Now Reading
Road to Primavera: El camino es el destino

Road to Primavera: El camino es el destino

Texto por: Valentina Tagle y Alex Miranda
Fotos por: Maira Troncoso

La llegada del festival español Primavera Sound a Latinoamérica propone un cambio en la oferta de festivales de la región, particularmente por sus múltiples fechas que incluyen no sólo el tradicional sábado y domingo, sino que un set de shows durante la misma semana titulado “Primavera en la ciudad”, una bienvenida y hasta una previa, llamada “Road to primavera”, que dio partida a la primera edición PS con sello local.

Y que una previa tenga shows con artistas de la talla de Cat Power, Jack White y The Pixies nos dice mucho de las expectativas que tiene tanto la producción como la que podemos tener los asistentes al show.

Este domingo 16 la cita era en el Movistar Arena, solo una de las locaciones que tendrá el evento durante su estadía en nuestro país. Como espacio para un festival puede no ser el más apropiado, ya que al ser un estadio cerrado genera cierta sensación de aislamiento del resto de cosas que estaban sucediendo. Afuera había todo un espacio dedicado a la comida, las cada vez más recurrentes “activaciones de marcas” y la zona vip, que parecían estar ocurriendo en un evento paralelo donde poco importan las agrupaciones que venían a tocar. Sin embargo, para la música, fue el lugar indicado. 

Respecto a las bandas, todas llegaron con discos estrenados este año, pero solo Niños del Cerro centró gran parte de su repertorio en composiciones nuevas, lo que habla de cómo los nombres internacionales que llegaron a tocar a este evento venían con una idea clara de qué hacer: darle al público lo que vino a buscar. Pero nos estamos adelantando, vamos banda por banda.


Niños del Cerro: Apostando a lo nuevo, literalmente

El puntapié inicial del festival lo dieron los Niños del Cerro quienes partieron puntuales a las 18 horas, algo que se agradece en este país tan amigo de los atrasos. La banda de La Florida llegaba presentando Suave pendiente, su último disco estrenado hace menos de una semana, por lo que hicieron una apuesta muy interesante al volcarse a tocar canciones nuevas en casi la totalidad de su set de 45 minutos.

Como sucede en estas instancias, el comienzo del primer show fue tibio, con un público que seguía llegando, lo que hacía que los fans de la banda y quienes llegaron temprano a guardar puestos para los números más grandes fueran quienes pusieron la energía necesaria, encarnando la frase “pocos pero locos”. Dicho esto, la falta de gente hacía que el sonido ruidoso de las guitarras no se entendiera muy bien, y si a eso le sumamos que el único hit que tocaron fue ‘Flores, Labios, Dedos’, quedamos con un show consistente, reflexivo, pero que careció de la fuerza necesaria para prender a la mayoría del público.


Cat Power: La gata bajo la cúpula

La que tuvo una entrada sin prisa pero sin pausa fue Cat Power, quien a las 19:15 horas partió su show apoderándose del escenario con su presencia que no por minimalista fue menos intensa. Con micrófono doble en mano, la estadounidense transformó la tarde en una velada nocturna y seductora, apelando a la emotividad por sobre el virtuosismo musical (y lo décimos como un halago).

Como cualquier fan ya sabe, durante toda su discografía la cantante ha presentado covers de sus canciones favoritas, y el 2022 trajo su tercer disco enfocado en reversiones, Covers, del cuál extrajo algunas canciones que sonaron en su show:  ‘Bad Religion’ de Frank Ocean, ‘White Mustang’ de Lana del Rey y ‘It Wasn’t God Who Made Honky Tonk Angels’ de J.D. Miller, eso sin contar su ya clásica versión de ‘(I Can’t Get No) Satisfaction’ de los Stones, una canción que apareció en su The Covers Record del 2000.

Lo interesante es que Chan Marshall logra crear un show completamente cohesionado, entregando un balance excelente entre sus covers ya mencionados y sus clásicos originales como ‘Metalhead’; ‘The Moon’ o ‘The Greatest’. 

Punto aparte para el perfecto español que lucía la cantante, quien en todo momento se mostró juguetona con el público, sin que eso ensuciara las vibras emotivas que su espectáculo quería evocar.


