lo que estás metido, tú tienes un tema con la validación social, ese es un problema y tienes que trabajarlo. Si buscas aprobación de la cosa cerda que estás haciendo, porque son cabros que te pusieron las fichas cuando nadie te conocía, lo encuentro como el pico y jamás en la vida trabajaría contigo, me tenís chata’, le dije”.

“Y después pasó otra cosa que tiene que ver con cómo se nos menosprecia a nosotras en las pegas. El Seba hizo una reunión con los cabros de Piloto para irse. Y lo hizo de un momento a otro. Solo citó a Ariel y Elías, no les dijo para qué era, pero les pidió juntarse. El Julio Saavedra -también de Piloto- llegó porque estaba por ahí cerca. Yo entendí que esa fue una reunión en la que me dejaron fuera, en la que se habló un tema importante, en el que yo sí tenía cosas qué decir. Porque yo sí sabía las cosas desde antes. Y el Seba me dice, cuando terminan, ‘quiero dejar constancia de que hubo una reunión importante y tú no estuviste. Y fue porque los cabros no quisieron’. Yo me enchuché, fui a hablar con los cabros, les dije que no quería trabajar con gente que no me involucraba en las decisiones importantes, que yo no era colaboradora, porque estaba invirtiendo tiempo y me dicen ‘Coni, no sé por qué estás diciendo eso si el Seba ni siquiera nos dijo para qué era la reunión’”.

“Sebastián, también, me decía que yo lo había dejado en vergüenza porque estaba súper curao para la fecha de El Cómodo en Matucana 100. Estaba hecho pico, tuve que ir yo a darle cara a los sonidistas y al iluminador. El hueón estaba inoperante. Me había dicho ‘yo voy a tener la plata’. Cuando le fui a preguntar, me dijo ‘ay no sé, conversémoslo’. Y ahí le grité, le dije que no tenía nada que conversar con él: ‘¿por qué mierda me haces ponerle la cara a un hueón si ni siquiera tienes la plata?. No estoy acostumbrada a trabajar con borrachos en eventos de cuatrocientas personas, ubícate’. Agachó el moño y después me dijo ‘estoy chato de ti, porque me andas ninguneando delante de mi pareja, gritándome’. Estaba su polola ahí”.

“También hizo otras cosas. Invitó a los cabros a rellenar fondos y no llamó a nadie de Piloto a la reunión y él quedó como el salvador. De pasadita se metió en sus postulaciones, porque él está inscrito para ir con ellos si ganan el fondo a México. Con Patio, Niños (del Cerro) y El Cómodo. Me junté un día con el Franco y me dice ‘igual no había nadie de Piloto ese día’. Y yo le digo ‘obvio que no había nadie, porque el Seba no nos dijo. Al hueón le interesa quedar bien con ustedes’. A las diez de la noche me habló Sebastián para decirme que estaban haciendo eso, pero solo para que le redactara unos textos, porque escribe como el hoyo y necesitaba ayuda”.

“Siempre necesitaba cosas de mí y es un ninguneo de pega que yo viví todo el tiempo en el que trabajé con él. Me tenía haciendo cosas que él no podía hacer, siempre trataba de validarse con las bandas, porque quiere hacer una cosa propia para sacarle lucas a los grupos”.

“Tuve mucho tiempo este conflicto de salirme o no de Piloto, porque fuera de todo, yo creo en el proyecto de las bandas, excepto por Siempre Llueve Al Atardecer, después de lo que contó la Manu. Y no sé, no quiero estar en proyectos de hombres. En la última reunión de Piloto dije ‘si ustedes me van a seguir tratando como colaboradora de medio tiempo, yo me voy, porque estoy invirtiendo mi tiempo, lo estoy haciendo gratis y no para hacerle las pegas que ustedes no pueden hacer’. El Alex y el Ariel eran los únicos que decían que sí, que yo era parte. Y el Elías decía ‘es que hay algo que tengo con los cabros que no siento contigo. El Julio sabe cuando yo quiero hacer algo, sabe cómo lo tengo que hacer, no tengo que explicar nada’”.

“Justo cuando Sebastián dejó su puesto en Piloto, se hizo una reunión con todas las bandas para hablar de ese y otros temas. Terminada la reunión me quedé con el equipo tomando un vodka, estaba Elías Leyton, Ariel Díaz y Julio Saavedra. Pasado el rato Julio se fue y decidí quedarme. Con el Ariel se nos ocurrió escuchar música en su pieza porque Elías quería dormir, escuchamos todo el disco de Mi Amigo Invencible, una banda que a los dos nos gustaba ene. Se hizo tarde y como Ariel tenía una cama de dos plazas me quedé a dormir, tenía hasta la chaqueta puesta y dormí en una orilla y Ariel en otra”.

