Pixies
Lo que pasó este viernes en el Sideshow de Pixies fue una metáfora perfecta de la industria de la música actual, en diferentes niveles. En primer lugar, el Teatro La Cúpula estaba lleno e invadido por nostalgia noventera, concepto tan popular por estos días y que ha terminado por convertirse en la gallina de los huevos de oro ¿Por qué? Simple: el poder adquisitivo actual está en manos de quienes crecieron en aquella década, y su decisión es invertirlo en consumir todo lo que apunte a revivir su época más feliz.
En realidad, éste es el tercer EP de Pixies. Primero estuvo el homónimo que lanzaron en el 2002, aunque está formado por canciones grabadas a fines de los ‘80. El segundo es el ya conocido “EP-1” del 2013, material creado sin la adorada bajista Kim Deal y presentado como el regreso oficial de la banda. A pesar de que este trabajo proviene de la misma sesión, fue lanzado aparte y con meses de diferencia. En esos días ya se anunciaba un “EP-3” para abril (que finalmente se adelantó para marzo), mientras el grupo confirmaba más de treinta presentaciones a lo largo de Latinoamérica donde tocarían con Paz Lenchantin, la reemplazante de la reemplazante de Deal.
El álbum que inspiró a Billy Corgan, a PJ Harvey y al mismísimo Kurt Cobain. El hermano grande de “Come On Pilgrim”. Con mal desempeño en las listas cuando salió, ahora es habitual encontrar a “Surfer Rosa” dentro de ránkings de mejores discos. Crudo y sucio, se caracteriza por voces violentas y temáticas bizarras. Ni hablar de su heterodoxo proceso de grabación, donde algunos coros fueron registrados en el baño del estudio. Dentro de todo, una obra marcada por la constante intención, casi con urgencia, de sonar diferente a lo establecido.