Jack White: The greatest showman

Foto por David James Swanson

Uno que ya abrazó el personaje es el ex White Stripes, quien trajo un show digno de un artista que entendió qué es lo que se necesita para llenar los grandes escenarios del mundo. Es más, como ya han dejado claro los comentarios sobre su show, Jack White llegó a darle rock a un país que sigue buscando al salvador del género. Por lo mismo, haberse echado todo el público al bolsillo (hasta a los indies más escépticos que iban solo por Pixies) y en tan solo 75 minutos, habla del gran artista en el que el cantante se ha convertido.

Llenando cada espacio del recinto con esa energía azul eléctrica que ha caracterizado esta era en su música (y hasta su pelo), White supo crear un setlist sonoramente coherente. Algo no menor si pensamos que solo en 2022 ha lanzado dos nuevos discos de estudio, que tuvieron su paso con ‘If I Die Tomorrow’ del Entering Heaven Alive, y otros cuatro temas de Fear of the Dawn.

Sin embargo, la verdadera fiesta estuvo en las versiones de sus anteriores bandas. Con seis temas de ellos, los White Stripes demostraron ser un clásico dúo muerto, pero que sigue despertando pasiones, y es que el guitarrista tocó realmente de todo su catálogo: desde clásicos indiscutidos como ‘Icky Thump’, pasando por la hermosa balada ‘We’re Going to Be Friends’ y en un momento hasta sacando al baile una canción como ‘Steady, as She Goes’ de The Raconteurs. 

El final -cómo no- fue ‘Seven Nation Army’, un neoclásico que está pronto a cumplir 20 años y que ha trazado un puente en el que tanto colas de la Blondie como heteros fanáticos del FIFA se pueden encontrar, algo que quedó demostrado ayer en el Movistar Arena, creando una de las postales definitivas de la noche.


Pixies: Esos viejos punkys serios

¿No les pasa que cuando ven a los Pixies en vivo -esta banda de personajes que parecen salidos de la reunión de apoderados del curso de tu hermano chico- les resulta increíble todo lo que han inspirado en el canon musical de los últimos 30 años? Probablemente muchos en el público pensaron lo mismo, en especial quienes no iban tan convencidos a ver el show. Del resto, vale decir que Chile claramente es parte del planeta Pixies y eso se notó desde las 22:30, hora en la que la banda salía al escenario entre aplausos y un público extasiado, clara muestra que desde el comienzo nos tenían en su poder.

Donde Jack White era teatralidad y parafernalia, los Pixies eran la sobriedad de quienes ya se saben consagrados. Esto se nota en las canciones que eligieron para su show, ya que el espectáculo estaba más balanceado hacía discos clásicos como Doolittle (1989), Surfer Rosa (1988) y su EP Come on Pilgrim (1987), dejando de lado sus temas nuevos: sólo tocaron dos canciones de su disco de este año Doggerel, una de Head Carrier y ninguna de Beneath the Eyrie e Indie Cindy.

Si a pesar de sus históricas peleas la banda siempre se han visto como cuatro cabros pasándola bien, ahora se nota que -a su manera- ellos también entendieron lo mismo que Jack White: un show multitudinario también se trata de darle al público lo que quiere, un aprendizaje importante, pero que vino con el costo de perder a su querida y recordada bajista Kim Deal en el proceso, aunque supieron suplir muy bien el puesto con la argentina Paz Lenchantin.

Uno podría teorizar sobre que esa pérdida se nota en sus discos de estudio (pasaron de hacer “obras maestras” a meros trabajos considerados “correctos”), pero en vivo se siguen manteniendo como siempre han estado sobre el escenario. Serios, encargados de lo suyo.

Por lo mismo, en una actitud muy emparentada con las bandas punkys que los inspiraron, ahora Pixies son cuatro viejos que vienen a darte duro y no consejos: canción buena tras canción buena, temazo tras temazo. Eso fue una recompensa que el público del Primavera aceptó gustoso. 

¿Y hablemos de cerrar con broche de oro? ¿Qué dicen de ese cierre con la versión UK lenta de ‘Wave of Mutilation’ seguida de ‘Where is my Mind?’ y un cierre con el cover de ‘Winterlong’ de Neil Young?