Conciertos
El trío oriundo de Kilmarnock, Escocia, debutó finalmente en Chile. Con un espectáculo probado y un innegable certificado de calidad, el ensamble encabezado por Simon Neil llegó a demostrar que el enamoramiento de masas es lo suyo, ya sea en un Wembley repleto o en un Teatro La Cúpula de mezquina asistencia.
El terreno del pop parece ser un mundo manipulado por la industria discográfica y ritmos pegajosos, desde el incomparable Michael Jackson y el bailable Justin Timberlake, lleno de colaboraciones, hasta las baladas románticas de un día domingo en la radio AM. Ahora, ¿cuándo nos vemos enfrentados a una buena canción pop? ¿De ésas que acompañan los viajes, que suben el ánimo o lo destruyen, que volvemos a reproducir para replicar dicha sensación?
Queens of The Stone Age tenía una cuenta pendiente con sus seguidores chilenos, contraída en la primera venida -en el marco del Maquinaria Festival- y ratificada en la versión local de Lollapalooza, en el 2013. Bastante esperaron los fanáticos para que esta deuda se pagara, pero definitivamente valió la pena.
No estaba claro con qué se encontrarían los asistentes al Teatro Municipal de Santiago (dentro del Ciclo S.U.E.N.A. organizado por Fauna). Tras el discutible set del pasado Primavera Fauna (cuando parte del público sintió decepción ante un formato que hace perder muchos matices al lado más ampuloso del proyecto de Jason Pierce), un lugar totémico parecía el ideal para resarcirse. O, al menos, para evaluar otras aristas de Spiritualized.
El concierto de Cibo Matto en Chile era una cita con las dos décadas de carrera de una banda original y exitosa. Con los hits que catapultaron a las japonesas a cierto grado de fama, ganando también un espacio dentro de la denominada “buena música” (la popularidad no es necesariamente proporcional a la calidad). A eso de las 22:45 hrs. los asistentes (alrededor de 500) chiflaban y gritaban, expectantes; en su mayoría, personas ansiosas por este espectáculo tras sufrir el hiato de casi diez años y celebrar el reencuentro en el 2011.
Pasaron cuatro años desde su reunión y casi 26 de carrera antes del debut en nuestro país de Soundgarden, y fue en grande. Éste era un momento especial gracias a una multitud de factores coincidentes: dos décadas de “Superunknown” (1994), la fuerza creativa que los tiene en forma compositva con un nuevo disco (“King Animal”, del 2012), proyectos paralelos y un séptimo álbum en la mira.
Comenzaba a cerrarse la cuarta edición de Lollapalooza Chile y una gran cantidad de fanáticos se alejaba de los escenarios principales, dejando el extraordinario final de show que ofrecía en ese momento Arcade Fire y el set del último cabeza de cartel del evento, Soundgarden, para conseguir ubicación en el apartado PlayStation Stage y así tener una cita con la historia. Ahí estaba programada una agrupación influyente y legendaria, de credenciales pocas veces vistas en la versión local del festival: New Order.



