música británica
Una banda formada por ex integrantes de un grupo exitoso siempre acarrea consigo el peso de la historia y las constantes comparaciones, que llegan a ser odiosas. Muchas veces ese legado doblega estos nuevos proyectos, ya sea por no tener esa mística que los llevo a la gloria, por tener un sonido distinto a lo previo o por simple capricho de la prensa, incapaz de aceptar que algo desapareció. Eso ha tenido que soportar Beady Eye, el grupo formado por antiguos miembros de Oasis.
Tras dejar su anterior banda, Noah and the Whale, Laura Marling se presentó como una dulce chiquilla que canta sobre amores con finales felices enmarcados en un arcoiris. Los críticos, bastante amargados la mayor parte del tiempo, cayeron de rodillas ante la visión de este futuro rosa y alabaron sus tres primeros discos. Razones tenían: hermosos versos expresados por una dulce voz acompañada de su fiel guitarra, en un cuidado cuadro folk que derretiría a cualquiera. Pero esa dulce chiquilla creció y, al final de una relación, le extirparon el corazón y se lo rompieron en pedacitos. Cuenta la leyenda que, para volver a armarlo, debía publicar su alma en un álbum; es así que nace “Once I Was an Eagle”, su cuarta placa.
Y al octavo día se hizo la oscuridad, pero seguía habiendo luz. Bajo esta desconocida (y descabellada) premisa se nos presenta una de las óperas primas más interesantes y adictivas de este 2009. Alejados del drone de Fuck Buttons, del ruidismo ilustrado de Portishead o de los nuevos experimentos lumínicos de Massive Attack nos encontramos a cuatro veinteañeros con trazas de nerds que han logrado revolucionar las Islas Británicas en menos de cuarenta minutos. Su debut, “xx”, es tan inquietante como su portada y su propio nombre.