“Al despertar el panorama fue distinto, Ariel tenía una mano debajo de mi polera en uno de mis pechos, la otra estaba en mi glúteo por debajo del pantalón, le dije ‘sáca tu mano de ahí al tiro hueón’, a lo que respondió ‘sorry sorry’. Se dio media vuelta y continuaba con actitud de dormido, entonces tomé mis cosas y me fui, antes de salir de la pieza volteé a mirarlo y estaba con una cara de ‘oye pero ¿qué onda?’. Pero solo me fui”.

“La misma tarde de ese día le mandé un mensaje por Whatsapp que decía que encontraba horrible lo que había hecho, que eso no se hace, que yo nunca lo jotié ni nada. Respondió que no se acordaba, pero que me creía y me pedía perdón. Durante un tiempo seguí en el sello y traté de hacer como que no había pasado nada, pero mi actitud cambió sin premeditarlo, dejé de cumplir con mis pegas, no difundía nada, no leía mails, no pescaba”.

Cuando Siempre Llueve Al Atardecer sacó su comunicado me di cuenta que estaba haciendo mal si seguía ahí. Ariel me convenció de que él no era una mala persona, que había sido una situación puntual de la que se arrepentía mucho, que no pensara que era un acosador y le creí. Tuvimos una reunión y conté la situación con él presente, él se ‘hizo cargo’ diciendo ‘te creo, pero no me acuerdo’. Les pedí que no lo hicieran público, porque quería ser responsable con las consecuencias que eso podía tener. Ariel se fue del sello y Julio y Elías me dijeron que iban a hacer lo que yo les dijera sobre cómo se lo contábamos a las bandas, no lo dije públicamente, pero los insté a hablar conmigo si querían saber más a través de una carta”.

“Hoy leí el testimonio de Pía Vargas y hablé con Gerty Oyarce (también trabajó en Piloto), me di cuenta de que estaba cometiendo un error en creerle y encubrir su actitud, que nunca me sentí bien con esto, pero tenía miedo, de que me juzguen, de que me pregunten cosas, de que inventen tonteras. Al final hablar también es un peso, a veces ni siquiera es liberador, porque te llenas de gente que te dice cosas horribles, pero creo que esto no podía pasar piola. Ariel Díaz me mintió y me manipuló para que yo creyera su historia del hueón piola, el hueón correcto que no es”.

***

Gerty Oyarce no asistió a la reunión en la que conversamos sobre estos temas, pero al saber que esto se publicaría, decidió contar también su experiencia trabajando en el sello:

“Trabajé con Piloto durante dos años y creo que nunca había querido tanto un proyecto y a sus bandas, con las que jamás tuve ningún problema. Lo que pasó adentro conmigo fue triste, y me afectó mucho a mí como profesional”.

“Entré porque querían a alguien encargado de Facebook, justo antes de la feria Pulsar 2014, es decir, muy poco después de fundarse Piloto. Poco a poco, fui metiéndome en más cosas del proyecto y terminé colaborando en comunicaciones, hasta que Julio se fue y yo tomé su puesto. Fui la única mujer del equipo por mucho tiempo, sin contar a la Yaney (música que pertenecía a bandas como Patio Solar y El Cómodo Silencio de los que Hablan Poco). Yo escribí gran parte de las biografías que tienen las bandas”.

“Paradójicamente, administrar Facebook fue lo que menos hice, porque uno de ellos siempre tenía problemas con mis posts, muchas veces se molestaba porque tenían “demasiados emojis”, o porque publicaba algo que me había pedido otra persona del equipo directivo/fundador pero con la que él no estaba de acuerdo. Dejé de administrar las redes sociales por lo mismo, porque me daba miedo hacer cosas por mi cuenta, por lo que me pudieran decir, cuando supuestamente era parte de mi trabajo (no remunerado, por cierto)”.

“Pedí un manual de estilo para saber qué escribir y qué no, cosa que ellos jamás hicieron. Como encargada de comunicaciones, fui como dos veces en el año a alguna reunión sobre una banda o decisiones importantes del sello, yo solo tenía que acatar o seguir instrucciones, proponer ideas no era parte de mi trabajo”.

