Arcade Fire

Everything Now es el quinto trabajo de Arcade Fire y verá la luz el próximo 28 de julio. Hasta el momento, sabemos que este álbum contó con la producción de Thomas Bangalter de Daft Punk, Steve Mackey de Pulp y Markus Dravs (Coldplay) y hoy, el día en que se presentaron de sorpresa en el Primavera Sound de Barcelona, también nos regalan el primer adelanto de su próximo disco:

Muchas personas que viven de la industria musical -y también quienes la consumen- alegan la carencia de sangre desde la caída del grunge, y en especial durante la hegemonía de Internet y las máquinas como principal motor de creación y distribución. Extrañan un proyecto propositivo, más allá de una bonita foto o artilugios dispensables. Hablan de la ausencia de una nuevo nombre, digno de congregar y mover masas no sólo por imitables cortes de pelo. Arcade Fire se presentó el día domingo en Lollapalooza Chile 2014 y probó que hay esperanza.

¿Qué pasa cuando una banda que podría considerarse alternativa alcanza la masividad total? ¿Qué pasa con su hambre, con su esencia? ¿Cambia o se mantiene? En el caso de Arcade Fire, la respuesta es una combinación de ambas. Y es que al haber alcanzado el status de cabeza de cartel, los canadienses tenían la libertad de hacer lo que quisieran (como ha demostrado tanto la campaña previa a este elepé como su promoción). Eso es “Reflektor”: el disco doble que querían hacer. Un trabajo que muestra a las claras su nueva categoría de “grande”, a costa de su urgencia.
Tal vez un disco titulado “The Suburbs”, con una portada difusa que deja entrever un auto, una casa y un árbol no sea precisamente algo atractivo. La unión entre carátula y título parece muy literal para ser cierta. Pero ese mismo álbum ha recibido gloriosos premios y cuantiosos elogios por parte de la crítica. ¿Qué es lo que lo hace tan grande? ¿Será su temática, su lírica, sus sonidos barrocos? ¿Su innovación extraña, tal vez? Es difícil decirlo, porque a fin de cuentas la respuesta es una mezcla de todo aquello y más.
Tras haber logrado uno de los mejores debuts de su década (y de este siglo) con “Funeral” en el 2004, había expectativas no menores en lo que podría hacer Arcade Fire a continuación. Si bien la verdadera y transversal masividad aún estaba a algunos años de distancia, era innegable que el conjunto ya había atraído la atención tanto de la prensa musical como de aquellos que están siempre a la búsqueda de “la próxima gran cosa”. En unos y en otros se repetía la pregunta: ¿cómo afrontarían los canadienses la posibilidad de sufrir el síndrome del segundo disco?