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Recrudece hasta que rompe: 2019

Recrudece hasta que rompe: 2019

“Creo en la liberación de la mujer junto a la de la clase”. Michu MC, ‘Mujer’ (2014)

“Sin más futuro que un mundo duro donde el dinero es lo primero”. Manuel Sánchez, ‘Estoy molesto’ (2012)

“Mientras juegas a que somos tus monedas, nos lleva el sol”. Santiago del Nuevo Extremo, ‘Abierto al sol’ (2011)

“Nuestra versión no está en los diarios ni la tele. Pero la encuentras de mil colores en las paredes”. Evelyn Cornejo, ‘La chusma inconsciente’ (2017)


Instantánea del dos mil seis

Van abiertas las ventanas y está entrando a picar. Literalmente: un aire tóxico que viene de afuera, y de arriba, de la calle, se cuela en el vagón del Metro y está entrando a picar en los ojos. Es el gas lacrimógeno que en estos días suministran los Carabineros de Chile de la primera administración Bachelet, cuando quedan todavía cinco estaciones antes de llegar a la esquina de Cumming con la Alameda en Santiago y falta caminar un par de cuadras hacia el norte hasta el Liceo de Aplicación, uno de los muchos establecimientos educacionales que están en toma en este mayo de 2006 en Chile.

Es miércoles 31 de mayo, un día más en la movilización estudiantil que va a quedar en la memoria como el primer gran brote de malestar social en lo poco que va del siglo y, posiblemente, de lo que ha corrido de una transición a la democracia que nadie sabe cuándo termina. Hoy habrá aquí un encuentro de estudiantes actuales y de los años ochenta, como los que aparecen en el documental “Actores secundarios” (2004, de Pachi Bustos y Jorge Leiva), que están de vuelta en el liceo para solidarizar con la nueva generación. Organizado y avisado en menos de un día, a las ocho de la tarde el acto ya tiene una fila de gente agolpada ante la puerta del gimnasio, recinto que habrá servido por años para la clase de educación física y para hacer graduaciones, pero que hoy está tomado para un festival de rock, rap y otras músicas afines a la revuelta.

Sin preámbulo ni demora trepa al escenario el rapero GuerrillerOkulto y abre la sesión con una proclama. “Lo más importante, aunque nuestros viejos se olvidaron, porque en diecisiete años de dictadura se olvidaron, es el deber de organizarse, guacho”, dice, tan asertivo como se oye en su disco Versos en resistencia, publicado en 2004. Pronto invita a Piri, rapero de Excelencia Prehispana y futuro integrante de un grupo que se va a llamar Movimiento Original, y los dos suman voces en una versión de ‘Herminda de La Victoria’, de Víctor Jara, antes de dejar resonando en el gimnasio del liceo coros tan memorables como “Si su perro se le perdió / el McDonald’s se lo comió” o “Motín en la sala / no nos enseñan nada”, grabado dos años antes de estas manifestaciones.

Al otro lado del recinto una alegórica Banda Conmoción, que suma cinco años de recorrido, prende el carnaval en cuestión de segundos con baile, bronces y percusión. Tras la actuación de DJ Fat Pablo, una cantante y rapera iniciada en el grupo Makiza y llamada Anita Tijoux hace el estreno de un venidero primer disco como solista y canta a dúo con Álvaro López, de Los Bunkers. Siguen las actuaciones de las bandas Solocantar, Silvestre y Besos con Lengua, el trío que este mismo 2006 han iniciado Colombina Parra, Ximena Cubillos y Juanita Parra y que ha venido a dar, en paro y en toma, la tercera actuación de su vida.

La audiencia ya lleva días y noches acá adentro, pero hay energía de sobra para el cierre con Fiskales Ad-Hok. La duradera banda punk entra en acción y mientras tocan ‘No estar aquí’, el cantante ya tiene al cuello una corbata del uniforme del liceo que le han lanzado desde la platea y que va a terminar llevándose para la casa. El repertorio prende entre el alumnado y en breve hay un carrusel de gente bailando a patadas en la cancha al son de ‘Carlitos Jesús’, ‘El cóndor’, ‘Al puerto’ o ‘Cuando muera’, que es una canción inspirada por adelantado en el funeral de Pinochet: día que va a llegar más temprano que tarde, porque el dictador morirá –impune– el 10 de diciembre de este mismo 2006. Por lo pronto, aquí la audiencia despide el encuentro con todo el entusiasmo necesario para gritar, como al final de cada concierto que ha estado bueno, “No nos vamos ni cagando”. Obvio que no: si están en toma.


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David Ponce (1968) es periodista y desde 1993 ha escrito sobre música popular en diarios, revistas y medios digitales. Ha trabajado en la producción de discos como Música x Memoria (2011), publicado por el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, y de programas de radio como “Nuestro Canto” (2016 a la fecha) en Radio ADN. Ha escrito “Prueba de sonido – Primeras historias del rock en Chile (1956-1984)” (2008) y “Lucho Gatica cuenta el bolero” (2018) entre otros, y en 2018 inició la editorial Cuaderno y Pauta para publicar libros de periodismo sobre música popular.