“Un día me invitaron a una radio a hablar como miembro del ‘colectivo’. Ellos mismos me pidieron que no hablara por ellos (pese a que supuestamente era la encargada de comunicaciones), porque el tema del que se hablaría (el compilado NMC) era algo a lo que “no querían referirse”, pero yo también entendí en ese momento que nunca se me había reconocido como parte del sello”.

“De un día para otro, como en octubre del 2016, dejaron de pedirme cosas. Un día me di cuenta de que mi correo había sido borrado o algo así. Luego yo misma decidí salirme de todas las administraciones que tenía, cuando caché que en realidad me estaban echando. Me dejaron de seguir de todo. Nunca me dieron las gracias por mis años de trabajo con ellos, y nunca me explicaron el porqué de mi salida”.

***

Bárbara Pérez de Arce, integrante de bandas como El Cómodo Silencio De Los Que Hablan Poco y Velódromo, también compartió su experiencia como música:

“A Valdivia fuimos a tocar, aunque había recibido amenazas de violencia física por teléfono. El loco que en Valdivia estaba moviendo nuestra tocata, Vicente Galindo, es un tipo horrible. Estuvo como tres meses diciendo que íbamos a tener tres tocatas por banda, casi que nos íbamos a hacer millonarios. Eran tres fechas para Velódromo y tres para El Cómodo. Además de pasajes y alojamiento, eran cien lucas para Velódromo y 150 para El Cómodo por cada fecha, y yo desde Santiago estaba respondiendo por ambas bandas. Él me hablaba todos los días, me llamaba y me dejaba súper ilusionada, diciéndome que todo iba bien, que ya estaban todas las fechas listas, que se habían conseguido un montón de auspiciadores, nuevas fechas, streaming y que estaban todos súper motivados, que lo amaban. Yo hablaba con gente de otras bandas y que supuestamente iban y no, nadie lo amaba”.

“Se comprometía con fechas para tener todo listo y mandarme información concreta una y otra vez. Con Velódromo estábamos urgidos porque teníamos que pedir permisos en la pega y la universidad, tocábamos en Santiago esa misma semana y teníamos que saber volver. Así que cada vez que me decía que tenía todo listo, que a la noche mandaba la información y no llegaba, yo se la pedía con el mejor de los modos. Él se empezó a molestar y a decirme que yo era la única del montón de bandas que supuestamente iban que tenía ‘esa actitud’. Sólo le pedía que cumpliera los plazos con la mayor de las calmas. Así fue por muchas semanas, y yo también tenía la presión de tener que comunicarles a las bandas que esos tratos maravillosos de los que les hablé, en realidad, no existían”.

“Sobrepasado por el hecho de que ya no era solo yo la única que le preguntaba por las fechas, porque no teníamos absolutamente nada confirmado más allá de lo que él decía, un día me llama y me grita ‘¡tú no sabís quién soy yo, sabís lo que le pasa a los hueones que me tratan así? terminan con una botella en el cuello!’, ‘les doy la mano y me agarran por el pico’. Estaba fuera de sí, estuvo más de una hora amenazándome y ofreciendo pelea por teléfono, con que éramos malagradecidos, y dando cuenta de que lo que él sentía era que nos estaba haciendo un favor gigante, que a él no le interesaba llevar a Velódromo realmente, que no éramos nadie”.

“Mi mamá escuchó todo, desesperada, llorábamos juntas porque tenía que responderle con el mejor de los tonos a un hueón desaforado, agresivo e intimidante, con una clara intención de también utilizarme como vehículo para intimidar a otros. Yo no sé si él hubiese usado el mismo canal, ni los mismos términos para hablar con cualquier hombre tan directamente, él sentía que conmigo podía hacer llegar su amenaza de modo indirecto”.

“Nos dijo que iba a bajar a Velódromo porque ‘lo habíamos tratado como el pico’. Su festival se cayó, su trato con muchos de los bares con los que supuestamente había hablado y que ‘se estaban peleando’ por tenernos en sus locales también, pero no fue capaz de decírmelo, su salida fue asustarme”.

“De repente, con Velódromo aparecimos en el cartel de una de las fechas que organizaba aunque ya nos había dicho que no tocábamos. Le pedí hasta el final que nos borrara y de nuevo salía con que el diseñador tenía que ver eso, que estaba ocupado y no podía. Pasaron un montón de días, fue la tocata, y la gente se preguntaba por qué no aparecíamos si estábamos anunciados”.

“Con una inmensa frustración y pena, le conté de toda esta hueá al Sebastián Silva, quien desde Piloto había trabajado con El Cómodo y quería seguir haciéndolo. El loco me hacía sentir como que estaba exageradamente alterada, siendo que yo al Vicente nunca le subí el tono de voz y siempre traté de calmar los ánimos, independiente de las amenazas. Le dije que no quería ir a Valdivia. También le conté a una niña que trabaja en la revista Libre Albedrío con él, llorando por Skype, que me había amenazado y humillado de esa forma”.

“Yo ya había confirmado que eran más las bandas a las que le había prometido cosas que no salían, Amarga Marga por ejemplo, que finalmente optó por bajarse. Ahí, Sebastián me dice que lo deje hablar a él por El Cómodo porque era importante que tocáramos allá. Yo ya me sentía bastante pasada a llevar, porque desde la frustración le había contado absolutamente lo humillada que me sentía y no, parece que no le importó. Quería que esto funcionara a como diera lugar. Yo fui insistente en decirle que no quería ir y él fue insistente en decirme que no era para tanto, que independientemente del trato del Vicente, el relato de la banda era distinto. Así terminé yendo, con la mejor de las caras, pero ahora siento que no debí haber cedido”.

***

Por otra parte y aunque no asistió a la reunión, María José Ayarza, más conocida como Chini, música y líder del proyecto Chini and the Technicians, también quiso contar algunos episodios en los que desde su vereda de música y artista ha sentido el machismo:

“Yo venía huyendo, a falta de una mejor palabra, de una relación con una persona violenta, que hacía abuso de sustancias cuando entré al sello Uva Robot y empecé a hacer música. Y mi sello tiene hombres maravillosos con los que siempre he podido trabajar de igual a igual, pero también me he dado cuenta que el panorama afuera, los productores, periodistas, etcétera, dejan mucho que desear”.

“Creo que algo clásico que sucede es que consideren que alguien más te está haciendo la música. Que los arreglos vienen por parte del productor. Por lo mismo, se tiende a leer a las bandas desde los hombres que las componen. Un ejemplo que podría dar, fue que una vez, previo a subirnos a un escenario, llega un tipo de edad avanzada de una radio más bien rockera y va directo donde mi compañero y le dice ‘Chini ¿cierto?’. No había escuchado a la banda, así que asumió que él debía ser Chini. Me sentí muy mal. Después, cuando llegó la hora de las preguntas, había que presentarnos. Cada uno tenía que ser una palabra de nuestro nombre o algo así, la cosa es que finalmente yo me quedé con un artículo, como “the” o “and” del nombre “Chini and the Technicians” y ese sería mi aporte, fui un cero a la izquierda. El loco me interrumpía, dirigía todas las preguntas hacia mis compañeros. Teníamos que ir a tocar en breve y no había tiempo de hacer un escándalo tampoco. Efectivamente, creo que estaba desilusionado de que yo fuera Chini”.

“También me ha pasado en fechas de otros sellos, que llegábamos primero a hacer prueba de sonido y pasaba una banda, después otra, después otra y yo como ‘oye respetamos el horario, qué onda’. Y no, todo es amiguismo. Después hay locos que no se quieren bajar de su prueba de sonido, pero si va uno de mis compañeros y les dice algo, santo milagro, todo está bien. Ni un problema. En cambio, si voy yo, todo es ‘espérate un poco’, que es básicamente, déjate de huevear”.

“Nos han invitado a festivales fuera de Santiago, yo confirmo y de repente sale el flyer y no está nuestra banda. Al preguntar me dicen ‘no, es que te sacamos’, ‘no, es que no se pudo’. Como si la banda con la mujer adelante fuera una moneda de cambio. Yo confirmo con dos meses de anticipación, pero no, al parecer priman otras cosas acá. Tampoco me merezco la deferencia de que me avisen. Producto de esto, desconfío bastante de los póster con puras bandas de hombres, están perdiendo credibilidad porque al final, esto no era una moda para tener likes, sino de poder ser realmente inclusivo”.

***

Ya era de noche y seguíamos todas reunidas ese domingo. Estuvimos siete horas conversando y al final, con los ojos hinchados de tanto llorar, algunas. Otras abrazadas. Karla Sánchez, periodista de Súbela, dijo: “tenemos que salirnos de estos espacios en los que nos tratan como el pico, donde nos ven como simples asistentes y donde se aprovechan de nosotras cuando nos ven vulnerables. Y empezar a construir desde nosotras. Por ejemplo, mi sueño es tener un sello, pero nunca he sabido de dónde agarrarme y quizás este tipo de reuniones me da más nociones y me dan ganas de hacerlo, en vez de estar esperando que nos traten como un ser igual a ellos”.